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Cuatro poemas a MARÍA. Por fr. Marcos Rincón. 1. Santa María Virgen Virgen dulce y Madre plena, de tu Hijo feliz hija, sobre toda criatura encumbrada, y humildísima. Señora excelsa, eres dueña del corazón de tu Hijo; quien triste y pobre a ti acude se vuelve gozoso y rico.
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Cuatro poemas a MARÍA Por fr. Marcos Rincón
1. Santa María Virgen Virgen dulce y Madre plena, de tu Hijo feliz hija, sobre toda criatura encumbrada, y humildísima. Señora excelsa, eres dueña del corazón de tu Hijo; quien triste y pobre a ti acude se vuelve gozoso y rico. Tu benignidad socorre, generosa, al que te implora y, cual madre, te adelantas al gemido de su boca.
En ti la misericordia y la grandeza se juntan; cuanta bondad se reparte lo creado tú acumulas. Del hogar de tus entrañas el amor alzó su incendio, con cuyo calor germina flores celestes el suelo. A Dios Padre y al Espíritu y a tu Hijo la alabanza, que, amorosos, te ciñeron veste admirable de gracia. Amén.
2. Santa María, que, amorosa, acoges la súplica y dolor de los mortales, míranos maternal y generosa a los que a ti venimos suplicantes. Auxílianos si el mal nos encadena, desata el corazón de sus maldades, socórrenos si el mundo nos seduce, no dejes que del cielo nos aparte.
Alivia el peso de la carne débil, haz que la paz de Dios los tiempos calme, sé el amparo en la hora de la muerte, tu ayuda el premio eterno nos alcance. Por ti, Madre de todos, alabamos a tu Hijo, al Espíritu y al Padre; tú que fuiste vestida de su gracia, ruégales que en tus hijos la derramen. Amén.
3. Santa Virgen María, Hija y Madre de Dios, tú, gloriosa y benigna, míranos con amor. Generosa en la entrega, Nazarena del sí, haz que a Dios consagremos el vivir y el morir.
Entre todas bendita, de quien Dios se prendó, del pecado librada, de pecar líbranos. Madre fiel de la Iglesia, Reina de salvación, tu poder nos ampare en peligro y dolor.
De los mares estrella, no nos niegues tu luz, llévanos a tu Hijo, muéstranos a Jesús. Te llenó con su gracia, te hizo grande el Señor. Con tu voz proclamamos las bondades de Dios.
ROMANCE DE LA MADRE DE DIOS María es decir mar que eternidad rebosa. En invierno florece tu seno, gran Señora, de nuestra zarza y barro rosas y estrellas brotan. Eres hija de Eva y eres Madre sin sombra, todas engendran muerte, vida engendras tú sola. ¡Qué milagro de soles desde tu sangre asoma!
Milagro de rocío que en ti al Eterno forma, milagro del Espíritu en fe tan generosa, prodigio de diamante que al mismo Dios asombra. Sella la paz el cielo porque al hombre recobra, Dios habita tu sangre, de ti la suya toma, la salvación, el cielo en nuestra carne mora.
¡Oh gema trasparente, trono, madre y esposa de un sol que no nos quema y que el ocaso ignora, luz que cabe en tu vientre y no cabe en la boca! Toda de luna y trigo, salvada y salvadora, vestiste nuestra carne de verdores y auroras. Todos en ti nacemos cuando a Jesús nos donas, nuestra vida inmortal, de ti, Madre, es deudora.
El amor infinito, de largueza te colma. Don tu vientre nevado, donde el edén retorna, don tus manos, que en ellas va la misericordia, don tu boca, tus ojos, que nuestros llantos borran; duerme en ti nuestra angustia, nuestro temblor reposa. ¡Cómo no bendecirte, divina engendradora!