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FRANCISCO JOSÉ DE GOYA. ETAPAS ARTÍSTICAS. BIOGRAFÍA. - Francisco de Goya y Lucientes nació en Fuendetodos (1746) Zaragoza y murió en Francia. - Acudió a varios talleres escuela de pintura de su ciudad y de Madrid. - Fue declarado pintor de oficial de la corte española en dos ocasiones.
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FRANCISCO JOSÉ DE GOYA ETAPAS ARTÍSTICAS BIOGRAFÍA
- Francisco de Goya y Lucientes nació en Fuendetodos (1746) Zaragoza y murió en Francia. - Acudió a varios talleres escuela de pintura de su ciudad y de Madrid. - Fue declarado pintor de oficial de la corte española en dos ocasiones. - En 1792 se queda sordo tras una grave enfermedad y se nota en su pintura, cada vez más dramática y triste.
ETAPAS ARTÍSTICAS Cartones para tapices Pinturas negras Retratista de la corte Grabados Cuadros históricos Goya como precursor del impresionismo “2 de Mayo” “3 de Mayo”
Felipe V creó una Real Fábrica de Tapices para proveer a la Corte. Goya pintó en teoría para la Fábrica durante 25 años. Durante doce, creó 63 bocetos y cartones como modelos para tapices de la Real Casa. Los tapices se guardan en los Reales Sitios y los bocetos y cartones, casi en su totalidad, en el Museo del Prado. Primera serie de tapices Tercera serie Segunda serie Cuarta serie
En 1789 Goya fue nombrado pintor de cámara por Carlos IV y en 1799 ascendió a primer pintor de cámara, decisión que le convirtió en el pintor oficial de Palacio. “La familia de Carlos IV” Goya disfrutó de una posición especial en la corte, hecho que determinó que el Museo del Prado de Madrid heredara una parte muy importante de sus obras, entre las que se incluyen los retratos oficiales y los cuadros de historia. Éstos últimos se basan en su experiencia personal de la guerra y trascienden la representación patriótica y heroica para crear una salvaje denuncia de la crueldad humana.
El hecho histórico en el cuadro ocurrió a principios del S. XIX. Napoleón había invadido España y la casa real tenía que seguir sus órdenes. Una parte del pueblo de Madrid intenta evitar la salida de Don Francisco de Paula hacia Francia. Las tropas francesas dispararon contra los madrileños, en lo que se conoce como el levantamiento del 2 de mayo. Se mató inmediatamente a todos los españoles que fueron encontrados con armas. 45 revolucionarios fueron juntados y fusilados.
Los grabados de Goya se pueden dividir en 4 series: CAPRICHOS TAUROMAQUIA DESASTRES DISPARATES
Goya utilizó en las pinturas el fresco acabado al seco, una técnica consistente en pintar con colores diluidos en agua sobre una capa de mortero todavía húmedo. “La lechera de Burdeos” Como corresponde, dibujaba sobre papel los dibujos que quería plasmar en el muro, pero su capacidad creadora le llevaron a introducir algunas variaciones sobre la marcha y a adelantarse a algunos movimientos artísticos como el impresionismo.
Los acontecimientos del día siguiente se plasmaron en el cuadro Los fusilamientos del tres de mayo pintado en 1814. Es un cuadro realista, que documenta la fuerza despiadada de las revueltas antifrancesas del mes de Mayo. La matanza se realiza a la luz amarilla de un enorme farol cúbico; mientras que alrededor está la oscuridad de una noche como todas las demás y al fondo está la ciudad con la gente que duerme en sus casas.
