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Año Paulino. 29 Jun 08 - 29 Jun 09. Parroquia El Calvario · Marbella. Meditación basada en textos de Benedicto XVI y el libro “Pablo de Tarso y sus colaboradores”. Una estrella en la historia de la Iglesia .
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Año Paulino 29 Jun 08 - 29 Jun 09 Parroquia El Calvario · Marbella
Meditación basada en textos de Benedicto XVI y el libro “Pablo de Tarso y sus colaboradores”.
Una estrella en la historia de la Iglesia. Pablo de Tarso, que es llamado por el Señor mismo, a ser auténtico apóstol brilla como una estrella de primera magnitud en la historia de la Iglesia. San Juan Crisóstomo lo exalta como personaje superior incluso a muchos ángeles y arcángeles; Dante Aligheri, en la Divina Comedia lo define como “vaso de elección” que significa instrumento escogido por Dios; otros lo llaman décimo tercer apóstol y el propio Pablo insiste en que es “el primero después del Único”. TEMA IV. BREVE BIOGRAFÍA DE SAN PABLO Perfil del hombre y del apóstol Contamos con los relatos de San Lucas en los Hechos de los Apóstoles y con un grupo de cartas que provienen directamente de su mano que nos revelan su personalidad y su pensamiento.
San Lucas nos informa de que su nombre original era Saúlo, en hebreo Saúl, y era un judío de la diáspora. Muy pronto había ido a Jerusalén para estudiar a fondo la Ley mosaica a los pies del gran rabino Gamaliel. Había aprendido también un trabajo manual y rudo, la fabricación de tiendas, que más tarde le permitiría proveer su propio sustento sin ser una carga para las iglesias.
Para él fue decisivo conocer la comunidad de los discípulos de Jesús. Por ellos tuvo conocimiento de un “nuevo camino” que ponía en el centro la persona de Jesús, crucificado y resucitado, a quien se atribuía el perdón de los pecados. Pablo pone en el centro de su vida a Cristo
Pablo, en sus cartas, habla de una iluminación y sobre todo de una revelación y una vocación en el encuentro con el Resucitado. Él se define como “apóstol por vocación” o “apóstol por voluntad de Dios”, como para subrayar que su conversión fue fruto de una intervención divina. Como judío celoso, consideraba este mensaje inaceptable y por eso sintió el deber de perseguir a los discípulos de Cristo. Precisamente en el camino de Damasco, donde según sus propias palabras, Saúlo fue “alcanzado por Cristo Jesús” (Flp 3,12).
Lo que para él era antes esencial y fundamental, se ha convertido en “pérdida” y “basura” y desde ese momento puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y su Evangelio. De aquí se deriva una lección muy importante para nosotros: lo que cuenta es poner en el centro de nuestra vida a Jesucristo, de manera que nuestra identidad se caracterice esencialmente por el encuentro, por la comunión con Cristo y con su palabra.
El punto de partida de sus viajes fue la Iglesia de Antioquía (Siria) donde por primera vez se anunció el Evangelio a los griegos y donde se acuñó el término “cristianos” –creyentes en Cristo-. Desde allí se dirigió a Chipre, a las regiones de Asia Menor y después a Europa, siendo las ciudades más importantes de Éfeso, Filipos, Tesalónica, Corinto, Berea, Atenas y Mileto. Dimensión universal de su apostolado Otra lección fundamental que nos da san Pablo es la dimensión universal de su apostolado: desde el primer momento comprendió que esta “buena nueva” -el anuncio de gracia destinado a reconciliar al hombre con Dios, consigo mismo y con los demás- no estaba destinada sólo a los judíos, sino que tenía un valor universal y afectaba a todos, porque Dios es el Dios de todos.
En el apostolado de san Pablo no faltan las dificultades: él mismo recuerda que tuvo que soportar trabajos, cárceles, azotes, lapidaciones, naufragios, ataques de salteadores, hambre y sed, muchas veces en peligro de muerte, pero todo ello lo afrontó con valentía por amor a Cristo. Afronta con valentía las dificultades y persecuciones “El amor de Cristo nos apremia al pensar que (…) murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquél que murió y resucitó por ellos” (2Co 5,14-15) por nosotros, por todos.
El apóstol dio el testimonio supremo con su sangre bajo el emperador Nerón, en Roma, donde se conservan y veneran sus restos mortales. San Clemente Romano, papa en los últimos años del siglo I, escribió: “Por la envidia y rivalidad mostró Pablo el galardón de la paciencia (…) Después de haber enseñado a todo el mundo la justicia y de haber llegado hasta el límite de Occidente, sufrió el martirio ante los gobernantes; salió así de este mundo y marchó al lugar santo, dejándonos el más alto dechado de perseverancia.” Que el señor nos ayude a poner en práctica la exhortación que nos dejó el apóstol en sus cartas: “Sed mis imitadores, como yo lo soy de Cristo” (1Co 11,1) Entregar la vida por Cristo: martirio en Roma
Reflexiones: • ¿Cómo ha cambiado mi vida por el encuentro con Cristo? • ¿Cómo afecta a mi vida el encuentro y la amistad con Cristo? • ¿Cómo puedo aumentar en mi vida el encuentro con Cristo?