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MONUMENTO A SIMON BOLIVAR. PARQUE SEMINARIO. GUSTAVO ARTEAGA AMEN.
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MONUMENTO A SIMON BOLIVAR PARQUE SEMINARIO GUSTAVO ARTEAGA AMEN
A las 12 del día del 24 de julio de 1889, al evocarse los 106 años del natalicio de Libertador, se procedió a inaugurar la estatua, con la asistencia de los veteranos de la Independencia; autoridades del Comité y del Cabildo; el Cuerpo Consular; los Jefes y Oficiales del Ejército, Marina, Cuerpo de Bomberos y el Presidente de la República, Antonio Flores Jijón, la estatua fue colocada en la Plaza más importante de la Ciudad Nueva, frente a la iglesia matriz que, con sus transformación arquitectónica, tomaría años más tarde, el nombre de Catedral.
La estatua ecuestre es de bronce y descansa en un hermoso pedestal de mármol, en donde se destaca el Escudo de Armas de Ecuador. El Libertador aparece en su corcel de guerra vistiendo traje militar en actitud de saludar al pueblo. • La fabricación de la estatua fue encargada al artista italiano Giovanni Anderlini. La obra llegó a Guayaquil el 25 de Octubre de 1888 en el vapor alemán “Celia“ y se recomendó al arquitecto Rocco Queirolo el proceso de erección del monumento y colocación de la efigie, lo que se hizo mediante un sistema de varias poleas.
Se pueden apreciar elementos de gran maestría artística y estilística, tales como los pliegues de la capa, la expresión del rostro de Bolívar, las plumas del sombrero, e incluso, en el casco del caballo, la crin, la cola, las venas que se dejan translucir en las patas. La estatua mide 4,25 mt. de alto desde los pies del caballo hasta el remate de la cabeza del jinete, y el caballo de 4,15 mt. desde la frente hasta los muslos. Así mismo la ejecución del pedestal de purísimo mármol de Carrara, es de una factura impecable en sus altos y bajos relieves.
Anécdota • El artista tuvo inconvenientes en la entrega del monumento, debido a que la obra sufrió una ruptura en la parte trasera del caballo de Simón Bolívar; posteriormente, el escultor solicitó una prorroga por el infortunio, pero como la obra estaba retrasada 14 años en su entrega, la ciudad de Guayaquil y sus representantes, hicieron caso omiso a la prorroga y decidieron aceptarla e instalarla con ese imperfecto; debido a esto en las épocas de invierno de la urbe porteña, se puede apreciar en la parte trasera del caballo, una ruptura que resalta por las gotas de lluvia que recorren a través de la pieza escultórica, un detalle que pasa desapercibido por los ciudadanos, debido al poco conocimiento de la historia de los monumentos y esculturas de la ciudad.