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LA VULNERABILIDAD: FACTOR DECISIVO EN LAS RELACIONES DE LOS ADOLESCENTES

Vulnerabilidad: definiciones. (Beck y Emery) = percepcin que tiene una persona sobre s misma vindose sujeta a peligros internos y externos sobre los que carece de control o ste es insuficiente para permitirle una sensacin de seguridad". Predisposicin a presentar un trastorno bajo circunstanci

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LA VULNERABILIDAD: FACTOR DECISIVO EN LAS RELACIONES DE LOS ADOLESCENTES

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    1. LA VULNERABILIDAD: FACTOR DECISIVO EN LAS RELACIONES DE LOS ADOLESCENTES APYMA MARISTAS Alfredo Asiáin Ansorena 6 de marzo de 2010

    2. Vulnerabilidad: definiciones (Beck y Emery) = “percepción que tiene una persona sobre sí misma viéndose sujeta a peligros internos y externos sobre los que carece de control o éste es insuficiente para permitirle una sensación de seguridad”. Predisposición a presentar un trastorno bajo circunstancias adversas para la persona. Es el grado de debilidad de un activo frente a una amenaza, la capacidad que tiene la amenaza de afectar al activo. En nuestro caso, cómo de resistente es el dedo frente al martillazo. Por "vulnerabilidad" se entiende las características de una persona o grupo desde el punto de vista de su capacidad para anticipar, sobrevivir, resistir y recuperarse del impacto de una amenaza natural, implicando una combinación de factores que determinan el grado hasta el cual la vida y la subsistencia de alguien queda en riesgo por un evento distinto e identificable de la naturaleza o de la sociedad.

    3. Vulnerabilidad y resiliencia Cada persona tiene un conjunto de factores de vulnerabilidad y resiliencia que influyen en su forma de adaptarse a las circunstancias de la vida. FRACASO y PERFECCIONISMO. Vulnerabilidad biológica = Temperamento, inhibición, expresividad emocional espontánea Vulnerabilidad psicológica = primeras experiencias de aprendizaje (padres, familiares, etc.)? Repertorio adecuado / inadecuado de conductas y cogniciones. Interacciones personales Marcadores de vulnerabilidad (life events)? Factores desencadenantes (triggerin events)?

    4. Marcadores y desencadenantes de la vulnerabilidad MARCADORES Genéticos y fisiológicos Migración Marginación social Estatus socioeconómico Ambiente emocional en el hogar Red social morbosa Ausencia de intimidad en la adolescencia Trastornos severos de comunicación Falta de habilidades sociales Aprendizaje incorrecto de las experiencias pasadas Refuerzo inapropiado DESENCADENANTES Jóvenes que rechazan las normas Falta de límites y valores claros Historia personal Dificultades de identidad Fracaso y perfeccionismo - ansiedad Dificultades de relación interpersonal Abuso de sustancias

    5. Rasgos de la vulnerabilidad y de la resiliencia VULNERABILIDAD Información se procesa en términos de debilidad más que de fortaleza. Minimizan las ventajas personales, magnifican las debilidades personales, atención selectiva a las debilidades, se descartan éxitos pasados... Inhibición automática del habla, del pensamiento y del recuerdo... RESILIENCIA CONFIANZA AUTONOMÍA PERSONAL INICIATIVA - CREATIVIDAD

    6. Causas de la vulnerabilidad La persona es un ser social, un ser-en-relación y que en la relación se comunica voluntaria o involuntariamente. La persona es un ser con recursos potenciales, escondidos o explicitados, pero con recursos (no hay personas irrecuperables, aunque sí hay contextos irrecuperables).Esta primera reflexión nos lleva a dos consecuencias preliminares: La persona tiene necesidades que tan solo pueden ser satisfechas por el contacto humano con otras personas (nos estamos refiriendo al afecto, respeto, estima...). Existen situaciones de enorme sufrimiento por problemas en lo relacional (de hecho, la mayor parte de la problemática de la patología psíquica, es relacional: experiencias de pérdidas, duelos mal resueltos, abandono en el núcleo de pertenencia).

    7. Necesidad de las relaciones Relación con los demás: diálogo transaccional. Definición de transacción: “intercambio de estímulos y respuestas entre estados del yo específicos de diferentes personas”. Relación con uno mismo: metadiálogo. Definición de metadiálogo: “mensajes mentales que cada persona elabora y se envía mentalmente”.

    8. Relación con los demás: las transacciones Toda persona presenta tres estados del yo: yo padre, yo adulto y yo niño.

    9. Acción preventiva Se trata de educar para resolver conflictos interpersonales e intrapersonales dentro del grupo. Se debe incidir en los siguientes subsistemas: Subsistema de los adultos responsables de los jóvenes. Subsistema de las relaciones entre los adultos y los jóvenes. Subsistema de las relaciones entre los jóvenes.

    10. Cuatro áreas principales: Área intelectual. Área actitudinal. Área corporal. Área afectivo-erótica.

    11. Autoestima y autoconcepto equilibrados / desequilibrados. YO +, TÚ + : equilibrada. YO -, TÚ + : depresiva. YO +, TÚ - : arrogante. YO -, TÚ - : suicida.

