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Cuando la etapa de la Conquista terminó, los españoles habían arrebatado el oro y la plata acumulado por los indígenas. En la época colonial comenzaron a explotar lavaderos y minas, generando una importante riqueza a costa del trabajo de los indígenas chilenos. También se dio paso a las faenas ganaderas y agrícolas en el territorio nacional.
De acuerdo a los principios mercantilistas existentes durante la Colonia, la riqueza de cada nación tenía directa relación con la acumulación de metales preciosos que poseía cada una.
Por lo que la Corona española creó en Sevilla en 1503 la Casa de Contratación, encargada de regir el comercio con las Indias. Pero más tarde sumó a sus responsabilidades autorizar la salida de pasajeros de América, zanjar disputas mercantiles, encargarse del correo, preparar cartas de navegación y a los pilotos que irían en la travesía.
La Corona, para dar cumplimiento a su política económica, dispuso que las colonias solo comercializaran con ella a través de flotas escoltadas por naves de guerra, para evitar que los extranjeros obstaculizaran este proceso y por los posibles ataques de piratas y corsarios. Pero especialmente, lo que más quería evitarse era que el oro y la plata se fugaran de sus manos
Entre el Oro y la Plata • Cuando la etapa de la Conquista terminó, los españoles habían arrebatado el oro y la plata acumulado por los indígenas. En la época colonial comenzaron a explotar lavaderos y minas, generando una importante riqueza a costa del trabajo de los indígenas chilenos.
Las minas se convirtieron en un gran pilar de la economía durante este período, por lo que la Corona se encargó de proteger todo tipo de explotaciones mineras, el oro y la plata, no solo por lo que significaba para la comunidad, sino porque el quinto real, tributo del 20 por ciento que se pagaba por estos elementos.
Agricultura y ganadería • La actividad ganadera predominó durante los primeros cien años de la Colonia, siendo el sebo y el cuero los principales productos. Mientras el primero constituía la materia prima en la elaboración de las velas, el segundo era exportado hacia Perú, donde era transformado en diversos objetos, como suelas.
Durante el siglo XVIII la agricultura fue la actividad económica más importante. Factores externos aceleraron la demanda de nuestros productos, especialmente del trigo. Chile fue considerado, entonces, el granero del Perú, haciendo disminuir así las labores ganaderas.
Entre los cultivos más frecuentes que se desarrollaron en las estancias se encontraban el trigo, la cebada, el maíz, árboles frutales, hortalizas y viñedos.
Intercambio comercial • El comercio de todas las colonias españolas estaba bajo los dictámenes de la corona. Con el fin de aprovechar al máximo la nueva fuente de materias primas de alta calidad, España estableció un monopolio comercial con América.
Para ello se implementó el sistema de flota y galeones, que consistía en la circulación de navíos mercantes desde Europa hacia América y viceversa. Estos, además, eran vigilados de cerca por barcos de guerra (galeones), los que aseguraban la integridad de las mercancías y de la tripulación.
Por esto, se debía ir a Panamá y Perú a buscar productos. Eso provoca que el precio se incrementara considerablemente y facilitaba también la existencia de contrabando de productos.
El monopolio comercial era tan estricto que incluso el intercambio entre las mismas colonias estaba fuertemente vigilado. Este hecho cambió a contar del siglo XVII, cuando la corona flexibilizó las trabas comerciales. Una de ellas fue la apertura de dos importantes puertos, Valparaíso y Talcahuano. En Chile
Impuestos Coloniales • La directa vigilancia y administración que ejercía la corona española sobre el comercio de nuestro país no dejaba escapar ningún detalle, beneficiándose con cada una de las actividades económicas que se desarrollaban en el territorio.
El diezmo era el tributo que se cobraba a la producción agropecuaria y que sustentaba las labores religiosas, mientras que el quinto real gravaba el oro extraído en las minas y lavaderos correspondiendo a un quinto del total.
También existía el almojarifazgo (impuesto de aduana sobre las mercancías que circulaban entre España y América), la alcabala (relacionado con la compraventa de bienes muebles o inmuebles) y la anata o media anata (correspondiente al pago del sueldo de uno o medio año).