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III PARTE. ALIENACIÓN Y SEPARACIÓN. S. S. $. S. S. S. S. S. El sujeto se aliena al significante. Se identifica y toma cualquier significante; cuando se separa sale representado por un significante.
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ALIENACIÓN Y SEPARACIÓN S S $ S S S S S
El sujeto se aliena al significante. Se identifica y toma cualquier significante; cuando se separa sale representado por un significante. • El $ se identifica con la falta del otro. Se encuentra con el tesoro del significante, que siempre está incompleto. • Cuando hay una separación hay una pérdida, el objeto a
El significante del que se aliena es un significante cualquiera, pero cuando el sujeto se identifica con uno, se constituye en el significante amo S1 ------ $
Un conjunto vacío recortado por el significante aloja al sujeto. Un significante del conjunto de los significantes se aloja en este conjunto vacío y lo sustituye. • El sujeto se identifica con esta “insignia” S1 significante amo que es el Ideal. • Al elegir al S1 se elige también al Otro (representado por S2) que da sentido al primer significante que se inscribe solo.
EL ESTADIO DEL ESPEJO • Se plantea la fase del espejo, llamada así porque el espejo devuelve la imagen, pero no sólo es lo que puedo mirar, sino cómo uno es mirado: uno se reconoce en lo que el otro nos da. • El estadio del espejo es una función del campo imaginario. • Lacan promueve el descentramiento del yo y su salida del lugar de privilegio de una supuesta autonomía del sujeto.
Al inicio el niño percibe la imagen de su cuerpo de manera confusa, al inicio vive y se localiza en el otro. • Luego diferencia: YO -------- NO YO • El niño se identifica especularmente a una imagen que le oferta el otro, que se le anticipa. Esta imagen se llama imago Estímulos internos Estímulos externos
Cuando se identifica en esta imagen se produce un efecto de precipitación, de alienación en esa imagen. • Alienarse a esa imagen se constituye como una pérdida y también una ganancia; se gana la totalidad por la identificación de la imagen. • La imagen es el modelo ideal, y por lo tanto el yo va a constituir parte de estas imágenes ideales.
Esta imagen del cuerpo es estructurante para la identidad del sujeto que realiza en ella su identificación primordial. Se produce la unificación de un yo primordial, un yo ideal. • La articulación emerge a través del jubiloso ajetreo del niño ante el espejo, pero siempre y cuando haya mediado la mirada de ese Otro que lo desea vivo. Se plasma así la matriz simbólica. • La búsqueda de su identidad afectiva es dada por la imagen especular en que el niño con júbilo encuentra su unidad mental reconociendo el ideal de la imago del doble.
El niño, antes de poder afirmar su identidad se confunde enteramente con la imagen. • Reaparecen fenómenos como el transitivismo (el niño hace lo que hacen los otros niños) • La alienación en esta imagen ortopédica establece una discordancia principal entre el yo y el ser del sujeto que marcará toda su historia.
Para Freud el YO es ante todo una superficie corporal, que se forma por identificación y que su constitución implica un nuevo acto psíquico. Esto lo explica el estadio del espejo: • El infans (cachorro humano) antes de la palabra se diferencia del chimpancé de igual edad en que el primero reconoce su imagen en el espejo como propia. No sólo la reconoce sino que la asume jubilosamente y se dedica a animarla con sus movimientos. • La clave de este hecho es la prematuración del nacimiento. El hombre nace cuando aún no puede coordinar sus movimientos, como los animales.
Es un hecho observable que el chico al ver su imagen, a partir del sexto mes, se interesa. Pero no es lo observable lo que más le importa al psicoanálisis. Es necesario construir lo ocurrido antes de la palabra, a partir de la palabra (en el análisis). • Es en relación a las fantasías de fragmentación corporal que puede leerse el estadio del espejo, encontrar su lógica: Anticipación - insuficiencia
El infans expuesto a su imagen en un espejo experimenta una tensión entre la imagen que se le presenta y su propia insuficiencia (impotencia motora). • No tiene posibilidad de reconocerse unido a partir de sus sensaciones. • Si pudiéramos aislar ese instante lógico de o que le sigue, encontraríamos que allí el chico SIENTE SU CUERPO FRAGMENTADO por oposición a la imagen. Esto implica una rivalidad con la imagen, una tensión agresiva.