    12. Principales elementos que desequilibran la autoestima y el autoconcepto: Descalificaciones verbales y no verbales. Elogios excesivos.

    13. Líneas de actuación (1) Educación emocional: inteligencia intrapersonal e inteligencia interpersonal. (2) Potenciar el trabajo en grupo y el desarrollo de habilidades comunicativas y sociales: la negociación (asertividad, empatía y acuerdo creativo) en la resolución de conflictos. (3) Educación moral o en valores: desde la esfera personal a la esfera social y viceversa. (4) Educación del ocio. (5) Pedagogía de las normas. (6) Cultura del esfuerzo.

    14. 1. Educación emocional Percepciones y filtros. Sentimientos. Sentimientos adecuados / inadecuados / patológicos. Sentimientos hacia el exterior / sentimientos hacia el interior. Metasentimientos y bucles sentimentales. De los sentimientos a los valores: potenciar sentimientos de ayuda, consuelo y solidaridad. Ideas racionales / irracionales (prejuicios, posjuicios...). Tipos de pensamiento: pensamiento lógico, pensamiento de alternativa, pensamiento en perspectiva y pensamiento medios-fin. Inteligencias múltiples (Gardner): inteligencia lingüística, abstracta, espacial, cinética, musical, naturalista o medioambiental, intrapersonal e interpersonal. ¿Hay una inteligencia vital?

    15. 2. Resolución de conflictos Definición del conflicto: oportunidad para el cambio. Tipos de conflictos en general (clasificación según cinco criterios): Esfera personal: interpersonales / intrapersonales. Intensidad: alta intensidad / intensidad media / baja intensidad. Visibilidad: explícito / oculto o larvado / tapado. Situación: activo / inactivo. Esfera social o campo de valores: ideológico, laboral, económico, étnico, etc.

    16. Conflictos frecuentes en los jóvenes Personales: Forzar lo espontáneo. Eludir los problemas. Mantenerse en sus trece. Argumentar para alimentar las propias dudas. Interpersonales: Llamar la atención. Mantener un pulso de poder. Desquitarse.

    17. Disposición ante el conflicto Estrategias Tú + Yo + : llegan al acuerdo. Creatividad. Asertividad. Empatía. Agresividad canalizada. Estrategias Tú – Yo +: los otros ceden. Manipulación. Estrategia Tú + Yo - : yo cedo. Pasividad. Estrategia Tú – Yo - : ambos pierden. Enfrentamiento.

    18. 3. Educación en valores Objetivo básico: conseguir la autonomía moral del educando a través del desarrollo de su capacidad de juicio Piaget: evolución de una moral heterónoma a una moral autónoma Kohlberg: desarrollo moral en tres niveles y seis estadios Heteronomía: Individualismo: Expectativas interpersonales: Sistema social y conciencia: Contrato social: Principios éticos universales: Cognitivo - formal

    19. Características de los valores Suscitan deseo o apetencia en el sujeto El sujeto no puede permanecer indiferente ante el valor Poseen fuerza para orientar la vida humana Ejercen presión sobre la voluntad de las personas Se nos presentan polarmente Todo valor tienen un antivalor Es posible jerarquizarlos Según el orden de preferencia de los mismos

