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Higiene Espiritual. Introducción Lo que nos proponemos hacer Que buscáis? Significado del medio La necesidad de una revolución La reforma del medio Escapes y evasiones La relación La división y el conflicto Vivenciar un estado superior Deterioro de la mente. Introducción.
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Introducción • Lo que nos proponemos hacer • Que buscáis? • Significado del medio • La necesidad de una revolución • La reforma del medio • Escapes y evasiones • La relación • La división y el conflicto • Vivenciar un estado superior • Deterioro de la mente
Introducción • La finalidad de este trabajo es que accedamos al conocimiento que guardan sus páginas y surja en sus mentes la inteligencia. Reflexionando sobre lo que vivimos o vemos a diario en nuestra vida cotidiana en este trabajo damos a conocer lo que sucede en esta época y sus diferentes componentes.
Lo que nos proponemos hacer • Muchas personas no entenderán, al principio, el conocimiento que intentamos transmitir. Lo que pueden hacer, si quieren, es pensar a fondo sobre los textos que encuentren, reflexionar al respecto y ver si lo que decimos es verdadero. Pero reflexionar sobre esas palabras no significa intelectualizarlas, o sea, no es sentarse y hacer que pierdan su aroma y significado por medio del intelecto. Para averiguar si lo que aquí decimos es verdadero deben ponerlo en acción. Y esto significa plantar la semilla de la que, con trabajo y sacrificio, florecerá la inteligencia.
Muchos se dicen espirituales cuando en verdad no saben en qué consiste la espiritualidad, aunque puede que no les falte, ciertamente, buena voluntad. Muy posiblemente se encuentren aprisionados por el corsé de doctrinas y la influencia de individuos sectarios, y sientan en su interior que hay algo en sus vidas que no va bien y que su buena voluntad no es suficiente para remediarlo.
La espiritualidad no busca gozar o disfrutar el placer de determinadas experiencias, ni busca encontrar, desarrollar, cultivar o lograr nada, ni dentro ni fuera de uno mismo. Es cierto que la vida espiritual es la mayor aventura en la que una persona se puede embarcar y que supone un desarrollo integral, pero en el momento en que se desea alguna cosa, como alcanzar o experimentar algo, se pierde la esencia misma de la espiritualidad. Tampoco pueden existir reglas, leyes ni doctrinas morales o espirituales. La espiritualidad “sólo” requiere ser conscientes, aquí y ahora, y obrar adecuadamente.
Que buscáis? • La búsqueda de cada uno varía; varía el objeto de la búsqueda. El objeto de nuestro deseo está cambiando constantemente, de manera que quien se acerca a estas palabras normalmente no sabe con claridad lo que busca, lo que desea.
Es imprescindible que despertemos ese pensamiento mediante el cual la mente puede librarse de estas cosas que hemos establecido, que hemos dado por hecho que son verdaderas cuando no lo son en absoluto. El “yo”, el contenido mental con el que la mente se identifica –los distintos temores, las esperanzas, los anhelos, los prejuicios, las preferencias, el temperamento, etc.- el “yo” es el resultado del medio en el que uno vive. Todo conflicto, toda lucha ocurre entre el resultado del medio con el que la mente se identifica y que se convierte en el “yo” y el mismo medio. La lucha tiene lugar entre ese “yo” y el medio.
Nuestro interés vital debe estar puesto en comprender al “yo” y al medio que nos rodea y en el que se desenvuelve este “yo”, no en superar el conflicto y el sufrimiento no solo arreglándose a los golpes si no al diálogo. Cuestionando al “yo” y al medio, procurando comprender su significado, descubriremos su verdadero valor. Cada uno tiene que averiguar qué es lo que está buscando; si no está buscando nada, entonces hay satisfacción y deterioro, no hay éxito en sus vidas pues no tienen en claro quienes son o para donde van?.
La necesidad de una revolución • Una clase completamente distinta de moralidad y de conducta, y una acción que surja de la comprensión de todo el proceso del vivir, son una necesidad urgente en nuestro mundo de crisis y de problemas que constantemente aumentan.