La rivalidad es vivida como amenaza de fragmentación por el poder de fascinación que tiene la imagen. • La indefensión vuelca al niño hacia una anticipación, como si dijera: “antes de estar fragmentado me precipito a transformarme en esa imagen” • Lacan definía la identificación como la transformación que se produce en un sujeto cuando asume una imagen como propia.
La matriz simbólica • El estadio del espejo no es tanto verse en un espejo como el hecho de que el ver esa imagen esté sostenido por la mirada del Otro, del primer Otro que es la madre.
La matriz simbólica es el deseo de la madre, la castración de la madre que le da al hijo su lugar de falo imaginario(lo que la completa). • De no haber esa matriz, el niño no tendrá valor de falo y no podrá constituirse como un yo, es el caso de las psicosis infantiles (autismo)
i (a) El semejante • La identificación formadora del yo se llamará identificación narcisista. Esta identificación supone negar a la propia imagen como “otro” para pasar a ser uno esa imagen. • Este semejante es ante todo la propia imagen, y luego cualquier otro ocupará el lugar de esa imagen. • i implica imagen, y aes el objeto perdido • Poner al objeto entre paréntesis es como decir que siempre una imagen hace de pantalla donde se cree encontrar algo para el deseo, donde el sujeto desconoce el deseo.
METÁFORA PATERNA • El nombre del Padre sustituye al deseo de la madre, queda un sujeto barrado, que le da significación a la x falo NP DM A NP DM x falo NP = NOMBRE – DEL – PADRE DM = DESEO DE LA MADRE A = GRAN OTRO BARRADO
Primer momento • Es fundamental el deseo de la madre: omnipotente y caprichoso (A) Madre fálica: completa tiene un hijo, no desea • El niño es el falo de la madre, falo imaginario • No hay relación directa entre el niño y el padre, sino que está metaforizado por el DM. Es la madre quien introduce al niño en lo simbólico
Segundo momento • El padre es el dueño de la ley • La madre es barrada • La madre quiere el falo, no me quiere a mí • El padre es el falo simbólico • El Nombre – del – padre introduce un límite, un borde entre la madre y el niño.
Tercer momento • El padre ya no es dueño de la ley, es un padre PORTADOR de la ley, es un padre en falta • Él TIENE un falo, no ES un falo, por lo tanto yo lo puedo tener. • La fórmula representa la sustitución metafórica donde el Nombre – del – padre por su operación sustituye al deseo de la madre dando la clave de la significación para el niño a través de la cual el mundo cobra sentido.
Es la inscripción de la ley fundamental que engloba las leyes de intercambio simbólico, metaforiza la oscura voluntad del Otro en deseo soportado por el significante, abriendo la dialéctica del deseo en el sujeto. • La madre y el padre permiten desear porque ellos a su vez son castrados, es decir, sujetos deseantes.
La metáfora paterna y sus variaciones • La escritura DM/x indica que no hay relación directa entre el niño y el padre, sino que está metaforizada por el DM, que es un goce sin ley. El niño responde al enigma del significado del sujeto a través de la incidencia del padre. • Padre es un significante distinto del padre biológico: todo padre es adoptado. El padre adopta a su hijo al reconocerlo como propio; el niño adopta a su padre al consentir a la acción de su ley.
Toda metáfora paterna es fallida, los síntomas dan prueba de ello. • En los intervalos del discurso del Otro surge en la experiencia del niño algo que se puede detectar en ellos: “me dice eso, pero ¿qué quiere?” • Los términos involucrados en la metáfora no son exclusivamente los edípicos: padre, madre, niño. Hay un cuarto elemento, el falo, que se inscribe en el Otro.
