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25 Razones por las que todo Bugalagrandeño y adoptivo debe querer este pueblo Segunda parte. Foto cortesía de: Jairo Caicedo.
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25 Razones por las que todo Bugalagrandeño y adoptivo debe querer este pueblo Segunda parte
Foto cortesía de: Jairo Caicedo • 26. Por la vitalidad que aún conservan algunos veteranos del pueblo. Todavía vemos a Don Asnoraldo Trujillo viajando en bicicleta a Mestizal a pesar de sus 94 años; a don Robertulio De la Cruz con 85 años en su diaria caminata a las 5 de la mañana hasta Mestizal ida y vuelta; a Don Chucho Castro quien a los 84 años, se mantiene a diario en su negocio; a don Ramón Daza con su escalera a cuestas tapando goteras.
27. Por nuestro río Bugalagrande, que en épocas de verano nos proporciona el delicioso placer de un buen paseo a baño con sancocho de gallina incluido; podemos decir que en cada una de nuestras casas del pueblo tenemos algo de sus entrañas pues el material de construcción fue extraído de su lecho.
28. Por ver a los hermanos Ponce conocidos más popularmente como “los cucos” asistiendo a todos los velorios y entierros que hay en el pueblo; para ellos no existen distingos de clase social con la persona fallecida. Es muy común verlos a todos asistiendo a estos actos, pero eso sí, nunca los veremos juntos pues cada uno va por su lado. • 29. Por la famosa “Alineación” que hacía el profesor Tovar en la década del 70 en sus equipos de fútbol: “Muchachos, yo juego aquí y ustedes acomódense como quieran”. El profesor Tovar fue un gomoso del fútbol como jugador y dirigente en los finales del 70 e inicios del 80. • 30. Por la desaparecida panadería de Marcelo Tolosa (q.e.p.d.) de la cual era una delicia saborear sus tostadas y los famosos “Torcidos”. Nadie ha podido en el pueblo reemplazarlo en estas preparaciones.
31. Por el delicioso “raspado” que diariamente vende la familia Márquez Hernández frente al edificio Rafael Arias Sarria (antes Avancemos). Saborear un raspado de estos en una de las tantas calurosas tardes de nuestro pueblo, es una refrescante delicia. Ha trascendido tanto este sabroso refresco, que el escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal le dedicó un merecido comentario en su muy leída columna del semanario “El Tabloide” de Tuluá.
Foto cortesía de: Jairo Caicedo 32. Por los paseos que se hacían y que aún se hacen en bicicleta al Pailón en Huasanó, con paso obligado por el río Cauca en barca.
33. Por la escuela de Futbol Sinaltrainal, que últimamente se ha dado a la tarea de • encauzar a la niñez y juventud en el deporte y mas concretamente en el futbol; • se trabaja en diferentes categorías con licenciados en Educación Física, todos ellos • oriundos del pueblo. Se destaca que John W. Meneses, actual futbolista profesional • hizo parte en sus inicios de esta escuela.
34. Por las “colas” que se forman en la llave de agua que la fábrica tiene para el publico, cuando Acuavalle por algún motivo suspende el servicio. No ha de faltar el avivato que no quiere respetar la fila, y es donde empieza el coro de: “cola, cola… “
35. Por Tulio Zafra y su bailadero “La Finca”, el cual fue muy famoso no solo en el pueblo sino en la región. Las rumbas los fines de semana, especialmente los domingos en la tarde eran espectaculares; los bailes del veinticuatro y treinta y uno de diciembre fueron de muy grata recordación, lo mismo que el inmenso pesebre que cada año construía; tampoco podemos dejar de mencionar la deliciosa fritanga que semanalmente preparaba doña Ascensión, madre de Tulio. Foto cortesía de: Lepawap
36. Por los deportistas de renombre que ha dado nuestro pueblo. Futbol:Toño “lancho” Gonzales en el América; Luis Escobar Aguirre con Quindío, Deportivo Cali y Cortuluá; Carlos Arturo Zúñiga con Quindío, América y Atlético Nacional; Olmedo Tamayo Zuleta en el Deportivo Pereira. Todos los anteriores ya retirados. En la actualidad se destacan los hermanos Julián y Carlos Barahona en el Deportivo Pereira y Atlético Nacional respectivamente; y John W. Meneses perteneciente al Deportivo Cali. Baloncesto: Elizabeth Patiño selección Colombia en la década del ochenta; en la actualidad se destacan Freddy Granja, selección Valle; Andrés Felipe Domínguez, selección Valle y actualmente selección Colombia Sub-16; Juan José Montaño y Luis Felipe Cortés Selección Valle 2008. Natación: Milenka Zaninovic Marulanda y Paola Andrea Ossa (retiradas). Tiro: Robinson Ruiz Maya (retirado). Atletismo:Ferney Domínguez (retirado). Tenis de Mesa: Héctor Daniel Useche Arenas (retirado); Luisa Fernanda Zuluaga, quien a sus escasos 18 años ha sido selección Colombia desde el 2003.
Foto cortesía de: Álvaro Saavedra R. • 37. Por la ilusión óptica que se nos crea al observar el sempiterno cielo raso de la iglesia: se nos forman cubos, rombos, prismas, rectángulos, peldaños y hasta pirámides.
Foto cortesía de: Mi Bugalagrande • 38. Por la tenacidad y constancia que ha demostrado el profesor Héctor Fabio Rojas al sostener su “Instituto Rojas Orjuela” a través de muchos años y que ha dado varias promociones de bachilleres. Además es normal ver al “Profe Rojas” y sus muchachos al cuidado de la zona verde de la entrada sur del municipio a todo lo largo de la franja de “La Josefina”.
