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Miguel-A. “Reloj telepático”. ¡No, no! No espero a nadie ¿Pero por qué lo pregunta?. ¿Parece que su cita se está retrasando?. Una mujer entra a un bar y pide un café con leche al camarero. A su lado, apoyado en la barra, hay un hombre que a cada momento mira su reloj.
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Miguel-A. “Reloj telepático”
¡No, no! No espero a nadie ¿Pero por qué lo pregunta?. ¿Parece que su cita se está retrasando?. Una mujer entra a un bar y pide un café con leche al camarero. A su lado, apoyado en la barra, hay un hombre que a cada momento mira su reloj.
¡Ah! Sí. Es que es nuevo. Me acabo de comprar este reloj con la tecnología más avanzada del mercado. Por eso lo miro a cada momento. Es muy interesante. Porque le veo consultar constantemente su reloj.
Este reloj me transmite, mediante ondas alfa, pensamientos que mi cerebro capta telepáticamente, sin que nadie pueda enterarse. ¿Y qué tiene ese reloj de especial?.
¡Sí! ¡Eso! Es una comunicación sin palabras, pero en cierta forma podríamos llamarlo así. O sea... ¿que ese reloj le habla? ¿Eso quiere decir?.
¿Y puede decirme que le está diciendo ahora mismo su reloj?. ¡Es respecto a usted!.
¡De mí! ¿Y qué le dice el reloj de mí?. Bueno, ¡es un poco íntimo!.
Mi reloj, por ejemplo, me dice que usted en este momento no lleva puesta ropa interior. ¿Íntimo? ¿Pero qué le dice? ¡Vamos, no se corte!.
Pues, lo siento. Su reloj está roto. ¡Eso sería hace una hora cuando salí de la ducha, y me puse una bata!. A lo que la mujer, sonrojada, con una risita, le responde:
¡Mierda, acabo de comprarlo y ya se atrasa!. El hombre, entonces, mira extrañado su reloj, le da unos golpecitos en el cristal y exclama: