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13.1., 13.2. y 13.3.-TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX. Hacia el año 1800 España tenía alrededor de 11 millones de habitantes. En 1900 había rebasado los 18 millones.
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13.1., 13.2. y 13.3.-TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX .
Hacia el año 1800 España tenía alrededor de 11 millones de habitantes. En 1900 había rebasado los 18 millones. Crecieron más las regiones litorales e industriales (Cataluña y País Vasco) y menos las interiores y agrícolas (Castillas y Extremadura).
Más de las tres cuartas partes de los nacidos llegaban a los 15 años y la mitad a los 60. Como siempre, lo peor estaba al principio y, en ese sentido, el avance generalizado de la asepsia y la higiene básicas, se combinó con los rezos a San Ramón Non nato, patrón de las parturientas. La mujer embarazada salida de cuentas, seguía confesándose y comulgando porque el peligro era cierto (9). Las supersticiones populares, como no mirar a ciertos animales, proporcionaban remedios para evitar los problemas en el parto. El “aojamiento” de envidiosos, brujas o gitanas (sic), se combatía en la zona de Valladolid colocando unas tijeras debajo de la almohada. La futura madre era cuidada según su status. La burguesía la mimaba hasta el detalle cubriendo sus caprichos y deseos para evitar los “antojos” en la piel de los recién nacidos. La mujer paría de pie o sentada sobre los muslos del padre o padrino de bodas (también había sillas especiales para el caso), la asistía la partera y la comadrona y un médico si llegaba a tiempo, cosa nada fácil en el ámbito rural. En la ciudad, aunque no siempre, se contaba con un cirujano. Lo que ocurría durante el parto, más allá de lo estrictamente médico, podía condicionar la vida del bebé. De hecho nos quedan expresiones como “nacer de pies”, acontecimiento que dificultaba el parto pero que se consideraba que traía suerte al nacido. El primer calostro se lanzaba contra las paredes de la habitación donde descansaba la mujer tras el parto y la placenta, órgano lleno de misterio, se quemaba o se tiraba a un río porque si la comía un perro o un gato el recién nacido sería ladrón. Para proteger a la criatura recién nacida, continuaba la tradición de colgar escapularios del cuello siendo el más usado en este momento el dedicado a la Virgen del Perpetuo Socorro. Astas de ciervos y piedras de azabache rodeaban al bebé para protegerlo. La madre, a base de caldo de gallina, se recuperaba del alumbramiento cumpliendo la tradición hebraica de la cuarentena: 40 días en los que, para purgar la impureza adquirida en el parto, no podía ir a misa, participar de actos religiosos, hacer visitas o mantener relaciones sexuales. Salía de casa por vez primera para la ceremonia del bautizo, portando una vela encendida y a la criatura en brazos con su faldón de cristianar. En España se mantuvo el modelo demográfico antiguo con alta mortalidad (sobretodo infantil 29 %0 en 1900).
Característica de este siglo fueron los movimientos migratorios. Bien hacia terrenos de ultramar (con 1´4 millones de españoles que marcharon entre 1830-1900) o del mundo rural a las ciudades
España seguía siendo mayoritariamente rural. Con un 91 % de población viviendo en núcleos de menos de 100000 habitantes.La importancia de la agricultura en la economía y del número de trabajadores en el campo, hacían de España un país agrario. 2 de cada 3 españoles laboraban el campo. Los cereales eran el sector básico en búsqueda de la autosuficiencia. Aunque España no vivió una revolución agrícola como la inglesa, lentamente se fueron introduciendo la maquinaria y los abonos y fertilizantes. Esto, añadido a las medidas desamortizadoras, provocó que desde 1840, y a pesar de la crisis finisecular, el abastecimiento a la población mejorara y se aminoraran los problemas cíclicos de hambre.
EL PROBLEMA AGRARIO El proceso desamortizador fue la primera pieza de la transformación agraria del siglo XIX. Desamortizar era nacionalizar los bienes de la Iglesia o de los municipios, como había ocurrido en la Francia revolucionaria, y luego venderlos en pública subasta. Con los ingresos se saneaba la Hacienda pública. El conjunto de leyes desamortizadoras, iniciadas a finales del XVIII, han sido calificadas de “reforma agraria liberal” porque alteraba la distribución de la propiedad y ponía en circulación tierras sin explotar. Si bien es cierto que estas medidas las hicieron gobiernos liberales, tuvo poco de reforma agraria.
En cuanto a la industria, la industrialización española fue tardía e incompleta. 1830 fue el punto de partida de los primeros ensayos en Cataluña. Las causas del retraso fueron la falta de combustibles ( el carbón asturiano era caro y de poca calidad), población menos numerosa y con menor capacidad adquisitiva e insuficiencia de capitales nacionales. Estos condicionantes nos colocaban en manos de tecnología e inversión extranjeras. Con todo, el sector textil de Cataluña y la siderurgia del País Vasco caracterizaron desde 1870 la Revolución Industrial en España. 1870 FEDERACION REGIONAL ESPAÑOLA 1879 GERMEN DEL P.S.O.E.
