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Pensamientos sobre la Santísima Trinidad por la Sierva de Dios Madre Mercedes de Jesús, Monja Concepcionista de Alcázar de San Juan. Avance automático.
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Pensamientos sobre la Santísima Trinidad por la Sierva de Dios Madre Mercedes de Jesús, Monja Concepcionista de Alcázar de San Juan. Avance automático
Dios nos creó para la santidad porque de santidad, de perfecciones está constituido su Ser divino, del que nos hizo partícipes en nuestra creación.
El Padre, siempre que piensa en nosotros, y piensa siempre, nos recuerda cómo nos creó, por eso nos dio a su Hijo y en su Hijo su gracia redentora y su amor santificador, para que podamos volver a ser lo que somos en su mismidad divina.
Fue su hálito de eternidad quien nos dio la existencia comprometiendo en ello toda su Personalidad divina, su Ser íntegro, Uno y Trino.
Hizo entrar la plenitud desbordante de su Ser Padre, que es ser Causa y Origen de cuanto existe, capaz de engendrar en Sí mismo su propia imagen, que es su Hijo, “Dios de Dios”, en el cual se agota de Amor, que es su Espíritu Santo.
Así como la madre que lleva en su seno al Hijo, son dos seres distintos pero no separados, así estamos en Dios, que aunque nos creó y somos personas que viven su propia vida, no hemos salido de Él, de su Seno divino. Allí estamos formando con Él un solo ser siempre.
¡Dios nos contiene! ¡Somos prolongación de Dios, de su Ser divino que participamos tan felizmente, que, al amarle a Él, nos amamos a nosotros mismos!
¡Dios es nuestro!¡Es nuestra herencia!¡Es nuestro Padre!¡Es nuestro Principio!¡Es nuestra existencia,nuestra única posibilidad de existir! ¡Es nuestro cielo, nuestra vida bienaventurada!
¡Somos hijos del Amor Santo de Dios y de su misma Vida! Dios mismo creándonos, quiso hacerse a Sí mismo más feliz, y se hizo, porque el Bien, que es Él, tiende a expandirse.
¿Cómo es posible que la materia y los afanes desmedidos del mundo nos borre de la mente esta verdad suprema de nuestro ser? Nacimos de sus mismas entrañas, de su Ser Vida y Amor.
En la Persona del Padre celebramos el triunfo de su proyecto como Creador nuestro, salvado por Cristo.En la Persona del Hijo, el triunfo de su redención, lograda en la multitud incontable de salvados.Y en la persona del Espíritu Santo, el triunfo de su acción santificadora, primero en María Inmaculada y después, en tantos santos…
Por la práctica fiel de sus mandatos, de su Palabra, entramos en el conocimiento de su inteligencia divina que es el seno de la santidad de Dios.
Cumplir los mandamientos de Dios es asumir en el corazón y en el comportamiento el mismo modo de ser de Dios. Su modo de pensar, de amar y de obrar. Es conocerle.
Por aquí podemos entender y conocer también cómo Dios es Amor, porque todos sus mandatos son expresión de su Amor y Bondad hacia nosotros.
Es experiencia de Dios lo que Él nos ofrece en el cumplimiento de sus mandatos, de su doctrina.Veámoslo…
Cuando somos pacientes con los demás en tantas ocasiones que podríamos dar paso a la ira, estamos teniendo experiencia del modo de ser del Dios que es paciente y misericordioso y no nos trata como merecen nuestros pecados (Sal 102, 8-10)
Cuando servimos con humildad y dulzura, con abnegación y entrega generosa sin esperar recompensa, estamos teniendo experiencia del Dios que se hizo hombre no para que le sirvan sino para servir Él… (Mt. 20, 28)
¿Veis cómo vivir el amor es tener experiencia de Dios y es crecer con vigor en el convencimiento de que el verdadero valor de nuestra vida es estar en Dios, hacer lo que vemos que hizo el Padre por medio de su Hijo, dejarle que Él haga sus obras en nosotros, que es recibir el espíritu de santidad y el Amor que Él derrama en nuestros corazones por su Espíritu Santo?
Ésta es la senda que se nos abre para glorificar a Dios con nuestra vida y acercar a la humanidad a su amor y conocimiento. Dios está escondido siempre detrás del amor, en el amor. Buscadle ahí siempre con vuestro comportamiento y lo encontraréis…