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Lección 6 para el 10 de mayo de 2014. “¿ Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás” ( Romanos 7:7 ). La ley define qué es pecado.
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“¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás” (Romanos 7:7) La ley define qué es pecado. Sin la ley no sabríamos qué es correcto y qué es incorrecto; no sabríamos si estamos pecando o no. Por esta razón, la ley tiene el poder de condenarnos, porque nos muestra nuestro pecado; y “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23) Tal como dice Pablo: “el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley” (1ª de Corintios 15:56)
LO QUE LA LEY NO PUEDE HACER “y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él [Jesús] es justificado todo aquel que cree” (Hechos 13:39) La ley define el pecado, pero no puede perdonarlo de ninguna manera. La ley no puede hacer justo al pecador. Por esta razón, Dios ideó un plan para salvar al hombre de su pecado: la muerte de Jesús. “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne” (Romanos 8:3)
LA MALDICIÓN DE LA LEY “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)” (Gálatas 3:13) Todos nosotros estamos bajo la maldición de la ley: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23) Aunque existiese la posibilidad de que guardásemos perfectamente la ley de ahora en adelante, jamás podríamos librarnos de la maldición de nuestros pecados pasados; merecemos la muerte. “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1ª de Corintios 15:57) ¿Qué relación hay, pues, entre Cristo y la ley? ¿Anuló Jesús la ley para que pudiésemos obtener la victoria sobre el pecado?
“La obra mediadora de Cristo comenzó en el mismo momento en que comenzó la culpabilidad, el sufrimiento y la miseria humana, tan pronto como el hombre se convirtió en un transgresor. La ley no fue abolida para salvar al hombre y para lograr su unión con Dios. Pero Cristo asumió el papel de ser su garante y libertador al hacerse pecado por el hombre, a fin de que el hombre viniera a ser la justicia de Dios en y por medio de Aquel que era [y es] Uno con el Padre. Los pecadores pueden ser justificados por Dios únicamente cuando él perdona sus pecados, los libra del castigo que merecen, y los trata como si fueran verdaderamente justos y como si no hubieran pecado, recibiéndolos en el favor divino y tratándolos como si fueran justos. Son justificados únicamente por la justicia de Cristo que se acredita al pecador. El Padre acepta al Hijo, y en virtud del sacrificio expiatorio de su Hijo, acepta al pecador” E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 3, pg. 221)
“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios” (Romanos 7:4) Pablo intenta explicar la diferencia entre vivir bajo la ley y vivir bajo la gracia (Ro. 6:14) usando tres ejemplos: el bautismo (Ro. 6:1-8), la esclavitud(Ro. 6:16-23) y la relación matrimonial (Ro. 7:1-6) “En la ilustración, la muerte del marido fue la que liberó a la esposa de la ley [del casamiento]; en la aplicación, la muerte de la vieja naturaleza pecaminosa es la que libera al creyente de la condenacióny del dominio de la ley, para que se unaa Cristo. Así como la muerte libera a la esposa de las obligaciones que impone la ley del casamiento, así también la crucifixión (o muerte) del cristiano con Cristo lo libera del dominio del pecado y de la ley. Entonces puede comenzar una nueva unión espiritual con el Salvador resucitado” (CBA, sobre Romanos 7:4)
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1-2) ¿Cuál es la ley del Espíritu que me libra de la ley del pecado y de la muerte? La diferencia no es con la ley en sí, sino con la relación del creyente con la ley antes y después de su conversión. La misma ley que era para mí muerte cuando andaba “según la carne” (Ro. 8:8), es ahora “ley del Espíritu de vida” porque ando “según el Espíritu” (Ro. 8:9) Si vivo en Cristo, me regocijaré en cumplir su ley con el poder del Espíritu, porque “la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Ro. 7:12) “Cuando el Espíritu de Dios le revela al hombre todo el significado de la ley, se efectúa un cambio en el corazón” E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 1, pg. 249)
En resumen, la muerte de Jesús demuestra poderosamente la permanencia de la Ley de Dios. Cuando nuestros primeros padres pecaron, Dios pudo haber abolido sus leyes y eliminado las penalidades por su violación. Sin embargo, esto habría significado una existencia miserable en una sociedad sin leyes para los habitantes de la Tierra. En cambio, Dios eligió enviar a su Hijo como un Sustituto por nosotros, que recibió a favor de todas las personas el justo castigo por el pecado que requería la Ley. Por medio de la muerte de Jesús, la raza entera se encuentra en una relación nueva con Dios. Esto significa que cualquiera de nosotros, por medio de la fe en Jesús, puede recibir el perdón de sus pecados y ser perfectos a la vista de Dios. Keith Burton (Lección de la escuela sabática, apartado del viernes)