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Dios y el problema del mal y el sufrimiento en la creación. ¿Por qué permite Dios el sufrimiento en su creación? ¿Cómo puede haber querido Dios un mundo imperfecto, lleno de dolor y de injusticia? ¿Cabe plantearse la cuestión de Dios ante tanto mal y tanto sufrimiento?.
E N D
¿Por qué permite Dios el sufrimiento en su creación? • ¿Cómo puede haber querido Dios un mundo imperfecto, lleno de dolor y de injusticia? • ¿Cabe plantearse la cuestión de Dios ante tanto mal y tanto sufrimiento?
Por acción y omisión algunos acusan a Dios de todos los males. • Por acción: de todos los males derivados de los desastres naturales: terremotos, tsunamis, etc. • Por omisión: por permitir el mal cuyo origen está en el hombre: guerra, asesinatos, etc. • ¿Dónde estaba Dios en Auschwitz? • ¿Por qué no intervino?
¿Es todo ello compatible con un Dios misericordioso? • Dios es amor • ¿Y con un Dios todopoderoso? • ¿Cuál es la respuesta?
Dios crea el universo de la nada. • La creación del mundo fue en su origen una manifestación de la soberanía absoluta de Dios. • La creación es, en relación a Dios, lo “realmente otro frente a él”. • Es algo distinto de Dios. • Es lo “realmente otro” en relación a Dios. • Es por tanto “no divino”.
En la creación la soberanía absoluta de Dios manifestó su voluntad de dejar de serlo, ello por la existencia de una finitud que se puede autodeterminar. • La presencia de Dios en su creación se puede concebir como un “autorrepliegue” divino. • Dios ha querido un cosmos que no sea puro dictado, sino espacio de posibilidades internas y de libertad inventiva.
La creación es un acto de autolimitación divina. • La providencia de Dios no es un constante dirigir todas las cosas. • Dios provoca una verdadera “creación creadora”. • Dios es como la causa que hace que las cosas se hagan como en ella se hacen. • Dios deja hacerse al mundo promoviéndolo desde la distancia. • Reservándose su propia libertad para intervenciones concretas.
¿Por qué Dios crea el universo de la nada? • Es un acto de amor. • Dios es amor. • Originariamente (antes de la creación) Dios se pone en relación consigo mismo. • Dios quiere algo más allá de sí mismo. • Y piensa en la categoría de “otro”. • Así su amor se va a dirigir también hacia fuera, hacia el “otro”.
Dios se concibe como aquel que está dirigido a lo otro por amor. • El creador planifica así “lo externamente otro” para realizar en ello su amor. • Crea de la nada el Universo. • La creación es, en relación a Dios, lo “realmente otro frente a él”. • Es algo distinto de Dios. • Es lo “realmente otro” en relación a Dios. • Es por tanto “no divino”. • Por ello por esencia la creación es limitada e imperfecta.
El mundo, puesto por Dios fuera de sí mismo como lo auténticamente otro, por su propia esencia no puede ser divinamente perfecto. • Ese es el origen último del sufrimiento y del mal en la creación. • Existe, pues, una imperfección original de la creación, porque la creación es limitada por esencia. • La creación no es Dios.
Es el amor de Dios quien pone “lo otro” como creación. • Y ello como realidad no divina, con las consecuencias propias de una imperfección entitativa. • Es inevitable esa primera fase de desarmonía en la creación. • Pero el amor de Dios hace que no pueda conformarse con esa situación.
El sufrimiento que inevitablemente deriva de todo ello para la creación lo comparte Dios. • Y Dios se compadece insertándose en la creación, haciéndose partícipe de ella, a través de la encarnación. • A través de Jesucristo (Hijo de Dios, segunda persona de la Trinidad) Dios se dispone a “rescatar” por amor toda la creación.
La omnipotencia del amor divino garantiza que el sufrimiento de este mundo sea provisional. • Dios, en Jesucristo, se identifica con la fase de sufrimiento de la creación y le promete la redención definitiva. • Esto es lo que acontece con la venida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. • La omnipotencia de Dios llega finalmente a la automanifestación gloriosa ante el mundo entero.
Para no quedarse en sí mismo el amor de Dios tiene que poner ante sí “algo realmente otro”. • Es la creación, que para que sea “realmente otro” es distinta de Dios, y por tanto limitada e imperfecta. • Primero Dios ha de renunciar al ejercicio de su omnipotencia, para ceder espacio y tiempo al devenir de lo realmente otro. • Pero esa no su última palabra.
La diferencia entre la perfección esencial de Dios y la imperfección esencial del mundo implica un cierto desamparo y caos en él. • Este mundo le produce congoja a Dios. • En el Hijo y en el Espíritu Santo se dirige al mundo doliente. • La redención conseguida con Jesucristo es la respuesta.
En la cruz y resurrección de Jesús se expresa la sentida solidaridad de Dios con todo el sufrimiento del mundo.
Dios se compadece del destino del hombre y usa su poder para introducir desde fuera cierta novedad en el funcionamiento de la ciega rueda del mundo. • Suscita el ejemplo de alguien que pruebe en su persona la inexorable injusticia del mundo y, luego, tras morir, ofrezca a los demás el precedente de una vida después de la muerte. • Es el ejemplo de Jesucristo.