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FELICIDAD O TERROR, EMBARAZO PRECOZ.
E N D
FELICIDAD O TERROR, EMBARAZO PRECOZ Estela a Miguel, cuando él pregunto si quería que tuvieran relaciones sexuales, y aunque su respuesta sonó segura, la verdad es que no estaba tan convencida, pues en el fondo ni siquiera se sentía realmente lista para hacerlo, pero no podía permitir que “su novio” pensara que era todavía una niña, mucho menos, que se diera cuenta que se moría de miedo y de nervios nada más de suponer cómo iba a resultar la experiencia. Por su lado, Miguel también tenía muchas dudas, pues si bien le daba mucha curiosidad tener relaciones sexuales, también estaba aterrado porque no sabía qué tenía que hacer, ¡claro!, sus amigos habían contado muchas veces sus experiencias, pero ahora que era su oportunidad no recordaba nada, y ¡por supuesto que no iba a preguntarle a nadie!
En varias ocasiones hablaron, aunque no mucho, sobre cuándo y dónde lo harían, acordaron que una fiesta sería el pretexto perfecto para ausentarse algunas horas, sin que nadie sospechara dónde estaban. Sintieron que todo estaba bajo control, Miguel pensaba que Estela era una chava alivianada y Estela pensaba que Miguel era todo un hombre; quizá por eso dejaron muchas cosas sin platicar, quizá por eso ninguno habló sobre la posibilidad de un embarazo, tal vez, confiaron en que lo podían manejar perfectamente y por eso se olvidaron de las recomendaciones de la maestra en la clase de sexualidad, de los anuncios de la televisión sobre cómo prevenir un embarazo, y por supuesto, de las conversaciones, que aunque pocas, cada uno había tenido en su casa. F i n