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Fiesta del Bautismo del Señor – Ciclo A. Fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan, para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciendo: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿Y tu acudes a mí?”. Jesús le respondió: “Déjame ahora,
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Fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan, para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciendo: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿Y tu acudes a mí?”
Jesús le respondió: “Déjame ahora, pues conviene que cumplamos así todo lo que Dios quiere”. Entonces Juan se lo permitió.
Bautizado Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él.
Y una voz que salía de los cielos decía: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” (Mt 3, 13-17)
EL QUE VE Y LOS QUE OYEN El evangelio de Mateo subraya cuatro detalles importantes: • La iniciativa de Jesús, • que viene de Galilea y se presenta a Juan para ser bautizado por él.
El diálogo entre los dos • que refleja • la superioridad del Mesías • y el humilde puesto • que corresponde • al Bautista.
La conciencia que Jesús tiene de su misión, revelada por la visión del Espíritu que desciende sobre Él. • La presencia de Dios • que reconoce a Jesús • como su hijo amado.
Jesús no necesitaba ser lavado de sus culpas. Su bautismo no es un rito de purificación, sino la hora primera de su manifestación. Él no es limpiado de un pecado inexistente. A nosotros se nos presenta el enviado.
EL AMADO Y LOS AMADOS “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” En el bautismo de Jesús Dios se nos manifiesta como Padre. En Jesús se nos revela definitivamente una paternidad que ya la historia de Israel nos había hecho sospechar.
“Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” El amor de Dios no le librará de la dificultad, del dolor y de la muerte. A él se dirigen estas palabras que se aplicaban al siervo sufriente de Dios. (cf. Is 42,1)
“Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” La predilección de Dios por Jesús de Nazaret no es exclusiva, sino incluyente. En él y por él también nosotros somos hijos en el Hijo amado.
Dios nuestro, que en el bautismo de Jesús quisiste revelar que él era tu Hijo amado enviándole tu Espíritu: concede a tus hijos adoptivos, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. Amén
Texto:José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Presentación:Antonia Castro Panero Música: Un solo Señor