    20. Los valores morales Características básicas: Dependen de la libertad humana Son exclusivamente humanos Tienen pretensión de universalidad Quien se apropia de ellos crece en humanidad Entre el conjunto de los valores existen unos que son específicamente morales, como la libertad, la justicia, la solidaridad, la honestidad, la tolerancia activa, la disponibilidad al diálogo, el respeto a la humanidad en las demás personas y en la propia. Estos valores, según la profesora Adela Cortina (1996 :17) se pueden especificar, al menos, por los siguientes factores: a)  Dependen de la libertad humana. Esto quiere decir que está en nuestra mano realizarlos o no. Cualquier otro tipo de valor, como ser feo o guapo, torpe o habilidoso, elegante o inelegante, ordenado o desastrado, etc. es algo que sólo en parte está en nuestras manos, y por lo tanto no somos enteramente responsables de poseerlos o no. Pero, por el contrario, ser solidario o insolidario, justo o injusto, tolerante o intolerante, depende totalmente de nuestra voluntad. b) Los valores morales son exclusivamente humanos, es decir, que no pueden atribuirse ni a los animales, ni a las plantas, ni a los objetos inanimados. Cuando utilizamos expresiones como perro solidario, o naturaleza bondadosa, lo hacemos por analogía con la conducta humana, pero no porque se les puedan atribuir estos valores. c)  Tienen pretensión de universalidad, en el sentido de que son válidos para todo tipo de hombre. No constituyen simples rasgos del carácter o peculiaridades que unas personas tienen y otras no, sino que piden ser universalizados. La vida sin estos valores estaría falta de humanidad. d) Quien se apropia de estos valores crece en humanidad, y el que no lo hace, disminuye. Pero lo propio de la vida moral no son solamente los valores específicamente morales, sino también la disponibilidad de la persona para realizar distintos valores, sean o no morales, integrándolos de una forma plenamente humana. Es decir, la predisposición a encarnar valores de utilidad, de salud, estéticos, etc. organizándolos de un modo armónico. Entre el conjunto de los valores existen unos que son específicamente morales, como la libertad, la justicia, la solidaridad, la honestidad, la tolerancia activa, la disponibilidad al diálogo, el respeto a la humanidad en las demás personas y en la propia. Estos valores, según la profesora Adela Cortina (1996 :17) se pueden especificar, al menos, por los siguientes factores: a)  Dependen de la libertad humana. Esto quiere decir que está en nuestra mano realizarlos o no. Cualquier otro tipo de valor, como ser feo o guapo, torpe o habilidoso, elegante o inelegante, ordenado o desastrado, etc. es algo que sólo en parte está en nuestras manos, y por lo tanto no somos enteramente responsables de poseerlos o no. Pero, por el contrario, ser solidario o insolidario, justo o injusto, tolerante o intolerante, depende totalmente de nuestra voluntad. b) Los valores morales son exclusivamente humanos, es decir, que no pueden atribuirse ni a los animales, ni a las plantas, ni a los objetos inanimados. Cuando utilizamos expresiones como perro solidario, o naturaleza bondadosa, lo hacemos por analogía con la conducta humana, pero no porque se les puedan atribuir estos valores. c)  Tienen pretensión de universalidad, en el sentido de que son válidos para todo tipo de hombre. No constituyen simples rasgos del carácter o peculiaridades que unas personas tienen y otras no, sino que piden ser universalizados. La vida sin estos valores estaría falta de humanidad. d) Quien se apropia de estos valores crece en humanidad, y el que no lo hace, disminuye. Pero lo propio de la vida moral no son solamente los valores específicamente morales, sino también la disponibilidad de la persona para realizar distintos valores, sean o no morales, integrándolos de una forma plenamente humana. Es decir, la predisposición a encarnar valores de utilidad, de salud, estéticos, etc. organizándolos de un modo armónico.

    21. La educación del carácter Supuestos básicos Socializar al alumno en lo valioso Educar en las excelencias o ideales de ciudadanía Referencia continua al comportamiento Interiorización: por el continuo entrenamiento y ejercicio de unos valores básicos Ventajas Inconvenientes Es una concepción de la educación moral que tiene sus orígenes en la tradición griega, donde el ideal de hombre de carácter coincidía con el ideal de ciudadano. En los planteamientos de Aristóteles sobre la educación de la persona, no se trata de desarrollar prioritariamente el pensamiento, ni de favorecer la especulación, sino de desarrollar virtudes, de conseguir personalidades morales “buenas”. Retomando esta tradición aristotélica, durante los últimos tiempos ha adquirido una gran fuerza este enfoque de educación en valores. Se contrapone a las teorías del desarrollo moral, al entender que para conseguir el desarrollo moral de la persona no basta con que sea capaz de conocer intelectualmente lo que está bien o lo que es justo, sino que es necesario que la persona sea capaz de obrar de acuerdo con esa idea de bien o de justicia. Y para ello es necesario recurrir a la práctica, al continuo entrenamiento para que los sujetos interioricen unos principios y valores concretos, y que actúen en consecuencia con los mismos. La referencia al comportamiento es continua. Según Juan Escámez (1996: 41) lo que caracteriza a esta corriente de educación moral es la convicción de que existen unos valores básicos que deben regular el comportamiento de todos los ciudadanos para el buen funcionamiento de la sociedad. En estos valores debe educar el sistema escolar si queremos formar buenas personas y buenos ciudadanos. Hay dos valores que se consideran fundamentales para la educación del ser humano: el valor del respeto y el valor de la responsabilidad. De estos valores se derivan los demás. Por su parte Peters (1984, 1987) realiza unos planteamientos que tratan de superar el elevado formalismo de las teorías cognitivo evolutivas, otorgando mayor contenido a la educación en valores. Así propugna que en las primeras edades del desarrollo, cuando la capacidad de razonamiento lógico y abstracto está en proceso de formación, se debe enseñar a los niños a observar y cumplir ciertas normas. Es decir, que se debe hacer que adopten guías concretas de conducta consensuadas. Esta educación será la base que permitirá alcanzar posteriormente un pensamiento y una actuación fundamentada en principios abstractos. Es una concepción de la educación moral que tiene sus orígenes en la tradición griega, donde el ideal de hombre de carácter coincidía con el ideal de ciudadano. En los planteamientos de Aristóteles sobre la educación de la persona, no se trata de desarrollar prioritariamente el pensamiento, ni de favorecer la especulación, sino de desarrollar virtudes, de conseguir personalidades morales “buenas”. Retomando esta tradición aristotélica, durante los últimos tiempos ha adquirido una gran fuerza este enfoque de educación en valores. Se contrapone a las teorías del desarrollo moral, al entender que para conseguir el desarrollo moral de la persona no basta con que sea capaz de conocer intelectualmente lo que está bien o lo que es justo, sino que es necesario que la persona sea capaz de obrar de acuerdo con esa idea de bien o de justicia. Y para ello es necesario recurrir a la práctica, al continuo entrenamiento para que los sujetos interioricen unos principios y valores concretos, y que actúen en consecuencia con los mismos. La referencia al comportamiento es continua. Según Juan Escámez (1996: 41) lo que caracteriza a esta corriente de educación moral es la convicción de que existen unos valores básicos que deben regular el comportamiento de todos los ciudadanos para el buen funcionamiento de la sociedad. En estos valores debe educar el sistema escolar si queremos formar buenas personas y buenos ciudadanos. Hay dos valores que se consideran fundamentales para la educación del ser humano: el valor del respeto y el valor de la responsabilidad. De estos valores se derivan los demás. Por su parte Peters (1984, 1987) realiza unos planteamientos que tratan de superar el elevado formalismo de las teorías cognitivo evolutivas, otorgando mayor contenido a la educación en valores. Así propugna que en las primeras edades del desarrollo, cuando la capacidad de razonamiento lógico y abstracto está en proceso de formación, se debe enseñar a los niños a observar y cumplir ciertas normas. Es decir, que se debe hacer que adopten guías concretas de conducta consensuadas. Esta educación será la base que permitirá alcanzar posteriormente un pensamiento y una actuación fundamentada en principios abstractos.

