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Decálogo sobre la Defensa de la Niñez y la Juventud en Épocas de Crisis* Fuente: http://www.iin.oea.org/IIN/Novedades_decalogo.shtml.
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Decálogo sobre la Defensa de la Niñez y la Juventud en Épocas de Crisis*Fuente: http://www.iin.oea.org/IIN/Novedades_decalogo.shtml Sin duda alguna, la crisis financiera internacional concentra la atención de los líderes mundiales en la actualidad. En medio del reordenamiento de las economías, del sistema financiero y del uso eficiente y eficaz de los recursos que las naciones destinan para hacer sostenible su desarrollo surge una valiosa oportunidad para quienes nos dedicamos a la promoción y defensa de sectores especialmente vulnerables, como son los niños, niñas y adolescentes. Consideramos que es un momento propicio para ¨hacer oír sus voces¨. El Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, Organismo Especializado de la Organización de los Estados Americanos ha considerado oportuno formular un decálogo sobre la defensa de la niñez y la juventud que constituya un llamado a los gobiernos para garantizar su compromiso y toma de decisiones en favor de los niños niñas y adolescentes, y combatir aquellas causas que sistemáticamente, y especialmente en tiempos de crisis, vulneran sus derechos. * Edición: jorge.oroza@scslat.org
1. Garantizar el Interés Superior del Niño y la Niña bajo cualquier condición. Los Estados deben asegurarse que las decisiones que tomen las autoridades administrativas, judiciales o legislativas se asuman teniendo presente el principio del Interés Superior del Niño contenido en la Convención. Esto significa y repercute tanto en la asignación y uso de recursos en el contexto de políticas sociales públicas, como en las decisiones que afecten su vida, las de su familia y su comunidad.
2. Asegurar la efectividad de todos los derechos para todos los niños y niñas y garantizar la asignación del máximo de los recursos disponibles. La efectividad implica que en todas las medidas administrativas, legislativas y de cualquier otra índole, se garantice el ejercicio pleno de toda la gama de derechos consagrados y asegurados a los niños y niñas. Invertir sostenidamente en la infancia constituye la mejor apuesta para la prevención de males sociales que resultan más costosos de combatir a mediano y largo plazo.
3. Evitar toda forma de discriminación en el acceso a los beneficios del desarrollo sostenible. Resulta fundamental comprender la importancia de la universalidad de las políticas sociales y lograr el acceso de todos los niños, niñas y adolescentes. En tiempos de crisis, la tendencia a resolver los problemas inmediatos concentrados principalmente en los estratos más vulnerables no debe descuidar aquellas políticas de mediano y largo plazo y de carácter universal.
4. Combatir el hambre. Establecer las mejores estrategias y modalidades para garantizar una alimentación adecuada, en especial para los niños y niñas que viven la primera infancia. Ningún presupuesto asignado para programas sociales de bienestar básico de la infancia debería ser afectado por ajustes en tiempos de crisis. Apoyar a las familias y establecer que en ninguna escuela, centro infantil o espacio de protección en que niños y niñas reciben hoy sus comidas, éstas sean suprimidas o limitadas. Los esfuerzos deben orientarse a sostener los servicios y determinar efectivas condiciones que garanticen el desarrollo de los niños.
5. Asegurar la sostenibilidad de los progresos alcanzados en el derecho al acceso universal a la educación. Evitar el ausentismo y abandono escolar de niños, niñas y adolescentes. La escuela es el epicentro de la universalización del conocimiento y el desarrollo de capacidades para la vida. La escuela demuestra una vez más, es el espacio de formación de nuevas generaciones, complementaria a la familia y que genera capacidades insustituibles en el ser humano con apoyo del Estado.
6. Incrementar la inversión para garantizar la cobertura del acceso a la atención universal en salud y en especial a programas de prevención y atención especializada. Cabe la necesidad de la extensión y cualificación permanente de los sistemas nacionales de salud, y de modo particular, el funcionamiento de servicios especializados para la atención de la niñez y de la adolescencia. No es aceptable que programa alguno de vacunación o salud infantil sea excluido en eventuales ajustes presupuestarios de los países.
7. Velar para que aquellos programas destinados a promover el juego, la diversión, la recreación y el acceso al conocimiento y la cultura en niños, niñas y adolescentes, no se vean afectados en la disminución de presupuestos por considerarse de menor prioridad. El juego y el uso constructivo del tiempo libre es un factor social que contribuye a crear destrezas y relacionamiento positivo con sus pares, maestros y el mundo adulto. En el contexto actual, se hace un llamado a no desatender ni descuidar el acceso a experiencias lúdicas, indispensables en el proceso formativo de todo niño, niña y adolescente.
8. Proteger a todos los niños, niñas y adolescentes contra cualquier forma de violencia, explotación o trato degradante. La no violencia es también un derecho. Asistimos a una mayor visualización de la vulneración de este derecho en el ámbito familiar, a través de la violencia física, transformándose en escenario propicio para el abuso, el maltrato físico y para la violencia psicológica, ésta última en forma más sutil. Se ha de evitar que las diversas manifestaciones de la violencia contra niños niñas y adolescentes (niños en situación de calle, trabajo infantil, mendicidad, desvinculación escolar, explotación sexual comercial, abuso, explotación económica, entre otras) se vean acrecentadas o potenciadas por situaciones de crisis como la actual.
9. Promover el derecho a la participación de niños, niñas y adolescentes como una condición de democratización que permita la formación de ciudadanos plenos. La participación de niños, niñas y adolescentes se encuentra consagrada como uno de los cuatro principios rectores y transversales que conforman el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) y es, por lo tanto, una responsabilidad y una obligación de todos los Estados, siendo que su cumplimiento contribuye, a su vez, a asegurar el ejercicio de todos los demás derechos allí establecidos. Su consideración ha provocado el inicio de un proceso de cambio que reconoce a los niños, niñas y adolescentes como sujetos activos de derechos, con capacidad para opinar y dar su punto de vista en todos aquellos asuntos que les afectan.
10. La cohesión social como ambiente idóneo para el desarrollo integral de la infancia. La cohesión social permite la participación de todos los sectores en la consecución de objetivos comunes, implica el orgullo del mismo propósito, el ánimo de contribuir al desarrollo de la justicia social y la equidad para garantizar los derechos de los niños, las niñas y adolescentes. En suma, invertir en la infancia es estratégico y permite romper ciclos intergeneracionales de exclusión y de dinámicas sociales de desigualdad. • La mejor inversión es la que se hace en las nuevas generaciones, la que se concentra en transmitir a los niños, niñas y adolescentes lo mejor de nuestra historia, de nuestra cultura y conocimientos. Asegurando esto, la humanidad avanza, nuestras naciones progresan y el futuro se ve esperanzador.
Para recibir comentarios y aportes dirigirse a • jorge.oroza@scslat.org Edición: Jorge Oroza M