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El Libro de Hechos de los apóstoles Capitulo 20. Tercer viaje misionero de Pablo. El regreso a Macedonia y Grecia (20:1-6).
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El regreso a Macedonia y Grecia (20:1-6) Después de que cesaron el alboroto y los disturbios, Pablo llamó a los discípulos, los exhortó a que vivieran una vida santa y fueran fieles al Señor. Entonces, después de abrazarlos y despedirse de ellos, se marchó a Macedonia. Durante el verano y el otoño, Pablo fue pasando por las diversas iglesias de Macedonia, dándoles exhortación con abundancia de palabras. Después bajó a Grecia, donde pasó los tres meses del invierno de fines del año 56 y principios del 57 d.C. Lo más probable es que la mayor parte de este tiempo lo pasara en Corinto.
Eutico vuelve a la vida (20:7-12) En Troas, es probable que Pablo fuera a la sinagoga en el sábado como era su costumbre. Después, al día siguiente, los creyente se reunieron con él y con sus acompañantes para partir el pan. Pablo aprovechó la oportunidad para predicar. Había un joven llamado Eutico sentado en el borde de la ventana, escuchándolo. el joven, desplomado por el sueño, se cayó del tercer piso y fue levantado muerto. Pablo bajó se echó sobre él y lo rodeó fuertemente con sus brazos. Entonces dijo: "No os alarméis, pues está vivo."
Para pentecostés en Jerusalén (20:13-16) Lucas y el resto de los compañeros de Pablo no se quedaron hasta el amanecer. Fueron por delante al barco y se embarcaron rumbo a Asón, en Misia, al sur de Troas, donde esperaban recoger a Pablo abordo. Lucas no nos dice por qué Pablo hizo esto; había alguna razón para que quisiera estar solo. Pablo había decidido pasar de largo a Efeso. No quería tomarse mucho tiempo allí. Ciertamente, había puesto las cosas en claro con Dios, y ahora estaba apurado por llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés
El ministerio fiel de Pablo (20:17-21) Dispuesto a morir (20:22-24) Pablo no pasó de largo a Efeso porque no le interesara la iglesia de allí. Para mostrarles su preocupación y su cuidado por ellos, llamó a los ancianos de la iglesia para que fueran a reunirse con él a Mileto. Esta ocasión era muy seria para él, porque creía que sería la última oportunidad en que los vería Entonces, Pablo les dijo a los ancianos que se dirigía a Jerusalén, no por voluntad propia, sino ya atado por el Espíritu para que fuera. No sabía con qué se encontraría allí, excepto que el Espíritu por todas las ciudades le daba solemne testimonio de que lo esperaban prisiones
El reto del ejemplo de Pablo (20:25-35) A continuación, Pablo les dio a conocer a los ancianos que se trataba de una despedida definitiva. Por eso, a continuación (versículo 28) les siguió haciendo advertencias a los mismos ancianos. Aquí vemos que Pablo esperaba que los ancianos tuvieran la función de supervisores y fueran los ejecutivos o cabezas gobernantes de la congregación local. Como nos muestra Hechos 14:23. Pablo esperaba de los ancianos que pastorearan la iglesia como la asamblea de Dios. El deber principal del pastor era llevar a las ovejas hacia donde había alimento y agua.
Una triste despedida (20:36-38) También en cuanto a servicio desinteresado, Pablo había sentado ejemplo. No había deseado ni codiciado plata, oro ni vestido. Ciertamente, le dijo a Timoteo que los ancianos que gobiernan bien deberían recibir doble honorario, porque el obrero es digno de su salario (1 Timoteo 5:17, 18). Pero esto se aplica a las iglesias firmemente establecidas, crecientes y en las que hay buena enseñanza. Cuando Pablo terminó de hablar, tanto él como los ancianos se arrodillaron para orar juntos. La oración de rodillas era común en la Iglesia primitiva (Hechos 9:40; 21:5). Pero también oraban de pie y sentados.