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María Mazzarello Primera Salesiana. Maín. Mornese es un bonito pueblo al norte de Italia. Sus gentes se dedicaban al trabajo en el campo. También la familia de Maín se ganaba la vida entre los viñedos. Era gente sencilla y alegre.
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María Mazzarello Primera Salesiana Maín
Sus gentes se dedicaban al trabajo en el campo. También la familia de Maín se ganaba la vida entre los viñedos
Era gente sencilla y alegre Sus padres, José y Magdalena, celebraron mucho el nacimiento de su primera hija, María.
En 1849 alquilan una granja llamada la Valponasca para trabajar las viñas
Maín era fuerte y rápida en el trabajo y esto molestaba a algunos de los jornaleros de su padre
A Maín le encantaban los momentos de descanso en la viña: a lo lejos ve la Iglesia y piensa en Jesús, le habla de sus cosas, de su familia y le da gracias por toda la belleza que le rodea
Maín habla con D. Pestarino, sacerdote de Mornese, que responde a sus preguntas, le enseña a confesarse y le ayuda a corregir sus defectos
Cada día, Maín se retira a su habitación a las seis de la tarde. Desde allí se une a la gente del pueblo que a esa hora se reúne para rezar.
Aprovecha por la noche para quedarse leyendo y aprendiendo cuanto puede
Al amanecer Maín llama a su hermana para que la acompañe a misa por la mañana temprano
Salen con cuidado y sin despertar a nadie. Maín, antes de salir, ya ha echado de comer a las vacas y ha ido al pozo a por agua para la familia
Mornese está a media hora de camino; emplean más puesto que los caminos están llenos de nieve. Pero nada detiene a Maín, que no quiere faltar a su cita con Jesús
En 1859, Maín cumplía 21 años. Un día, al llegar del trabajo en el campo, encuentran que les han robado todos sus ahorros en la Valponasca. Sus padres deciden trasladarse a Mornese
Ella, con un grupo de amigas, fundan la Asociación de Hijas de la Inmaculada
Visitan enfermos, dan catequesis, reúnen a las madres… y los domingos programan la semana y rezan juntas
Era el invierno de 1860, una enfermedad grave -el tifus- invade Mornese. Maín cae enferma cuidando a sus tíos y primos
Durante la enfermedad, no se queja nunca. Ella consuela a sus padres y recibe cada día la comunión
Va mejorando pero se siente débil, tiene que reponerse. Trata de cocinar y coser para ayudar a su madre. ¡Ya no puede trabajar en el campo!
Unos meses más tarde le dice a su amiga Petronila: ¿Sabes?, creo que nunca tendré fuerza para trabajar en el campo. Si aprendemos a coser, podremos abrir un pequeño taller de costura para las chicas que salgan del colegio a las 12 ó 13 años. Pero lo esencial, no lo olvides, será enseñarles a conocer y amar a Jesús.
Las madres del pueblo comentaban: Puedes enviar a tu hija a aprender a coser con María y Petronila. Le das una tela y verás cómo aprende rápido a hacer un vestido…
Mamá, me voy con María a su taller. Primero tenemos un rato de diversión y, algunas veces, vamos a saludar a Jesús
Al final del día, cuando se quedan solas… María añade: ¡Qué cada puntada sea un acto de amor a Dios!
Los domingos por la tarde van a pasear al campo, allí juegan, cantan, bailan…
Hacen fiesta, se divierten estando juntas y compartiendo los juegos
Una mañana, un vendedor ambulante entra en el taller, acompañado de dos niñas pequeñas y tristes: Quédese con mis hijas aquí. Mi mujer murió la semana pasada y yo trabajo y siempre estoy fuera.
A partir de este momento, nace una pequeña familia y será necesario buscar otro lugar más grande.
El 7 de octubre de 1864, todo el pueblo se prepara para recibir a D. Bosco, sacerdote educador de jóvenes en la ciudad de Turín.
Por la noche, todos los hombres se reúnen para escuchar a D. Bosco y Maín se coloca en primera fila: Presiento que D. Dosco es un santo.
D. Pestarino y D. Bosco tienen un gran proyecto: la construcción de un colegio para los chicos de la región. Todo el pueblo ayuda a llevar a cabo esta obra.
También participan los más pequeños dando de beber a los mayores
La pequeña familia sigue creciendo en el taller y la gente del pueblo es siempre generosa para darles madera, leche, huevos…
El grupo de Hijas de la Inmaculada también crece y D. Bosco les propone ser religiosas María confía mucho en D. Bosco
El 5 de agosto de 1872, catorce jóvenes, junto a María Mazzarello entregan su vida a Dios al servicio de la educación de las jóvenes. Así empieza la historia de las salesianas, llamadas también Hijas de Mª Auxiliadora
La vida es cada vez más alegre en el pequeño colegio. Todo el mundo trabaja, aprende, se divierte y reza en común
Van al río a lavar la ropa y se convierte en día de trabajo pero también jornada de encuentro y de fiesta
Todas querían aprender, también las hermanas que no sabían escribir… ella la primera
Siempre era momento de ayudar, motivar y enseñar a cada niña todo lo que era capaz de hacer
María viaja con frecuencia para visitar a las hermanas de otras casas que se van abriendo en distintos lugares
Todas las salesianas sueñan con ir a misiones. En 1877 marchan a América para trabajar allí también con las niñas
María también se prepara para un viaje y se despide de sus padres. De Mornese marcha a Niza, una ciudad al norte de Italia que está mejor comunicada
Allí otras niñas descubren su nueva casa y empieza de nuevo las clases
Durante tres semanas tiene que guardar reposo en San Cyr para recuperarse
Tiene que descansar pero se la encuentra en la capilla, en el lavadero… ¡siempre ayudando y trabajando!
El 14 de mayo de 1881, muere Sor María Mazzarello en Niza: tenía 44 años. Dedicó su vida a Dios a las niñas y jóvenes