Foto cortesía de: Norberto Florez • 39. Por el equipo de futbol San Luis que dirigió Lucio Llanos (q.e.p.d) a finales del 70 e inicios del 80. Este equipo fue de los mejores de la época y de él querían hacer parte todos los futbolistas del pueblo de aquel entonces. • (de pié) José Lover González “niño Dios” (q.e.p.d), Alejandro González, Jorge Salcedo, Fabio Camacho “papa gorda”, Jorge Ruiz, Arlés Rodríguez, Marco Rengifo, Carlos A. González “palo seco”, Norberto Flórez, Humberto Escobar “piña” y Lucio Llanos. • (Abajo) Luciano Caicedo “chano”, Carlos Gordillo “caliche”, Guido Escobar, Plutarco Ruiz, Marcos Escobar “care pata”, Abey Arbeláez “panzuto” y Fernando Saavedra.
40. Por otra de las tantas anécdotas de don Hilario González: En cierta ocasión el médico Marulanda le mandó a reparar unos zapatos. Cuando le entregó el trabajo, el doctor más por molestarlo que por otra cosa, se los devolvió, aduciendo una supuesta falla. A los pocos días se murió una prestante dama del pueblo, paciente del doctor Marulanda. Entre los asistentes al concurrido entierro iba el médico; y al pasar por la zapatería (ruta obligada hacia el cementerio) don Hilario caminó detrás de él unos cuantos pasos y le susurró al oído esta perla: “Sabroso para usted doctor que no le devuelven los trabajos, ¿no?”. Hay que recordar que el doctor Marulanda y don Hilario siempre fueron buenos amigos.
41. Por haber sido nuestro pueblo cuna de un científico como el Médico Neurólogo, doctor Vladimir Zaninovic Marulanda, quien en la década del ochenta hizo un concienzudo estudio acerca de la “Paraparesia Espástica Tropical”, una enfermedad que aquejaba a la raza negra del Pacífico Colombiano. Foto cortesía de: Mi Bugalagrande
Foto cortesía de Jairo Caicedo 42. Por la desaparecida chatarrería de Don Pablo Emilio Cañarte (q.e.p.d) en su casa frente al rio, donde sobresalían en el techo unos avioncitos en lámina construidos por él, los cuales giraban sus hélices a merced del viento; se decía que era el único “aeropuerto” del pueblo.
43. Por haber visto a Joaquina Hormaza (q.e.p.d) con su infaltable tabaco y un rodete encima de su cabeza, sobre el cual cargaba bien sea un atado de leña o un canasto con su contenido completo, transitando por las calles del pueblo. Joaquina vivió alrededor de cien años Foto cortesía de Héctor F. Wallens
Foto cortesía de: Lepawap • 44. Por don Cipriano Caicedo (q.e.p.d.), conocedor como el que más acerca de la historia política de Colombia. Era pelea fija con los muchachos cada vez que le gritaban “Belleza”; fue normal verlo vestido diariamente de saco y corbata, y tomarse sus tragos dobles de aguardiente. Se dice que en cierta ocasión lo mordió un perro callejero, al cual vio dormido en un andén a los pocos días; don Cipriano tomó un pedazo de ladrillo y se lo descargó al tiempo que le decía: “El que tiene enemigos no duerme hijuep…”.
45. Por las famosas dormidas que casi a diario se pegaba el profesor Tulio Velásquez (q.e.p.d.) hace muchas décadas en plena clase en la escuela Diego Rengifo Salazar; mientras don Tulio permanecía en brazos de Morfeo, los muchachos hacían de las suyas, hasta volarse a ir a bañar al río a escasas dos cuadras de la escuela. • 46. Por los connotados rumbeaderos que tuvo el pueblo en las décadas de los ochenta, noventa y albores del dos mil. ¿Quién no se pegó una buena rumbeada en Caravana, Mi Bohío, Palladium, Berioska, Chapaquá, Ruacaná, Achalay, los Barriles, La Tropicana, Yemanyá, la Conga Roja, Los Barriles o Disco Express, entre otros? De ellos hoy solo subsiste Mi Bohío, con el nombre de “El Piqueto”.
47. Por los sentimientos encontrados que se viven un domingo a las 6 p.m. sentado en una banca del parque de la plaza vieja escuchando el Ave María que a esa hora y diariamente nos deja escuchar Héctor Wallens por “Radio Vaticano”: alegría, evocación, nostalgia, amor por el pueblo, tristeza, regocijo, añoranza… Foto cortesía de: Álvaro Saavedra R.
48. Por el amor que le profesó toda su vida Lisímaco Quintero “Lico” (q.e.p.d.) tanto al partido liberal como a su equipo del alma, el América. Las banderas rojas que tenía las utilizaba indistintamente para adornar su viejo camión bien sea en los desfiles políticos o en los del América cuando se coronaba campeón. “Lico” no alcanzó a ver la estrella trece en el escudo de su amado equipo. Foto cortesía de: Ana Vélez de Quintero
49. Por las muy conocidas “vueltas” que son familiares a todos los bugalagrandeños: “la vuelta del violín”, “la vuelta del peludo”, “la vuelta de la Virgen”, que años atrás fue la famosa y comúnmente llamada “la vuelta de Paulina”.
50. Por la desenfrenada pasión que siempre ha demostrado Rosa Inés Silva, conocida popularmente como “la caleña” por su equipo del alma el Deportivo Cali. Cada vez que vá al pueblo desde su residencia en el Mestizal, la vemos en su bicicleta verde y ataviada con su vestimenta de colores verde y blanco. Foto cortesía de: Mi Bugalagrande
“25 Razones por las que todo Bugalagrandeño y adoptivo debe querer este pueblo” Es una idea de: Diego De la Cruz Correa. Edición: Freddy Castro.