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La llegada del ferrocarril acortó las distancias y abarató los costes. Las ciudades estuvieron mejor abastecidas y se pudieron llevar alimentos a zonas con problemas. Capitales, mano de obra y materiales se orientaron a la expansión de esta innovación técnica que además favoreció la articulación de un mercado interior que relacionaba carbón asturiano y siderurgia vasca o tejidos catalanes y mercado español
Desde el punto de vista social, la sociedad industrial supuso la aparición de grupos nuevos basados en el nivel económico del individuo (sociedad de clases). Nobleza y clero perdieron sus privilegios mientras la nueva clase burguesa de hombres de negocios y profesiones liberales escalaba posiciones y asumía poder imitando los hábitos aristocráticos. La aristocracia defendió con dificultades su antigua preeminencia, el clero recibió la embestida más fuerte por parte del régimen liberal. La desamortización no afectó a la propiedad nobiliaria, pero sí a la Iglesia, y la extinción del Diezmo le cerró otra fuente de financiación. A partir de 1840 el culto y el clero dependían de partidas del presupuesto del estado. El clero secular se mantuvo pero el regular (frailes y monjas) fue muy afectado. La lucha entre clero y régimen liberal se expresa en una mentalidad hostil a los cambios e innovaciones. El núcleo más amplio de población eran los campesinos. Los jornaleros tenían trabajo temporal y malas condiciones de vida(en 1860 en Sevilla ,el 80% de la población campesina era analfabeta). En las áreas urbanas hasta bien entrado el siglo, persistió un amplio artesanado que demostraba la insipiencia de la industrialización y da las bases de la debilidad del obrerismo español.
La calidad en la atención a los hijos también fue reconsiderada e influyó en una maternidad más consciente. En cuanto a la paternidad, el ideal de padre cariñoso que hacía honor a su nombre con entrega, estaba en los manuales pero muy lejos de la realidad más común. En torno a 1900 el padre nunca estaba presente en lo cotidiano. Su misión de soporte económico lo mantenía atareado, y a pesar del cambio en la visión del hogar y la familia como el descanso del guerrero, seguía existiendo un temeroso respeto hacia él. El mejor sitio en la mesa y los mejores bocados eran suyos. El padre burgués aparece orgulloso de la familia que había creado en numerosas fotografías, pero seguía buscando fuera del hogar el escape a sus pasiones. En una época tan desabrida como el romanticismo, el cortejo del siglo XVIII dio paso a la figura de la amante, conocida como “la querida”. La infidelidad masculina era tolerada siempre que no afectara a la línea de flotación de la familia ni deshonrase a la esposa por ser pública la relación. Otra escapatoria fue la prostitución, que en esta época se dispara en cantidad y ofertas y toma la calle (15).
.- EDUCACIÓN. Durante el reinado de Isabel II se promulgó la Ley de Instrucción Pública (ley Moyano), promovida en 1857 por el ministro de Fomento, Claudio Moyano, que dividía la enseñanza en tres niveles. -Enseñanza primaria: dividida en nivel elemental y superior. Obligatoria y gratuita en el nivel elemental(6-9años). La financiaban los ayuntamientos. -Enseñanza secundaria o media. Se impartía en institutos y solo tendrían acceso los que tuvieran recursos económicos. -Enseñanza superior o universitaria. Reservada a las élites. El sistema educativo era dual: en parte era estatal o público, y en parte privado, a pesar de un fuerte intervencionismo estatal. Este modelo se mantuvo más de un siglo con pocas variantes. La difusión de la educación chocó en el siglo XIX con las limitaciones presupuestarias: apenas se invertía en escuelas, y la mayoría de los recursos destinados a educación se dedicaban a las universidades, a las que acudía una minoría. • Enseñanza primaria y secundaria. La deficiencia en la instrucción primaria fue paliada por asociaciones privadas, como círculos demócratas, escuelas obreras e instituciones religiosas. Los maestros recibían sueldos bajos y se veían obligados a desempeñar otro trabajo para ganarse la vida, esto influía en la calidad de la enseñanza. El número de analfabetos disminuyó, pero no en grado suficiente. Las principales perjudicadas eran las niñas, las áreas rurales y en especial, Galicia, Valencia, Baleares, Canarias y el sur del país.(no se consideraba útil saber leer y escribir) Sólo había un instituto de enseñanza secundaria en ciudades importantes y dos en Madrid. • Enseñanza universitaria. El sistema era uniforme y centralista: la Universidad Central de Madrid era la única que impartía todas las licenciaturas y podía conceder el grado de doctor; el rey nombraba a los rectores y decanos. Las carreras que se podían estudiar eran Derecho, Medicina, Farmacia, Ciencias y Filosofía y Letras. Los profesores carecían de libertad de cátedra lo que provocó conflictos al comienzo de la Restauración. En 1875 el gobierno apartó de sus cátedras a Castelar, Salmerón...Este hecho encubría una persecución político-religiosa contra los catedráticos más liberales y partidarios del krausismo. En 1876, Francisco Giner de los Ríos, fundó la Institución Libre de Enseñanza, un centro donde primaba el libre pensamiento, el debate científico y la formación integral del individuo.
. Muy pocas veces las distintas clases compartían espacios y tiempos. En los paseos, se dejaban ver las personas pero sin mezclarse incluso caminando por aceras distintas como sucedía en Vitoria. A menudo, los comportamientos sociales llevaban, como en el caso del paseo de Santa Catalina de San Sebastián , a que las familias burguesas se pavonearan mirando hacia el interior y no hacia la playa, donde los más humildes, después de la siesta, disfrutaban, en su horario correspondiente de playa, de juegos y baños con vestimentas y actitudes poco reconfortantes a la vista de la moral imperante. Esta ciudad se había puesto de moda debido al “snobismo” de” tomar las aguas y los baños de olas”, lo que actualmente se correspondería con “ir a la playa”. La reina Isabel II pasaba allí su descanso estival. Las vacaciones se incorporaron al calendario de la burguesía que cubría su ocio con deportes y viajes. Ciudades de costa como la citada San Sebastián o Santander, acogían durante el verano a esta población de temporada que marcó un cierto sabor arquitectónico, urbanístico y vivencial que aún hoy se puede encontrar en ellas. En invierno, Panticosa. No tener vacaciones era considerado de mal gusto.