    22. La clarificación de valores Objetivo básico: capacitar a las personas para que ellas mismas decidan lo que es digno de se estimado en la vida Rechaza cualquier transmisión de valores concretos Inconvenientes: - Posturas individualistas - Los valores son absolutamente relativos Los principales representantes de esta corriente son Raths, Harmin y Simon. Defienden que son los alumnos quienes han de formar su propio sistema de valores. El proceso educativo consiste en capacitar a los alumnos para que ellos mismos decidan qué es digno de ser estimado en la vida. Los profesores y actividades del aula sólo tienen la función de ser facilitadores del proceso por el que cada alumno va clarificando y organizando sus preferencias, y tomando, de acuerdo con ellas, las decisiones sobre las situaciones de su vida en las que haya conflictos de valores (Raths, Harmin y Simon, 1967: 29). Se pretende realizar una educación en valores que evite todo adoctrinamiento y que estimule la libertad personal sobre lo que es digno de ser preferido y el respeto a los valores de otras personas, sociedades o culturas. Se rechaza cualquier transmisión de valores concretos, aunque sean fundamento de derechos universales. No se trata de establecer una norma con pretensión de validez general, sobre lo que deba ser hecho en las relaciones de unos con otros. Por esta razón, no se puede considerar una modalidad de educación moral. Sin embargo, el amplio uso que se ha hecho de esta técnica y su utilidad para conocer los propios valores y aquellos de los contextos en los que se vive, la convierte en una técnica eficaz para la preparación de los alumnos, antes de iniciar la discusión de dilemas morales. Iinconvenientes . El reconocimiento que se hace de la persona como ser autónomo y libre con capacidad para decidir lo que considere mejor en cada momento, puede dar lugar a unas posturas individualistas extremas que no tengan en cuenta la perspectiva social. Ello nos podría llevar a intentar justificar posturas excesivamente interesadas e insolidarias. Cuando se entiende que no existen opciones de valor preferibles a las demás, resulta difícil la promoción del diálogo y la reflexión, en el proceso de construcción de valores colectivos Bajo esta perspectiva, existen múltiples ejercicios y metodologías que tienen como principal objetivo facilitar la toma de conciencia de los valores, las creencias y las opiniones de cada persona. Son actividades que resultan especialmente apropiadas para construir la propia identidad, para conocerse a sí mismo clarificando aquellos aspectos que configuran la propia manera de ser, de pensar y de sentir La acción educativa estará encaminada a estimular el proceso de valoración de los alumnos, a ayudarles a conocer lo que cada uno de ellos valora, para que puedan llegar a sentirse responsables y comprometidos con ellos. En el entorno cultural de sociedades abiertas y plurales donde conviven múltiples opciones de valor, a veces contradictorias entre sí, las actividades de clarificación de valores pretenden ayudar a superar el desconcierto y la desorientación de los sujetos apoyando la adopción de un conjunto consistente de valores que guíen la vida de las personas. La acción educativa estará encaminada a estimular el proceso de valoración de los alumnos, a ayudarles a conocer lo que cada uno de ellos valora, para que puedan llegar a sentirse responsables y comprometidos con ellos. En el entorno cultural de sociedades abiertas y plurales donde conviven múltiples opciones de valor, a veces contradictorias entre sí, las actividades de clarificación de valores pretenden ayudar a superar el desconcierto y la desorientación de los sujetos apoyando la adopción de un conjunto consistente de valores que guíen la vida de las personas.     Los principales representantes de esta corriente son Raths, Harmin y Simon. Defienden que son los alumnos quienes han de formar su propio sistema de valores. El proceso educativo consiste en capacitar a los alumnos para que ellos mismos decidan qué es digno de ser estimado en la vida. Los profesores y actividades del aula sólo tienen la función de ser facilitadores del proceso por el que cada alumno va clarificando y organizando sus preferencias, y tomando, de acuerdo con ellas, las decisiones sobre las situaciones de su vida en las que haya conflictos de valores (Raths, Harmin y Simon, 1967: 29). Se pretende realizar una educación en valores que evite todo adoctrinamiento y que estimule la libertad personal sobre lo que es digno de ser preferido y el respeto a los valores de otras personas, sociedades o culturas. Se rechaza cualquier transmisión de valores concretos, aunque sean fundamento de derechos universales. No se trata de establecer una norma con pretensión de validez general, sobre lo que deba ser hecho en las relaciones de unos con otros. Por esta razón, no se puede considerar una modalidad de educación moral. Sin embargo, el amplio uso que se ha hecho de esta técnica y su utilidad para conocer los propios valores y aquellos de los contextos en los que se vive, la convierte en una técnica eficaz para la preparación de los alumnos, antes de iniciar la discusión de dilemas morales. Iinconvenientes . El reconocimiento que se hace de la persona como ser autónomo y libre con capacidad para decidir lo que considere mejor en cada momento, puede dar lugar a unas posturas individualistas extremas que no tengan en cuenta la perspectiva social. Ello nos podría llevar a intentar justificar posturas excesivamente interesadas e insolidarias. Cuando se entiende que no existen opciones de valor preferibles a las demás, resulta difícil la promoción del diálogo y la reflexión, en el proceso de construcción de valores colectivos Bajo esta perspectiva, existen múltiples ejercicios y metodologías que tienen como principal objetivo facilitar la toma de conciencia de los valores, las creencias y las opiniones de cada persona. Son actividades que resultan especialmente apropiadas para construir la propia identidad, para conocerse a sí mismo clarificando aquellos aspectos que configuran la propia manera de ser, de pensar y de sentir La acción educativa estará encaminada a estimular el proceso de valoración de los alumnos, a ayudarles a conocer lo que cada uno de ellos valora, para que puedan llegar a sentirse responsables y comprometidos con ellos. En el entorno cultural de sociedades abiertas y plurales donde conviven múltiples opciones de valor, a veces contradictorias entre sí, las actividades de clarificación de valores pretenden ayudar a superar el desconcierto y la desorientación de los sujetos apoyando la adopción de un conjunto consistente de valores que guíen la vida de las personas. La acción educativa estará encaminada a estimular el proceso de valoración de los alumnos, a ayudarles a conocer lo que cada uno de ellos valora, para que puedan llegar a sentirse responsables y comprometidos con ellos. En el entorno cultural de sociedades abiertas y plurales donde conviven múltiples opciones de valor, a veces contradictorias entre sí, las actividades de clarificación de valores pretenden ayudar a superar el desconcierto y la desorientación de los sujetos apoyando la adopción de un conjunto consistente de valores que guíen la vida de las personas.    