Tratamos de abordar y resolver estos problemas mediante métodos políticos y de organización, mediante reajustes económicos y otras diversas formas. Pero ninguna de estas cosas resolverá jamás las complejas dificultades de la existencia humana, aunque puedan ofrecer un alivio transitorio. Las revoluciones religiosas, políticas, económicas o sociales tampoco son respuesta, porque han producido tiranías espantosas o la simple transferencia de poder y autoridad a manos de un grupo diferente, las cuales podríamos llamar protestas.
Tales revoluciones jamás son la salida para la confusión y el conflicto en que vivimos. Pero hay una revolución que es por completo diferente y debe ocurrir si tenemos que emerger de la inacabable serie de ansiedades, conflictos y frustraciones en que estamos atrapados. Esta revolución tiene que comenzar no con teorías e ideaciones que, a la larga, demuestran ser inútiles, sino con una transformación radical en la mente misma. No producimos un cambio vital desarraigando los viejos métodos de pensamiento, liberando a la mente de las creencias, tradiciones y hábitos.
Al ser humano le engañan las apariencias, y no conoce o se olvida de lo que ocultan, no se dan cuenta de lo que sucede y pasa por sus narices por decirlo así. El ser humano adquiere consciencia de sí mismo en la medida en que le conocen y aman las demás personas. El hijo se va haciendo consciente en la medida que le conocen y aman sus padres. Esta consciencia que adquiere una persona es la de quien vive insertado en la materia, en un cuerpo y en un universo, que es la prolongación de su cuerpo. La consciencia que adquiere alguien que necesita alimentarse, vestirse, abrigarse bajo un techo, hacer movimientos, etc.
La toma de una consciencia crítica frente a la realidad, mediante la reflexión de todo lo que se vive, es un elemento esencia en el proceso de la toma de consciencia. También permite siempre al ser humano una reflexión crítica sobre la realidad en la que se desenvuelve y, por la propia forma de ser de la consciencia, le impulsa a superar las situaciones. Lleva a reflexionar sobre la nueva realidad que hay que construir y la manera de conseguirlo.
La reforma del medio • Aquellos que desean reformar la sociedad deben saber que no se puede crear un medio apropiado. El medio en el que vivimos es creado, toda esta estructura humana ha sido creada por los temores humanos, los anhelos, las esperanzas, los deseos, los logros.
No se puede crear un medio perfecto, porque cada ser humano está creando, conforme a sus fantasías y deseos, nuevas series de condiciones. Pero si una persona tiene una mente en la que ha florecido la inteligencia, puede abrirse paso a través de todos los diferentes medios falsos y, por consiguiente, estar libre de la conciencia del “yo”, la conciencia del “yo” en el sentido de lo mío, que es resultado del medio. Se necesita un medio perfecto que lo satisfaga, que no le genere conflicto interno alguno. Por esto no puede haber un medio perfecto. Pero si hay inteligencia, entonces el medio carece de valor, nada significa, porque en tal caso la inteligencia está libre de las circunstancias, funciona en plenitud.
Podemos despertar esa inteligencia cuestionando todo el valor de cualquier medio en el que nuestra mente esté atrapada. Esto no significa que no debamos luchar, pero no tenemos que dar por sentado la virtud de la lucha por el contrario deberíamos seguir por lograr y conseguir lo que queremos no hay que darle importancia si está atrapada o no pues no es excusa para no salir adelante. . Hay que saber que existe una manera natural de hacer las cosas, una manera espontánea, sencilla, suave, sin esa agresiva, viciosa virtud.
Antes que nada, a fin de luchar, debemos saber contra qué estamos luchando. Seguimos queriendo proteger la consciencia del “yo”, la cual es la falsa reacción al medio; queremos proteger eso, y sin embargo queremos transformar el mundo. En otras palabras, queremos tener nuestra propia cuenta bancaria, nuestras propias posesiones, queremos resguardar este sentido de “lo mío” y “lo tuyo”.
