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FORMACIÓN DE BUENOS HÁBITOS EN NUESTROS HIJOS. Psic. Jesús Sarria García. LOS HÁBITOS . Los hábitos son conductas que se van fijando por medio de repeticiones. A través de los actos repetitivos se facilita la acción y los movimientos correctos entre ellos.
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FORMACIÓN DE BUENOS HÁBITOS EN NUESTROS HIJOS Psic. Jesús Sarria García
LOS HÁBITOS Los hábitos son conductas que se van fijando por medio de repeticiones. A través de los actos repetitivos se facilita la acción y los movimientos correctos entre ellos. Si los hábitos se adquieren a través del ejercicio constante, entonces los padres deben aprovechar todas las oportunidades que se les presenten para desarrollarlos. En todo proceso de habituación existen 2 periodos consecutivos: Periodo de formación Periodo de estabilización
LOS HÁBITOS Periodo de Formación El período de formación se refiere a todo cambio interno que se va produciendo cada vez que repetimos una acción determinada. Aquí podemos observar que toda acción repetida es diferente a la anterior, por ejemplo: Si observamos los movimientos inexpertos, pausados y descuidados que realiza un niño cuando aprende a dibujar y los comparamos con los trazos y bosquejos finos de un adulto que se dedica al arte, notaremos grandes diferencias. En este periodo de formación se dan una serie de transformaciones progresivas.
LOS HÁBITOS Periodo de Estabilización Este segundo momento, llamado de estabilización, es aquel en que los cambios que ocurren por medio de las acciones repetidas; le permiten alcanzar estabilidad en las mismas. En esta fase la conducta se vuelve costumbre. Cuando llegamos a este periodo, solo tendremos uno que otro cambio en nuestras acciones, debido a la experiencia obtenida mediante el aprendizaje. Por ejemplo un estudiante que se le esta orientando hacia el logro de una adecuada administración del tiempo en su periodo de estabilización dominará con mucha facilidad la conducta de distribuir adecuadamente el tiempo que dispone.
¿QUÉ HAGO PARA QUE MI HIJO ADQUIERA BUENOS HÁBITOS? Ser modelo para ellos Los padres son los primeros modelos de los hijos y por naturaleza somos grandes imitadores. El ser humano desde pequeño realiza las cosas que ve hacer a los mayores y de esta manera va aprendiendo todo lo que observa especialmente lo que más llama su atención. Los padres son los que educan, más con sus actos y actitudes que con sus palabras. Debemos ser conscientes que las pautas de comportamiento no deben ser planteadas sólo verbalmente, sino con el ejemplo, con nuestra actuación, actitud y coherencia entre lo que se le pide al hijo y lo que posteriormente mantengamos como exigencia.
Hacer notar la importancia de ver y practicar las conductas adecuadas… En nuestro diario compartir tenemos que hablarle y explicarle a nuestros hijos que tan importante es ser puntual. Cuan importante es acostumbrarse a ser puntual. Por ejemplo: Desde que va de visita a la hora que es invitado o cuando tiene que ir a la escuela. Aquí se va preparando el terreno y se dan razones sociales o personales de éxito, que acompañan este aprendizaje
Estimular los aciertos Cuando nuestros hijos realizan un cambio en su conducta hay que hacerles notar que lo reconocemos y apreciamos lo que han hecho. Estimulemos el esfuerzo o progreso que se va demostrando, aunque este sea pequeño. Esto no siempre se puede demostrar con regalos; pero sí se puede expresar con caricias verbales y físicas. Estaremos estimulando cuando valoramos y aceptamos a los hijos tal cual ellos son. Ej: "Me gusta como enfrentas el problema". "Ya que no te complace, ¿qué crees que puedes hacer para que te sientas bien? Estaremos estimulando cuando resaltamos los aspectos positivos del comportamiento. Ej: "Me alegra que estés estudiando". Estaremos estimulando cuando mostramos fe en los hijos para que ellos puedan creer en sí mismos. Ej: "Es difícil, pero estoy seguro de que lo conseguirás". Estaremos estimulando cuando reconocemos el esfuerzo y el progreso en vez de exigir sólo resultados. Ej: "Veo que estás avanzando". Las caricias verbales acompañadas de un abrazo paternal o maternal le mostraran a nuestro hijo el gran afecto que sentimos por él.
Ser constante y tener paciencia Seguramente hemos oído aquellas palabras: "La fuerza de la costumbre". Esto significa que cuando deseamos que un hijo adquiera un hábito determinado debemos acostumbrarlo o practicarlo continuamente. En esta práctica nos daremos cuenta que la formación de hábitos es una labor difícil, para la cual seremos capaces de tener paciencia y en algunos casos una gran paciencia. El equilibrio y la estabilidad emocional de los padres frente a las posibles respuestas de los hijos deben estar presentes. Las respuestas agresivas e inestables no deben existir; ni se debe ceder ante las presiones que el hijo pueda hacer.
Tener en cuenta que… …en todo este proceso de formación de hábitos, las vivencias que los niños experimentan adquieren un lugar relevante en la formación y consolidación del hábito. Por tanto, es imprescindible que la acción educativa esté dirigida a propiciar vivencias positivas.
La importancia principal de la formación de hábitos es… …que estos permiten la organización de la conducta, base principal para la posterior formación de cualidades de la personalidad que requieren de una dirección apropiada del comportamiento.
LOS HÁBITOS NO SON EL FIN QUE PERSEGUIMOS SINO UN MEDIO PARA QUE NUESTRO HIJO SEA MADURO Y CAPAZ