    23. Estrategias y técnicas para la formación y cambio de valores y actitudes

    26. El profesor ante las nuevas exigencias sociales Cultura de la postmodernidad Coexistencia de modelos culturales divergentes Confusión axiológica Perdida de certidumbres morales y científicas Vivimos un proceso de desarrollo tecnológico, social, demográfico, económico, cultural y humano en definitiva, que hacen que nos sintamos inmersos en un mundo que cambia más deprisa de lo que somos capaces de comprender y asumir. Vivimos en la llamada cultura de la postmodernidad; un mundo caracterizado por la aceleración de los cambios, por la diversidad cultural, por la diversidad tecnológica y la incertidumbre moral y científica, así como por el predominio de valores como el individualismo el hedonismo, el esteticismo, la vivencia del presente, etc. La coexistencia de modelos culturales divergentes, junto con la confusión axiológica, el cambio acelerado y la complejidad creciente de la vida social, hace que muchos profesores se sientan aturdidos y desconcertados, sin patrones claros de referencia a los que acudir. Ello amplia las funciones del profesorado que han de enfrentarse a nuevos retos y obligaciones. En una sociedad cada vez más plural y diversa, caracterizada por la perdida de las certidumbres morales y científicas, los profesores requieren de nuevos conocimientos y habilidades, y se ven obligados a cambiar los métodos y estrategias de intervención. Por ello podemos decir que enseñar hoy es mucho más difícil que hace veinte años, y plantea nuevos retos a los profesores y a la administración educativa. Vivimos un proceso de desarrollo tecnológico, social, demográfico, económico, cultural y humano en definitiva, que hacen que nos sintamos inmersos en un mundo que cambia más deprisa de lo que somos capaces de comprender y asumir. Vivimos en la llamada cultura de la postmodernidad; un mundo caracterizado por la aceleración de los cambios, por la diversidad cultural, por la diversidad tecnológica y la incertidumbre moral y científica, así como por el predominio de valores como el individualismo el hedonismo, el esteticismo, la vivencia del presente, etc. La coexistencia de modelos culturales divergentes, junto con la confusión axiológica, el cambio acelerado y la complejidad creciente de la vida social, hace que muchos profesores se sientan aturdidos y desconcertados, sin patrones claros de referencia a los que acudir. Ello amplia las funciones del profesorado que han de enfrentarse a nuevos retos y obligaciones. En una sociedad cada vez más plural y diversa, caracterizada por la perdida de las certidumbres morales y científicas, los profesores requieren de nuevos conocimientos y habilidades, y se ven obligados a cambiar los métodos y estrategias de intervención. Por ello podemos decir que enseñar hoy es mucho más difícil que hace veinte años, y plantea nuevos retos a los profesores y a la administración educativa.

