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Ciclo C. XXV Domingo Tiempo Ordinario. 30 de septiembre de 2007. Salmo de los peregrinos.
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Ciclo C XXV DomingoTiempo Ordinario 30 de septiembre de 2007 Salmo de los peregrinos
Am 6:1a, 4-7 ¡Ay de los que se sienten seguros en Sióny viven confiados en el monte de Samaría...!Duermen en camas de marfil;se apoltronan en sus divanes;comen los corderos del rebañoy los terneros del establo;canturrean al son del arpa,inventando como David,instrumentos musicales,beben el vino en elegantes copas,y se ungen con delicados perfumes,sin dolerse por la ruina de José.Por eso irán al destierro a la cabeza de los deportados,y se acabará la orgía de los disolutos. No les apena el desastre
Salmo 145 Alaba, alma mía, a Señor. Él hace justicia a los oprimidos,y da pan a los hambrientos.El Señor da libertad a los cautivos.
Alaba, alma mía, al Señor. el Señor abre los ojos a los ciegos,el Señor levanta a los humillados,el Señor ama a los justos;El Señor protege al emigrante.
Alaba, alma mía, al Señor. Sostiene a la viuda y al huérfano,pero trastorna el camino de los malvados.¡El Señor reina por siempre,tu Dios, Sión, por todas las edades!
1Tm 6:11-16 Pero tú, hombre de Dios, evita todo esto, practica la honradez, la religiosidad, la fe, el amor, la paciencia y la dulzura. Mantente firme en el noble combate de la fe, conquista la vida eterna para la cual has sido llamado y de la cual has hecho solemne profesión delante de muchos testigos.Te exhorto ante Dios, que da la vida a todas las cosas, y ante Jesucristo, que dio testimonio de la verdad ante Poncio Pilato, a que guardes este precepto sin mancha ni culpa hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en su momento llevará a cabo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de reyes, el Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él, honor y poder eterno. Amén. Hasta que se manifieste Jesucristo, nuestro Señor.
Aleluya 2Co 8:9 Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza.
Lucas 16: 19-31 Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino, y todos los días celebraba espléndidos banquetes. Y había también un pobre, llamado Lázaro, tendido en el portal y cubierto de úlceras, que deseaba saciar su hambre con lo que tiraban de la mesa del rico. Hasta los perros venían a lamer sus úlceras. Un día el pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. También murió el rico y fue sepultado. Y en el abismo, cuando se hallaba entre torturas, levantó los ojos el rico y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno. Y gritó: «Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje en agua la yema de su dedo y refresque mi lengua, porque no soporto estas llamas». Abrahán respondió: «Recuerda, hijo, que ya recibiste tus bienes durante la vida, y Lázaro, en cambio, males. Ahora él está aquí consolado mientras tú estás atormentado. Pero, además, entre vosotros y nosotros se abre un gran abismo, de suerte que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni tampoco puedan venir de ahí a nosotros». Replicó el rico: «Entonces te ruego, padre, que lo envíes a mi casa paterna, para que diga a mis cinco hermanos la verdad y no vengan también ellos a este lugar de tormento». Pero Abrahán le respondió: «Ya tienen a Moisés y a los profetas, ¡que los escuchen!». Él insistió: «No, padre Abrahán; si se les presenta un muerto, se convertirán». Entonces Abrahán le dijo: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco harán caso aunque resucite un muerto». Conversando cerca de la puerta de Damasco. Jerusalén
PULSAR INICIO En los tiempos de los apóstoles, de la Virgen María y de los primeros creyentes, hubo una invitación a vivir con gran sencillez y a compartir. El Evangelio nos invita a vivir ahora y siempre una sencillez de corazón que mueva a una sencillez de vida. Roger de Taizé