Eso es un pensamiento superficial, y de tal pensamiento debe emanar, naturalmente, una acción superficial de manera fundamental, esto es cuestionado el medio en sí, entonces estamos actuando fundamentalmente y, por ello de forma perdurable. Y en esto hay éxtasis, hay un júbilo del que ahora nada sabemos porque tenemos miedo de obrar fundamental y adecuadamente por temor del qué dirán las personas por mis actos.
Escapesy evasiones • El hombre ordinario siente una profunda angustia, una gran sensación de soledad. Tiene miedo de ella y para intentar escapar busca seguridad, placer y poder –tanto en las cosas como en las ideas y en las personas.
Esa búsqueda es la causa de la confusión, el dolor y la desdicha en las relaciones y, por ello, en el mundo. Cualquier forma de escape respecto de este vacío y de esta angustia interna se vuelve sumamente importante, porque encubre el propio vacío y angustia y, en consecuencia, el ser humano se aferra con desesperación a ella, a la manera en la cual huye. Ningún escape respecto de este sentimiento de vacío resolverá el problema sino que, por el contrario, genera más confusión. Todos los escapes se encuentran en el mismo nivel, no hay escapes espirituales y escapes materiales.
Todos son en esencia similares, si uno se da cuenta que la mente está escapando todo el tiempo de este problema central de la angustia, si es capaz de Vivenciar la propia angustia sin condenarla ni temerla, da el primer paso hacia su disolución: enfrenarse al hecho sin juzgarlo, sin condenarlo, sin darle un nombre. Cuando se le da un nombre a un hecho se le juzga y se le condena. Se le dice a esta vivencia que es angustia, soledad, muerte, y esas palabras implican condena y resistencia. Y al condenar y al resistir no se comprende el hecho.
La mayoría de seres humanos no tiene consciencia de sus escapes. Están tan condicionados, tan acostumbrados a los escapes, que los toma por realidades. Apenas conscientes de ese estado, lo disimulan constantemente con diversas actividades, ya sean artísticas, sociales, religiosas o políticas. Pero esa angustia sólo puede disiparse mediante la comprensión, por eso debe ser comprendida.
La relación • Casi la totalidad de los seres humanos de esta tierra sufrimos, nos sentimos ansiosos, inseguros y con miedo respecto de todas las cosas. El mundo es uno mismo y uno mismo es el mundo, somos el mundo.
En el mundo psicológico, en el mundo espiritual no existe la autoridad. Una de las causas que el ser humano y la sociedad se desintegran es que somos seguidores. Aceptamos la autoridad espiritual, aceptamos al intermediario, al sacerdote, al psicoanalista como nuestro guía en las cuestiones del espíritu.Al parecer, no podemos investigarnos y examinar muy atentamente la totalidad de la existencia humana, qué somos cada uno de nosotros. Examinando e investigando, sin autoridad alguna, tan sólo libertad para examinar: aquí se describe la verdadera relación.
Una de las causas básicas de desintegración y de sufrimiento es la absoluta falta de un espíritu religioso. Espiritualidad, religión, significan acumular toda la energía para ver e investigar la Verdad. Significa descubrir, dar con ese estado de la mente o conciencia en el que existe la Vedad no inventada por el pensamiento. La Vida es relación, relación entre uno y las demás personas, animales y cosas; y comprender la relación es comprenderse a uno mismo y a la totalidad de la Vida. Este mundo en desintegración es nuestra mente.
La relación es la base de nuestra existencia, la base de nuestra sociedad, a menos que haya una comprensión profunda de esto y una transformación de esa relación, no podremos seguir avanzando en el descubrimiento de uno mismo y de lo que es la Verdad. Por eso, esta es la base sólida sobre la cual debemos permanecer: la comprensión de nuestra relación con todo.Es indispensable descubrir qué significa tener una relación verdadera, adecuada.
