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Una parábola se mueve siempre en torno a algo ‘escandaloso’ o, por lo menos, paradójico e insólito. La parábola vuelve a menudo las cosas del revés; es un ataque a los convencionalismos de nuestra mentalidad y nuestra existencia.
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Una parábola se mueve siempre en torno a algo ‘escandaloso’o, por lo menos, paradójico e insólito. La parábola vuelve a menudo las cosas del revés; es un ataque a los convencionalismos de nuestra mentalidad y nuestra existencia. La parábola quiere hacer pensar al oyente incorporando un elemento de ‘extrañeza’y de ‘sorpresa’ a un hecho normal y corriente...La intención es obligarnos a considerar nuestra vida, nuestro comportamientoy nuestro propio mundo desde una perspectiva distinta. Las parábolas abren nuevas posibilidades de vida, muchas veces opuestas a nuestros comportamientos convencionales; permiten una nueva experiencia de la realidad.E.Schillebeeckx. Lucas 16, 1-13 // 25 Tiempo Ordinario –C-Autora: Asun Gutiérrez.Música: Haendel. Largo.
1Decía también a sus discípulos:–Había un hombre rico que tenía un administrador, a quien acusaron ante su amo de malversar sus bienes. 2El amo lo llamó y le dijo: «¿Qué es lo que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque no vas a poder seguir desempeñando ese cargo». 3El administrador se puso a pensar: «¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita la administración? Cavar ya no puedo; pedir limosna me da vergüenza. 4Ya sé lo que voy a hacer para que alguien me reciba en su casa, cuando me quiten la administración». Esta parábola es exclusiva de Lucas. El capítulo anterior, el 15, está expresamente dirigido contra los fariseos intolerantes que se escandalizan de la conducta de Jesús por acoger a las personas que ellos desprecian y comer con ellas. El capítulo que comenzamos hoy va dirigido a l@s discípul@s en general. Es una enseñanza para todo su auditorio.
5Entonces llamó a todos los deudores de su amo y dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi amo?». 6Le contestó: «Cien barriles de aceite». Y él le dijo: «Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta».7 A otro le dijo: «Y tú, ¿cuánto debes?». Le contestó: «Cien sacos de trigo». Él le dijo: «Toma tu recibo y escribe ochenta». 8Y el amo alabó a aquel administrador inicuo, porque había obrado sagazmente. Y es que los que pertenecen a este mundo son más sagaces con su propia gente que los que pertenecen a la luz. De todas las personas y de todas las situaciones se pueden sacar aspectos positivos. En este caso, lo imitable es la lucidez, decisión, capacidad y habilidad para superar las dificultades que se presenten con los medios que se tienen. Es una invitación a no dejarnos paralizar por la rutina, la pasividad y el miedo. Un reto y un estímulo a la imaginación, a la creatividad y a la búsqueda de nuevos caminos y formas de actuar.
9Así que os digo: Haceos amigos con los bienes de este mundo. Así, cuando tengáis que dejarlos, os recibirán en las moradas eternas. 10El que es de fiar en lo poco, lo es también en lo mucho. Y el que es injusto en lo poco, lo es también en lo mucho. 11Pues si no fuisteis de fiar en los bienes de este mundo, ¿quién os confiará el verdadero bien? 12Y si no fuisteis de fiar administrando bienes ajenos, ¿quién os confiará lo que es vuestro? Es positivo tener capacidad de hacer amig@s entre todo tipo de personas, crear el ambiente adecuado para anunciar y transmitir la Buena Noticia con alegría, cercanía, apertura, ánimo e ilusión.Todo lo que tenemos y hacemos es provisional y encaminado hacia la Vida Definitiva y realmente importante. La sagacidad de l@s cristian@s debe estar motivada por la utopía del Reino. Pero el objetivo no debe ser solamente de orden espiritual o ultraterreno. Hay que pisar tierra y comprometerse en la transformación de este mundo. El Reino se construye día a día y es para siempre.
13Ningún criado puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará a otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. No nos engañemos pensando que nos servimos del dinero. Jesús dice que lo que sucede es que servimos al dinero. El dinero es origen y causa de las mayores injusticias. Cuantas más cosas se acumulan y se poseen, cuanto más se deifica el dinero, más crecen la inseguridad y las preocupaciones. Quien quiera tomar en serio a Jesús tiene que compartir y solidarizarse con las personas más necesitadas.Y no engañarse pensando que las personas ricas son l@s otr@s. No puede ser seguidor ni seguidora de Jesús quien organiza su vida, aunque sea piadosa y cumplidora, en función de su bienestar personal o familiar, quien se crea multitud de necesidades superfluas, quien sólo comparte lo que le sobra. En esta cuestión, el planteamiento tiene que ser radical.
¿Soy pobre? Vivo en una sociedad con más medios y comodidades que el 80% de la humanidad.¿Me he convencido de que puedo servir a Dios sin cambiar nada de mi nivel de vida, mientras tantas personas mueren de hambre en el mundo?¿Prefiero remediar la necesidad ajena a guardar el dinero en el banco?¿Creo que estoy construyendo el Reino? ¿Sirvo a dos, a tres... a cuántos señores?
Tenemos sed Estamos sedientospero acudimos a otras fuentes a saciarnos: sus anuncios nos regalan la “felicidad” en una bandeja y volvemos a ellos una y otra vez. Tenemos sed de Justicia, pero tratamos de calmarla dando un vistoso donativo de vez en cuando. Tenemos sed de un mundo más igualitario, pero se nos quita al llegar las vacaciones y hacer bellos planes de viajar para “dorar” la piel en exóticos lugares en los que gastar tanto, es una indudable ofensa para tantos y tantas pobres. Tenemos sed de compartir, pero, cuando organizamos fastuosos banquetes – en comuniones, bodas....-o preparamos la fiesta de Navidad, en nuestras mesas se despilfarra, se desaprovecha y se tira y después, lo justificamos todo porque eso sabemos hacerlo muy bien.Tenemos sed de perdón y paz, pero armamos un lío tremendo por cualquier tontería y guardamos viejas deudas. nos sigue costando mucho perdonar y olvidar. Tenemos sed, Señor, pero, como ves, se nos nota poco.Danos sed. Haz que pasemos auténtica sed, para que hablemos menos y aprendamos a ser más coherentes. (Juanjo Elezkano) Amén