    27. Dificultades que plantea la educación en valores Falta de tradición en la enseñanza sistemática y planificada de estos contenidos Mayor complejidad del proceso de enseñanza / aprendizaje de los contenidos actitudinales Influencia del contexto social y familiar Tradición individualista y conservadora del profesorado Falta de formación específica del profesorado en este ámbito Las razones fundamentales por las que el profesorado tiene dificultades para abordar de modo satisfactorio la enseñanza de los valores y actitudes, considero que son las siguientes (Pérez, 1996): a)      La falta de tradición en la enseñanza sistemática y planificada de estos contenidos. El profesorado tiene conocimiento y experiencia sobre el tratamiento de los temas desde la dimensión cognitiva o procedimental, pero no desde la actitudinal. Llevamos mucho tiempo enseñando y evaluando hechos, conceptos o procedimientos de modo sistemático y planificado, pero muy poco enseñando valores y actitudes. Poco a poco van apareciendo materiales, programas, metodológicas, actividades específicas, etc. que se van incorporando al bagaje profesional de los docentes. b)     La mayor complejidad del proceso de enseñanza/aprendizaje de los contenidos actitudinales. Los objetivos referidos al logro de actitudes y valores son, sin duda, los más ricos en educación, pero requieren el empleo de técnicas y estrategias más complejas para lograrlos. Implican la interacción entre iguales, la planificación de objetivos a medio y largo plazo y la colaboración de todo el equipo de profesores. c)     La percepción de los profesores de que la influencia educativa de sus actividades es muy limitada en este tipo de aprendizajes. Los profesores son conscientes de que los Medios de Comunicación Social, la familia, el contexto social, etc., ejercen una influencia decisiva en la conformación del sistema de valores y actitudes del individuo. Esta influencia escapa a su control y en muchos casos es contradictoria con los valores que se enseñan en el centro escolar. d)    Las razones fundamentales por las que el profesorado tiene dificultades para abordar de modo satisfactorio la enseñanza de los valores y actitudes, considero que son las siguientes (Pérez, 1996): a)      La falta de tradición en la enseñanza sistemática y planificada de estos contenidos. El profesorado tiene conocimiento y experiencia sobre el tratamiento de los temas desde la dimensión cognitiva o procedimental, pero no desde la actitudinal. Llevamos mucho tiempo enseñando y evaluando hechos, conceptos o procedimientos de modo sistemático y planificado, pero muy poco enseñando valores y actitudes. Poco a poco van apareciendo materiales, programas, metodológicas, actividades específicas, etc. que se van incorporando al bagaje profesional de los docentes. b)     La mayor complejidad del proceso de enseñanza/aprendizaje de los contenidos actitudinales. Los objetivos referidos al logro de actitudes y valores son, sin duda, los más ricos en educación, pero requieren el empleo de técnicas y estrategias más complejas para lograrlos. Implican la interacción entre iguales, la planificación de objetivos a medio y largo plazo y la colaboración de todo el equipo de profesores. c)     La percepción de los profesores de que la influencia educativa de sus actividades es muy limitada en este tipo de aprendizajes. Los profesores son conscientes de que los Medios de Comunicación Social, la familia, el contexto social, etc., ejercen una influencia decisiva en la conformación del sistema de valores y actitudes del individuo. Esta influencia escapa a su control y en muchos casos es contradictoria con los valores que se enseñan en el centro escolar. d)    

