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Cuarto Domingo de Pascua. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros Y con tu espíritu. Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados.
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En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. La gracia de nuestro Señor Jesucristo,el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros Y con tu espíritu. Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados
misterios, reconozcamos nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
del Padre;tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo, concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño del tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de tu Pastor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: -- Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías. Estas palabras les traspasaron el
corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: -- ¿Qué tenemos que hacer, hermanos? Pedro les contestó: -- Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale
para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos. Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo: -- Escapad de esta generación perversa. Los que aceptaron sus palabras
se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil. Palabra de Dios
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Lectura de la primera Carta del apóstol San Pedro Queridos hermanos: Si obrando el bien soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no
cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas;al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han
curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas. Palabra de Dios
Lectura del santo Evangelio según San Juan En aquel tiempo, dijo Jesús: -- Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas
atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.Jesús les puso esta comparación, pero ellos
no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: -- Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y, salir, Y encontrará pastos. El ladrón no entra sino
para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. Palabra del Señor
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
Oremos a Cristo, constituido por el Padre como Señor de nuestras vidas, y pidámosle que nos guíe por sus sendas. Respondamos diciendo: -Llévanos a ti, Señor.
Por la Iglesia: para que en este tiempo de alegría pascual reconozca en sus pastores la presencia viva y misteriosa de Cristo, Pastor único y universal. Oremos: -Llévanos a ti, Señor.
Por nuestro Obispo Casimiro: para que el buen Pastor haga de él un padre que lo represente en su magisterio evangelizador, en su autoridad amorosa y en su sacerdocio santificador. Oremos: -Llévanos a ti, Señor.
Por todos los sacerdotes y consagrados y por los que, en nombre de la Iglesia, son enviados a anunciar el Evangelio: para que muestren a Cristo en sus vidas y sean signos vivos de su cercanía redentora. Oremos: -Llévanos a ti, Señor.
Por todos los jóvenes que viven su fe y buscan ideales altos en medio de una sociedad que no puede saciar su sed de Dios: para que muestren a Cristo en sus vidas y sean signos vivos de su cercanía redentora. Oremos: -Llévanos a ti, Señor.
Por los que viven en la esclavitud del vicio y del pecado, por los que persiguen a los cristianos, por los que hacen la guerra y provocan las injusticias: para que a todos llegue la fuerza transformadora del Resucitado. Oremos: -Llévanos a ti, Señor.
Señor, tú entregaste tu vida para salvarnos y velas por todos nosotros; acoge con misericordia nuestras súplicas y danos lo que con fe te hemos pedido. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas por siempre, Señor.
Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Concédenos, Señor, que la celebración de estos misterios pascuales nos llene siempre de alegría y que la actualización repetida de nuestra redención sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo nuestro Señor.
El Señor esté con vosotros. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo, en que Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado. Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró la vida.