Son nueve pinturas con temas de caza y pesca, para el comedor de los Príncipes de Asturias. Caza con mochuelo y red La caza de la codorniz Caza muerta Cazador cargando su escopeta Pescador de caña La caza del jabalí El cazador y los perros Muchachos cazando con mochuelo Perros en traílla
Para el comedor de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo: serie que posee una fuerza descriptiva, con alegres composiciones y gran sentido decorativo y para el dormitorio y la antecámara de los Príncipes: asuntos populares y madrileños. Entre otras: El bebedor El cacharrero La merienda a orillas del Manzanares La maja y los embozados El quitasol La novillada El ciego tocando la guitarra El resguardo de tabacos
Una colección de bocetos para los cartones de trece tapices destinados al comedor del Palacio de El Pardo. Es la serie más ambiciosa y de mayor calidad ejecutada por Goya para la Real Fábrica. Para el dormitorio de las Infantas en el Palacio de El Pardo: 4 estaciones (entre otras): La Pradera de San Isidro Las floreras o la Primavera La ermita de San Isidro La era o el Verano La merienda campestre La vendimia o el Otoño La gallina ciega La nevada o el Invierno
La última aportación de Goya a la Real Fábrica fue destinada al despacho del nuevo rey, Carlos IV, por deseo del monarca. Trató asuntos "campestres y jocosos". Los zancos La boda El pelele Las gigantillas Las mozas del cántaro
De izquierda a derecha: el infante don Carlos María Isidro; Goya pintando un gran lienzo; el príncipe de Asturias futuro Fernando VII; la infanta doña Ma Josefa, hermana soltera del rey; una joven no identificada; la infanta doña Ma Isabel; la reina Ma Luisa; el infante don Francisco de Paula; el rey Carlos IV; el infante don Antonio Pascual, hermano del rey; a su lado asoma la cabeza de la que se ha supuesto doña Carlota Joaquina, hija mayor de Carlos IV; don Luis, príncipe de Parma; y su mujer, la infanta doña Ma Luisa con su hijo Carlos Luis en brazos. Retrato de la Familia Real que pasaba una temporada en el palacio de Aranjuez: La luz, que aparece desde la zona izquierda formando grandes sombras sobre el suelo, ilumina los rostros y produce brillos y destellos en las sedas de los trajes y en las joyas y condecoraciones, hechos con toques de pincel.
Cuando Goya se retira a Burdeos, huyendo tanto de la Corte española como de sus propios terrores, continúa su producción innovando y buscando sin cesar otras vías de expresión. Fruto de esas investigaciones es este cuadro, terminado un año antes de su muerte; en él existe un estilo absolutamente suelto, independiente de convenciones de dibujo o compositivas, en una plenitud de color y trazo que sólo pueden estar ejecutados por la mano madura del creador.
Los Caprichos tuvieron gran difusión fuera de España. Fueron el primer símbolo de «lo goyesco» y de un nuevo modo de afrontar la realidad, presentándola próxima y expresiva, con un lenguaje fresco y atrevido, del que se harán eco los artistas del siglo XIX. Supusieron el final del frío y artificioso grabado neoclásico. “Qué viene el coco” “Francisco Goya y Lucientes, Pintor”
Abuso funesto de la primera educación. Hay que hacer que un niño tenga más miedo al coco que a su padre y obligarle a temer lo que no existe.
Verdadero retrato suyo, de mal humor y gesto satírico. Tenía entonces cuarenta y tres años.
Los Desastres dan rienda suelta a una de las categorías estéticas fundamentales de la modernidad: el patetismo. Goya, a diferencia de la mayoría de sus coetáneos, no fija ninguna crónica seriada y sistemática de los hechos, lo que dificulta la interpretación de las imágenes. Por el contrario, transforma o elimina las anécdotas para llegar a una visión universal. La muerte, el sufrimiento y la persecución ideológica muestran un mundo negativo al que es imposible sustraerse. “Qué valor” “Para eso habeis nacido”
Se necesita valor, virtud que se apoya física y simbólicamente en el montón de cadáveres de los defensores que sirven de apoyo a la anónima mujer artillera. Ésta representa a todas las heroínas de la guerra.
Dentro de la representación de los horrores de la guerra y tras la representación de la violación de mujeres, Goya graba la primera tanda de cuerpos sin vida entre los que se eleva un hombre que, vomitando sangre por la boca, pronto se unirá a estos. La utilización de un paisaje yermo sin más horizonte que el de la muerte, refuerza su patetismo.
“Carlos V lanceando un toro en la plaza de Valladolid” Goya grabó una obra personal y de gran calidad, nunca bien ponderada por los críticos, lo cual motivó el desprecio de las láminas por el Estado, que no las adquirió hasta 1979. Tal como en las series grabadas con anterioridad, dibujó cada posible lámina a la sanguina, en algunas ocasiones por varias veces. Goya, a cada nuevo paso, depuraba, concentraba y condensaba la escena para el futuro grabado. “Capean otro encerrado”
Un moro capea un toro mientras otro lo contempla desde retaguardia y un tercero parece imprecar. La escena tiene lugar en un recinto cerrado por una barrera de madera, similar a un primitivo ruedo con anónimos espectadores.
Llama la atención el dinamismo de la composición, intensificado si cabe por la posición frontal del jinete, que mira con fiereza al espectador.
“Disparate ridículo” “Disparate furioso” Los Disparates están destinados a ser objeto de continuada reflexión por parte de sus espectadores, que hallarán en ellos una inagotable fuente de inquietudes y cuestiones sobre la naturaleza profunda del ser humano.
Sucede en lugar tan inverosímil como una gran rama, alta, desnuda, de un árbol añejo y muerto, en cuta parte más quebradiza se ha instalado el dueño del sermón junto a una mujer velada y ausente.