Se puede distinguir entre las tres estructuras clínicas a partir de la relación DM/x, se trata de las posiciones del sujeto (x) en relación al deseo del Otro: • Neurosis: síntoma • Perversión: falo de la madre • Psicosis: objeto del fantasma materno
Neurosis El niño cobra el valor de síntoma : el Nombre del – Padre se inscribe limitando el goce materno. El síntoma del niño se encuentra en el lugar desde el que puede responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar, puede representar la verdad de lo que es la pareja en la familia. La consulta de los padres se produce cuando algo que sucede en el niño los angustia, pero frecuentemente encontramos cierta discordancia entre lo que dicen los padres y la consulta del niño.
Ej: Un niño lloraba todas las noches. La madre trae a consulta la historia del padre muerto de SIDA que murió ocultando su enfermedad, el secreto es un peso terrible para ella. El niño también trae su secreto: está enamorado de una compañera de colegio y no es correspondido. Una vez alojado este secreto fuera del saber materno desaparece su angustia. La indignación frente al secreto de la muerte permanece del lado de la madre. El niño tiene su padre: cada noche se dirige a él en sus plegarias para confiarle sus secretos.
Psicosis El nombre del padre está forcluido y el niño queda identificado al objeto de goce del fantasma materno : $ a • Ej: Un niño psicótico de 6 años relata el siguiente sueño: soñé con un objeto que me miraba y me volví una piedra, no podía hablar más ni moverme. Soñé que era un objeto en el castillo de las sombras. Mamá se durmió y en el sueño de mamá ya no era un niño, me transformé en un objeto y ya no estaba allí.
Otro ejemplo de psicosis: • Un niño desencadena una psicosis a los 3 años, pierde todas sus adquisiciones evolutivas: no juega, no habla, se vuelve enurético y se masturba compulsivamente. No para de comer y beber hasta vomitar. Las únicas palabras que pronuncia son de un menú de comida. • La madre cuenta un sueño repetido que ella tuvo, en la primera parte compra mucha comida, en la segunda ve al niño cuidado por su propio padre, pero teme que le pueda suceder algo malo.
Esta mujer incorpora un objeto oral sin introducir ninguna discontinuidad con lo que come: es un fantasma de devoración. • El niño se sitúa frente a este fantasma como una boca que come, realiza en lo real lo que la madre sueña angustiada: una boca que devora • De allí que las palabras que pronuncia son una lista de una comida infinita, que sólo puede detenerse devorándose a sí mismo. • El niño como condensador de goce hace presente un real no simbolizable.
Perversión El niño es identificado por la madre con el falo, por lo que la falta queda obturada. El niño se vuelve instrumento de goce del Otro. Para Lacan todo el problema de las perversiones consiste en concebir cómo el niño se identifica con el objeto imaginario de ese deseo en cuanto que la madre misma lo simboliza el falo.
Ej: La madre de André Gide, representante de la madre ideal que se ocupa con devoción de su hijo luego de la muerte del marido y renuncia a su sexualidad, provocó en su niño una repulsión del deseo que hace que busque una salida por el lado de sus prácticas pedófilas. • Lo que se debe captar no es tanto la relación del niño con el ideal materno, sino la manera en que fue objeto para la madre.
SUJETO DEL ENUNCIADO y SUJETO DE LA ENUNCIACIÓN Cc Sujeto del enunciado Icc Sujeto de la enunciación El concepto de Sujeto es un eje central en el pensamiento de Lacan y la división del Sujeto implica definir una parte de nuestra subjetividad como sujeto del deseo, del Icc Cc Demanda Icc Deseo
La dimensión del lenguaje oculta al Sujeto de sí mismo en la verdad de su deseo e inversamente. • El deseo del Sujeto se halla en su discurso sin que él lo sepa. El sujeto en la verdad de su deseo puede ser considerado sujeto del Icc. • El sujeto hablante articula permanentemente algo de su deseo en las palabras. En la clínica debemos escuchar la enunciación a partir del enunciado.
Al designar la enunciación como inconsciente, Lacan afirma que la fuente de la palabra no es el yo, ni la conciencia, sino el inconsciente. • El lenguaje proviene del Otro y la idea de que “yo” soy amo de mi discurso es sólo una ilusión. La misma palabra yo es ambigua. • El sujeto está escindido entre estos dos niveles (de enunciado y enunciación), dividido en el acto mismo de articular el yo que presenta la ilusión de unidad.