La realidad de la relación que tenemos unos con otros es que cada persona tiene una imagen de la otra, y la relación que existe entre los seres humanos es una relación entre dos imágenes, entre dos representaciones mentales. Estas representaciones mentales, imágenes o conclusiones son recuerdos, recuerdos que cada uno ha reunido, almacenado en el cerebro. Por lo tanto, no son relaciones reales, apropiadas, y por eso hay siempre división y conflicto. Y éstos generan la herida psicológica: la imagen ha sido herida.
Existen heridas psicológicas pasadas, que sucedieron en la infancia y si no obramos inteligentemente recibiremos heridas en el futuro. A lo largo de toda la vida lo hieren a uno y, por sentirse uno herido, levanta un muro alrededor de sí mismo para resistir, para que no lo hieran más. Y cuando levantamos un muro alrededor de nosotros mismos tiene lugar la división y el conflicto, como ocurre entre razas, religiones y filosofías. Es una ley: donde hay división hay conflicto.
Cualquier forma de comparación hiere, toda imitación y conformidad hiere, no sólo verbalmente, sino en lo profundo. Y cuando uno está herido, desde esa herida hay violencia. Pero existe la posibilidad de que a uno no lo hieran jamás, aunque esto no significa construir ningún muro, sino vivir sin resistencia alguna. De aquí surgen la herida y el dolor psicológicos.
La división y el conflicto • El pensamiento nace en la memoria. La memoria es el resultado del conocimiento y de la experiencia. Por lo tanto, el pensamiento es siempre limitado, porque el conocimiento es perpetuamente limitado, ya que no puede haber conocimiento completo acerca de nada.
El pensamiento es muy limitado, y el mundo en el que vivimos, nuestra vida cotidiana, el trabajo, el ocio, las ansiedades, los temores y sufrimientos que experimentamos, son el resultado de nuestro pensar, el producto de nuestra actividad diaria.El desorden que hay allá fuera no es distinto del desorden que hay en uno mismo, sino que más bien es un solo movimiento que sale y entra.
Es necesario producir orden en nuestra vida, porque sin orden no hay libertad. El orden completo, total, absoluto, no de vez en cuando o una vez por semana, sino en nuestra vida de todos los días, no sólo trae libertad: en ese orden hay amor. Una mente desordenada, confusa, en conflicto, no puede amar o percibir qué es el amor. Nuestra vida, que se basa en la mente, en sus pensamientos, emociones, experiencias, recuerdos, etc. acepta el desorden.
Nuestra mente acepta el desorden neurótico, aceptamos vivir en él, nos acostumbramos a él, con el sentido de la división, de orden y desorden, con un constante ajuste. Esto es antinatural y depende de nuestros deseos, afanes y anhelos particulares, obedece a nuestra propia ambición y envidia.Es preciso comprender esto pues donde quiera que uno vaya el ser humano está sufriendo, ansioso, inseguro, solitario, desesperado en su soledad, agobiado por el dolor.
Psicológicamente cada uno es la humanidad, honesta separado de resto de los seres humanos. La idea de que uno es un individuo con una mente especialmente suya es un absurdo, porque el cerebro ha evolucionado través del tiempo.
Es el cerebro de la humanidad, y ese cerebro forma parte de la humanidad, genéticamente, etc. Por lo tanto uno es el mundo y el mundo es uno mismo. No se trata de una idea, de un concepto o de un desatino utópico; es un hecho. Y esa mente humana se halla por completo confusa.En la división puede haber seguridad, que podemos obtener seguridad a través de religiones, filosofías, naciones, etc., pero este aislamiento debe generar en conflicto y desdicha y, desde luego, en la división no hay seguridad alguna.
Esto es verdaderamente importante si podemos comprenderlo de una vez por todas. Si lo comprendemos, ello hará que nuestras vidas sean por completo diferentes, porque en ello no hay conflicto.Donde hay atención total no hay disipación de energía. Cuando uno se pregunta “¿cómo puedo obtener esta atención total?”, eso es un desperdicio de energía. Cuando uno note que donde hay confusión, ésta se origina en la inatención, entonces esa inatención misma ya es atención.