    28. Necesidad de educar en valores Relación indisoluble entre valores y educación - Como metas de autorrealización - Regulación del comportamiento - Marcos de conocimiento - Análisis de situaciones - Resolver los conflictos - Toma de decisiones En otro momento, al analizar la dimensión axiológica de la educación, ya establecíamos con claridad la relación indisoluble entre valores y educación. La relación entre valores y educación comienza por el hecho de que la educación implica una referencia esencial a los valores, en el doble sentido de que si se educa es precisamente porque se desea conseguir unos valores y, por lo mismo, la educación consiste en una formación de valores en el individuo (Quintana, 1998, Pérez, Cánovas y Gervilla, 1999). Desde el punto de vista psicosocial, las investigaciones actuales demuestran el papel central que juegan los valores en el dinamismo de la personalidad, como metas de autorrealización personal, como ideas que regulan los comportamientos individuales y colectivos, como marcos de conocimiento desde los que nos percibimos a nosotros mismos y a los demás de una manera u otra, como análisis de las situaciones en las que vivimos para decidirnos por un tipo de acción o por otro. En definitiva, el sistema de valores que cada uno posee constituye una estructura general que permite evaluarse a sí mismo y a los demás, así como a las situaciones que se nos presentan, para resolver los conflictos que genera la convivencia diaria y para tomar decisiones personales. Estas, entre otras funciones que cumplen los valores, hacen que su enseñanza como contenido de la educación esté plenamente justificada (Escámez 1994, pág. 59). Prestigiosos informes internacionales, como “Aprender a ser” dirigido por Faure (1973), ya propugnaban la realización de modificaciones internas en los sistemas educativos para facilitar el desarrollo armónico de todos los elementos del proceso educativo: conocimientos, comprensión, actitudes y aptitudes. Más recientemente, el Informe a la UNESCO de la comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, dirigido por Jacques Delors, y que con el título “La educación encierra un tesoro”, ha sido publicado en numerosas lenguas y lugares del mundo, afirma que la educación, a lo largo de la vida, se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Los dos últimos “pilares” justifican plenamente la necesidad de educar en valores y actitudes en el mundo de hoy. En otro momento, al analizar la dimensión axiológica de la educación, ya establecíamos con claridad la relación indisoluble entre valores y educación. La relación entre valores y educación comienza por el hecho de que la educación implica una referencia esencial a los valores, en el doble sentido de que si se educa es precisamente porque se desea conseguir unos valores y, por lo mismo, la educación consiste en una formación de valores en el individuo (Quintana, 1998, Pérez, Cánovas y Gervilla, 1999). Desde el punto de vista psicosocial, las investigaciones actuales demuestran el papel central que juegan los valores en el dinamismo de la personalidad, como metas de autorrealización personal, como ideas que regulan los comportamientos individuales y colectivos, como marcos de conocimiento desde los que nos percibimos a nosotros mismos y a los demás de una manera u otra, como análisis de las situaciones en las que vivimos para decidirnos por un tipo de acción o por otro. En definitiva, el sistema de valores que cada uno posee constituye una estructura general que permite evaluarse a sí mismo y a los demás, así como a las situaciones que se nos presentan, para resolver los conflictos que genera la convivencia diaria y para tomar decisiones personales. Estas, entre otras funciones que cumplen los valores, hacen que su enseñanza como contenido de la educación esté plenamente justificada (Escámez 1994, pág. 59). Prestigiosos informes internacionales, como “Aprender a ser” dirigido por Faure (1973), ya propugnaban la realización de modificaciones internas en los sistemas educativos para facilitar el desarrollo armónico de todos los elementos del proceso educativo: conocimientos, comprensión, actitudes y aptitudes. Más recientemente, el Informe a la UNESCO de la comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, dirigido por Jacques Delors, y que con el título “La educación encierra un tesoro”, ha sido publicado en numerosas lenguas y lugares del mundo, afirma que la educación, a lo largo de la vida, se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Los dos últimos “pilares” justifican plenamente la necesidad de educar en valores y actitudes en el mundo de hoy.

    29. ¿En qué valores educar? Necesidad de ser respetuosos con las diferentes formas de vida, visiones del mundo o concepciones de la persona Uso del diálogo como procedimiento básico Tensión entre la “libertad de cátedra” y la necesidad de que exista coherencia entre todos los profesores Debe complementarse con el cultivo de: Una vez establecida la necesidad de educar en valores, la pregunta que se plantea el profesorado es ¿qué valores podemos enseñar si además queremos ser respetuosos con las diferentes formas de vida, visiones del mundo o concepciones de la persona, que coexisten en nuestras sociedades y en el interior de cada una de ellas? Tal y como señala el profesor Escámez, la respuesta a esta pregunta es difícil y aproximada, pues siempre puede contestarse desde diferentes puntos de vista. Por ello, el profesor, para concretar los valores que ha de enseñar a sus alumnos, debe seguir un procedimiento que, salvaguardando su autonomía, su conciencia y su responsabilidad, también esté atento a las valoraciones y derechos de los demás agentes educativos, como son los alumnos, los padres y madres de los mismos, y el equipo de profesores del centro. Debe tener en cuenta las valoraciones y puntos de vista de todos aquellos afectados por su función profesional, y para ello debe utilizar el diálogo como procedimiento básico de aproximación y contraste del punto de vista de las personas y de la colectividad. (Escámez, 1994). El problema del consenso y la coincidencia de perspectivas entre los docentes se presenta como uno de los principales escollos de la educación en valores. La tensión que se observa entre la “libertad de cátedra” y la necesidad de que exista coherencia entre todos los que enseñan a un mismo grupo de alumnos, cobra especial relevancia cuando hablamos de educación en valores (Elena Martín, 1999, pág. 88). A este respecto es necesario tener en cuenta que la libertad de cátedra, desde el punto de vista pedagógico, está marcada por el límite derivado de la necesaria cooperación y búsqueda de consenso entre todos los miembros del equipo del profesorado para la educación de sus alumnos. Una vez establecida la necesidad de educar en valores, la pregunta que se plantea el profesorado es ¿qué valores podemos enseñar si además queremos ser respetuosos con las diferentes formas de vida, visiones del mundo o concepciones de la persona, que coexisten en nuestras sociedades y en el interior de cada una de ellas? Tal y como señala el profesor Escámez, la respuesta a esta pregunta es difícil y aproximada, pues siempre puede contestarse desde diferentes puntos de vista. Por ello, el profesor, para concretar los valores que ha de enseñar a sus alumnos, debe seguir un procedimiento que, salvaguardando su autonomía, su conciencia y su responsabilidad, también esté atento a las valoraciones y derechos de los demás agentes educativos, como son los alumnos, los padres y madres de los mismos, y el equipo de profesores del centro. Debe tener en cuenta las valoraciones y puntos de vista de todos aquellos afectados por su función profesional, y para ello debe utilizar el diálogo como procedimiento básico de aproximación y contraste del punto de vista de las personas y de la colectividad. (Escámez, 1994). El problema del consenso y la coincidencia de perspectivas entre los docentes se presenta como uno de los principales escollos de la educación en valores. La tensión que se observa entre la “libertad de cátedra” y la necesidad de que exista coherencia entre todos los que enseñan a un mismo grupo de alumnos, cobra especial relevancia cuando hablamos de educación en valores (Elena Martín, 1999, pág. 88). A este respecto es necesario tener en cuenta que la libertad de cátedra, desde el punto de vista pedagógico, está marcada por el límite derivado de la necesaria cooperación y búsqueda de consenso entre todos los miembros del equipo del profesorado para la educación de sus alumnos.

