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CONCIERTO DIDÁCTICO. INSTRUMENTOS ANCESTRALES. SEÑORA CHICHERA. Señora Chichera, véndame chichita. Señora Chichera, véndame chichita. Si no tiene chicha, cualquiera cosita. Si no tiene chicha, cualquiera cosita. Señora Chicheraaaa. POCO A POCO. Poco a poco a poco me has querido.
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CONCIERTODIDÁCTICO INSTRUMENTOS ANCESTRALES
SEÑORA CHICHERA • Señora Chichera, véndame chichita. • Señora Chichera, véndame chichita. • Si no tiene chicha, cualquiera cosita. • Si no tiene chicha, cualquiera cosita. • Señora Chicheraaaa.
POCO A POCO • Poco a poco a poco me has querido. • Poco a poco me has amado. • Y al final todo ha cambiado. • ‘Chas cositas de mi amooorrr • Poco a poco a poco me has querido. • Poco a poco me has amado. • Y al final todo ha cambiado. • ‘Chas cositas de mi amooorrr • Nunca digás que no, vidita • Nunca digás jamás. • Son cosas del amor, negrita. • Y cosas del Corazón. • Canción y Wayno para cantar. • Canción y Saya para bailar.
Algunos leyendas como la de … LA PRINCESA QUENA Erase una vez un reino que estaba en unas montañas muy altas, llamadas Andes, donde había un rey al que se le llamaba EL INCA. El rey tenía una hija que se llamaba Quena, y era la princesa más hermosa que ese reino jamás hubiera visto. Muchos príncipes viajaban de lugares lejanos, y ofrecían al rey oro y riquezas para poder casarse con su hija. Pero el rey quería tanto a su hija que esperaba que ella eligiera a su verdadero Amor. La princesa ya había elegido, y su amado era un pastor de llamas que vivía en la montaña más alta del valle, allí donde casi nadie podía subir. El pastor también amaba a la princesa, pero sabía que no podía competir en riquezas con todos esos príncipes. Pero he aquí que la princesa cayó enferma de tristeza, al saber que su amor era imposible, y el rey prometió oro y riquezas a aquel que curara a su amada hija. El pastor subió a lo más alto de la montaña, allí donde el Condor, el rey del Cielo, vivía, y tomó del nido un hueso de su ala. Con ello construyó un instrumento al que llamó Quena, y comenzó a tocarlo mientras bajaba por la montaña. Su sonido era tan agudo que se escuchaba en todo el valle, y llegó hasta el palacio y hasta la habitación de la princesa. Ella, al oírlo, comenzó a reír, y se levantó completamente sana. El rey pidió que se buscara al hombre que había creado esa música, y cuando trajeron al pastor a su presencia, lo colmó de oro y riquezas. Pero él dijo que no quería más que una cosa: poder casarse con la princesa, a lo que el rey accedió muy gustoso al ver lo feliz que estaba su hija.