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Ten misericordia de nosotros, Señor, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra nuestro delito, lávanos de nuestras culpas, purifícanos de nuestro pecado (Cfr. Sal 50).
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Ten misericordia de nosotros, Señor, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra nuestro delito, lávanos de nuestras culpas, purifícanos de nuestro pecado (Cfr. Sal 50).
Dijo, Jesús, a [cfr. Lc 15, 2] los fariseos y a los escribas que murmuraban diciendo: ‘Este acoge a los pecadores y come con ellos’. [Lc 15, 11] Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo al padre: ‘Padre dame la parte de la hacienda que me corresponde’. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después, el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano, donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino.
[Lc 15,17] Y entrando en sí mismo dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi Padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’.
[Cfr Gn 1,28] Nos bendijiste con estas palabras: ‘Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.
A LOS NIÑOS nos pediste que …T: Pero pecamos contra el cielo y ante ti. A LOS JOVENES nos pediste que …T: Pero pecamos contra el cielo y ante ti. A LOS ADULTOS nos pediste que …T: Pero pecamos contra el cielo y ante ti.
P: Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos, Señor, ten piedadT: Señor, ten piedad.P: Tú que has venido a llamar a los pecadores, Cristo ten piedad. T: Cristo, ten piedad. P: Tú que estás sentado a la derecha del Padre, Señor, ten piedad T: Señor, ten piedad.
HIMNOCuando la luz del sol es ya poniente, Gracias, Señor, es nuestra melodía; Recibe como ofrenda, amablemente, Nuestro dolor, trabajo y alegría.Si poco fue el valor en nuestro empeño De darle vida al día que fenece, Convierta en realidad lo que fue un sueño Tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerteDe pecadora en justa, e iluminaLa senda de la vida y de la muerteDel hombre que en la fe lucha y camina.Jesús, Hijo del Padre, cuando avanzaLa noche oscura sobre nuestro día,Concédenos la paz y la esperanzaDe esperar cada noche tu gran día. Amén
SALMO 15Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;Yo digo al Señor: ‘Tú eres mi bien’.Los dioses y señores de la tierraNo me satisfacen.Multiplican las estatuasDe dioses extraños;No derramaré sus libaciones con mis manosNi tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es mi heredad y mi copa;Mi suerte está en tu mano:Me ha tocado un lote hermoso,Me encanta mi heredad.Bendeciré al Señor, que me aconseja,Hasta de noche me instruye internamente.Tengo siempre presente al Señor,Con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas,Y mi carne descansa serena.Porque no me entregarás a la muerte,Ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.Me enseñarás el sendero de la vida,Me saciarás de gozo en tu presencia,De alegría perpetua A tu derecha.
Gloria al Padre, al HijoY al Espíritu SantoComo era en un principio, ahora y siemprePor los siglos de los siglos. Amén.