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TEORÍA DE LA PRÁCTICA ARTÍSTICA 2014. José Luis Brea . El tercer umbral. Estatuto de las prácticas artísticas en la era del capitalismo cultural. Tres estadios: 1. Capitalismo industrial 2. C apitalismo de consumo 3. Capitalismo cultural Tres zonas: a. Modos de trabajo y economía
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José Luis Brea. El tercer umbral. Estatuto de las prácticas artísticas en la era del capitalismo cultural • Tres estadios: • 1. Capitalismo industrial • 2. Capitalismo de consumo • 3. Capitalismo cultural • Tres zonas: • a. Modos de trabajo y economía • b. Fondo contraste • c. Formas de la acción política
1. Primer estadio: era del capitalismo industrial Proceso de transformación de los modos de producción en el período del capitalismo industrial / Transformaciones en los modos de trabajo y función del artista durante las primeras vanguardias 1.a. Modos del trabajo y la economía: Proceso de taylorización fordista del mundo. La fábrica como modelo generalizado de organización de los mundos de vida. 1.b. Fondo contraste: Modelo de la academia. Institución Arte El programa de la vanguardia se desarrolla como una dialéctica negativa. Estética antagonista. Transgresión antiarte. 1.c. Formas de la acción política: Lucha por la igualdad y la propiedad de los medios de producción.
2. Segundo estadio: el capitalismo de consumo y las revoluciones culturales La transgresión vanguardista se estabiliza como nueva norma, su contradiscurso deviene en modelo y hegemonía. Desplazamiento del horizonte de criticidad del arte: de la interioridad lingüística del signo artístico (y sus códigos formales, sintácticos y semánticos, desbaratados por las primeras vanguardias), a los dispositivos que enmarcan la obra y producen su valor estético y su lugar social, del análisis del lenguaje al cuestionamiento crítico de las mediaciones, de los dispositivos y agencias sociales que construyen la obra como tal. Neovanguardias.
2.a. Modos del trabajo y la economía: • Sobreproducción sostenida / industria de la cultura y el entretenimiento / “sociedad del espectáculo” (Guy Debord) • Las formas dominantes de la alienación se desplazan desde el ámbito del trabajo al del consumo, al del “ocio administrado”. • La industria cultural como poderoso dictador de valores y hegemonías en todo el campo de las prácticas culturales. • El propio espacio de las prácticas de producción simbólica, la cultura, se convierte en arena principal de confrontación y conflicto / la revolución se vuelve “cultural”.
2.b. Fondo contraste: La industria cultural se apropia de las “armas de recusación” de las primeras vanguardias. El ejercicio de resistencia del arte se dirige contra las determinaciones de hegemonía que la industria cultural decide, para poner en evidencia los mecanismos de poder que la construcción de tales hegemonías encubren.
2.c. Formas de la acción política: • Tres nuevos escenarios de acción revolucionaria: • Dominios del trabajo y el ocio: rechazo explícito al modelo de sobreproducción y consumismo / sustitución por un sistema de organización donde la reducción del tiempo de trabajo venga aparejada a la extensión no de la colonización del tiempo de ocio por el consumo, sino por la profundización de las dimensiones creativas en la construcción de mundos de vida alternativos. • Organización del deseo y la vida de los afectos: el sistema que mercantiliza el mundo asienta su eficacia en su poder de regulación de las economías del deseo. El capital es simultáneamente un modo de organización de las relaciones de producción y de regulación de la vida de los afectos. “No hay trabajo revolucionario sin la subversión de las estructuras que capturan y someten los flujos del deseo” (Deleuze y Guattari. Antiedipo)
Espacio de la representación: como registro que media las relaciones del imaginario con lo real y espacio donde circulan los arquetipos que fijan las formas de la subjetivación. • Es fundamental la crítica de la representación como parte de las formas de acción política revolucionaria de este segundo estadio, por lo que el papel del arte (entendido como trabajo productor de representaciones y de recodificación del sentido) resulta crucial.
3. Tercer umbral: la era del capitalismo cultural 3.a. Modos del trabajo y la economía: La entrada del capitalismo en una nueva fase tiene lugar al producirse la colisión sistémica entre los registros de la economía y la producción simbólica, entre el sistema económico-productivo, en general, y el subsistema de las prácticas culturales y de representación. Creciente desarrollo de la industria cultural como uno de los más poderosos sectores de crecimiento en las economías actuales. La economía se arroga el poder de investir identidad (producir subjetividad, efectos de reconocimiento, socialidad, diferenciacion, etc.), por la vinculación que los procesos de mercantilización establecen con el registro mediático de lo visual, principalmente a través de la publicidad.
El poder de investir identidad por parte de la mercancía coincide con la crisis contemporánea de las Grandes Máquinas de producción de identidad (El Estado, la religión, la familia, la patria, la etnia, la clase, el género), debido al movimiento espectacular de la movilidad en nuestras sociedades: grandes flujos migratorios y de información en el contexto de la globalización, carácter dúctil de los nuevos tejidos sociales. Las industrias culturales devienen en gigantizadas industrias del entretenimiento, del “ocio cultural” y el espectáculo. La confluencia de las industrias culturales con las de la información y las comunicaciones dará lugar a las “industrias de la subjetividad”, el más importante generador de riqueza, y a la vez, el más potente operador simbólico, característico de esta fase del “capitalismo cultural”: la producción y distribución de simbolicidad es el nuevo gran motor generador de riqueza.
Transformaciones en el mundo del trabajo: la nueva definición del trabajo no se restringe a la actividad material productora de mercancía, sino también al trabajo inmaterial, a la puesta en circulación de puros efectos de información, de contenidos de conocimiento, satisfaciendo demandas de sentido y emoción, de concepto y afecto, las dos dimensiones básicas de este trabajo inmaterial son la intelectiva y la afectiva.
3.b. Fondo de contraste: Se desplaza de la “industria cultural” a la constelación expandida de las “industrias de la subjetividad”
3.c. Formas de la acción política: Los procesos de subjetivación y la producción de identidad constituyen la nueva arena principal, el espacio de acción donde las prácticas de producción simbólica se verán llamadas a intervenir. Debilitación de las grandes maquinarias territoriales que avalan modelos esencializados de la identidad / usurpación sistemático de este vacío por los mecanismos de las industrias de la subjetividad. Debates críticos post-identitarios y post-coloniales: la dominancia y hegemonía de cualquier forma de subjetivación debe ser desmantelada en sus pretensiones naturalistas o fundamentalistas.