Donde hay miedo no hay libertad, no hay amor. El miedo sólo introduce oscuridad en nuestra mente y en nuestra vida. Aquí no nos referimos al miedo neurótico, sino al miedo en sí, pero cuando comprendemos la raíz del miedo desaparece el miedo a algo en particular.Es posible vivir sin una conclusión, sin una imagen propia. Mientras tenga esa imagen seré perpetuamente herido.
Vivenciar el estado superior • El hombre inferior simplemente repite, como un loro, siguiendo cierta autoridad. Por esto es necesario obrar a partir de hechos, y no de creencias. La religión no es el culto a las palabras, no es la proyección de símbolos y el experimentar luego esos símbolos.
Religión es vivenciar aquello que se encuentra más allá de la medida de la mente. Pero para vivenciar ese estado, para darse cuenta de su inmensidad, uno debe comprender el proceso de su propio pensar. Es obvio que esto no es posible. Una mente agitada por la envidia, que vive dentro del campo de la ambición, de la codicia, no puede comprender algo que es completamente quieto y que tiene un movimiento propio en esa quietud.
No podemos encontrar a Dios, a la Verdad, porque una mente estúpida y mezquina no puede encontrar lo inconmensurable. Si se es inteligente y se da cuenta de este hecho, uno ve que debe comenzar por comprender lo que uno realmente es. Un ser humano se muestra honesto cuando declara que no sabe si existe o no una posible realidad, pero considera que debe descubrirlo.Sólo un ser humano así, honesto, es capaz de realizar una verdadera investigación.
El deseo de ser diferente, de ser más, la persecución del más, esa ansia, tanto interna como externamente, todo ese movimiento se basa en la ambición. La mente se halla retenida en este movimiento de la ambición, y con una mente así uno no puede descubrir lo real. Para descubrir lo real nuestra mente debe estar por completo libre de la ambición, no puede haber requerimiento alguno del más ni consciente ni de forma inconsciente. Ver que uno debe comenzar consigo mismo es comprender una verdad inmensa -que casi todos pasan por alto.
Uno debe darse cuenta que no tiene esa capacidad para liberarse del deseo de más, por ello debe decidir que "averiguará", lo que implica que hay humildad desde el principio mismo.Una mente humilde y sencilla tiene una capacidad inmensa para la investigación, ella dice "no sé, averiguaré", lo que significa que el averiguar jamás es un proceso de acumulación. La capacidad de ver y de investigar llega por sí misma, no es algo que "uno" haya adquirido. Una mente que dice "no se" y que no desea llegar a ser esto o aquello, ha dejado totalmente de ser ambiciosa.
El deterioro de la mente • El principal motivo de deterioro de la mente es el proceso de la opción. Toda nuestra vida se basa en la opción. En la opción nunca hay una comprensión directa, sino siempre el tedioso proceso acumulativo de la capacidad de distinguir, el cual se basa en la memoria, en la acumulación de conocimientos.
La opción es ambición. Nuestra vida es ambición, y el “llegar a ser”, esa aspiración, ese empuje, el impulso para llegar a serlo, es el proceso de la ambición, que se basa esencialmente en la opción. La naturaleza misma de este deterioro es la opción, que es el origen de la ambición. La ambición engendra competencia. Ésta produce ciertos beneficios económicos, pero deja como secuelas el embotamiento mental y el condicionamiento tecnológico.
La opción es corrupción, ya que impide el florecimiento. Existe una gran diferencia entre el ser humano que florece y el que deviene Esta gran diferencia que hay entre la mente que deviene y la que florece la debemos descubrir en nuestro vivir cotidiano. Vivir en florecimiento es vivir sin ambición, que es el camino de las opciones, es descubrir un florecimiento que es el camino de la Vida, que es la verdadera y apropiada acción.Por esto es esencial que dada uno de nosotros descubra en su vida la verdad con respecto a la ambición.