    30. 4. Educación en un ocio variado y enriquecedor Ocio con los demás. Ocio con mi cuerpo. Ocio en soledad. Ocio cultural. Ocio y consumismo. Ocio solidario. Ocio y espiritualidad.

    31. 5. Pedagogía de la disciplina y las normas La norma es una oportunidad educativa que no hay que desaprovechar: enseñemos responsabilidad. A la norma se llega tras la afirmación clara de la libertad individual y social y como salvaguarda de la misma; no es una barrera limitadora y castrante. La norma, por pequeña que sea o por intrascendente que parezca, siempre debe ser la plasmación de unos objetivos educativos superiores: educar para la convivencia; educar para formar ciudadanos, hacer evolucionar ética y moralmente a nuestros hijos.

    32. Los límites y normas claros favorecen la socialización y la convivencia de nuestros hijos en los grupos en que se integran: familia, aula... Este avance a pequeña escala desarrolla habilidades sociales imprescindibles para desarrollar valores como la tolerancia y el respeto. El hecho de estar instalados en una “cultura de la satisfacción” dificulta la valoración del avance humanitario que supone disfrutar de unos derechos y responsabilidades que, aunque individuales, revierten a la sociedad. Educar a nuestros hijos en sus derechos y deberes ciudadanos es imprescindible para la sociedad. Esta educación en nuestra sociedad debe trascenderla para abordar los derechos humanos universales desde la perspectiva de los otros, de los últimos: justicia social. Por tanto, necesitamos una visión alternativa de la persona y de los derechos no sólo desde el deber negativo de no hacer daño directamente sino también desde el deber positivo de responsabilizarse de los demás. La responsabilidad: educar para la responsabilidad afecta a la esfera personal, familiar, social e institucional. La ciudadanía, así, planteará un equilibrio entre derechos y responsabilidades, fomentará la participación en los asuntos públicos y forjará un estilo dialogante y pacífico para resolver los conflictos.

    33. 6.- Cultura del esfuerzo personal RENDIMIENTO = CAPACIDADES POTENCIALES – PÉRDIDAS DEL PROCESO

    34. Importancia de la motivación. Las tareas tienen que tener sentido. Necesidad de tener sueños y metas. Relevancia del ejemplo (padres, centro y profesores). Crear una “pedagogía del esfuerzo”. Personas competentes, críticas, sensibles y solidarias. Y personas felices.

    35. Tres variables para fomentar el esfuerzo Resistirse al modelo de éxito fácil. Cuestionarse un sistema de enseñanza excesivamente homogéneo: aprendizaje y entrenamiento en tareas prácticas. Actualizar los modelos familiares.

    36. Circuito de la autoexigencia personal 1º) Autocrítica equilibrada 2º) Crítica constructiva de los demás 3º) Propuestas de cambio – mejora 4º) Exigencia diaria en los procesos: “ya llegarán los resultados” 5º) Metodología adecuada 6º) Satisfacción personal por la obra bien hecha

    37. A modo de conclusión El concepto de riesgo psicosocial. La vulnerabilidad en el adolescente. Detección de factores de riesgo. Prevención de conductas de riesgo en el adolescente. El amor contra las conductas de riesgo.

    38. Aspectos fundamentales en la educación El afecto en la relación: nos debemos preocupar con afecto por su estado físico, emocional... La comunicación padres-hijos: debemos tener en cuenta sus opiniones, intercambiar información, dialogar y escuchar de verdad, y razonar para obtener su conformidad. El grado de control: es la influencia que tenemos sobre el comportamiento de nuestro hijo/a. La exigencia de madurez: debemos hacer hincapié en que sean autónomos y que tomen decisiones, aunque se equivoquen.

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