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HISTORIAS DE ROSH HASHANÁ. La festividad de Rosh Hashaná recoge costumbres y tradiciones que se recrean año a año. A su vez, el tiempo y el espacio dejan su impronta sobre tales prácticas, entretejiendo relatos que perduran a través de las generaciones.
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HISTORIAS DE ROSH HASHANÁ La festividad de Rosh Hashaná recoge costumbres y tradiciones que se recrean año a año. A su vez, el tiempo y el espacio dejan su impronta sobre tales prácticas, entretejiendo relatos que perduran a través de las generaciones. Aquí les presentamos algunas Historias de Rosh Hashaná, que permiten entrever las particularidades y usanzas alrededor de los festejos de este jag, en distintas épocas y diversos lugares del mundo. ¿Cómo recorrer el PPT? Para acceder a los diferentes relatos deberán hacer click sobre el MENÚ PRINCIPAL. Allí encontrarán una línea del tiempo en la que encontrarán los tiempos y lugares de las diferentes historias. El recorrido de la presentación debe realizarse a través del mouse (no utilizar el teclado) haciendo click en los sucesivos botones del PPT. COMENZAR
HISTORIAS DE ROSH HASHANÁ ISRAEL Hoy ESPAÑA Durante la Inquisición MOSCÚ Segunda Guerra Mundial ARGENTINA Inmigración en el Siglo XX BRESLOV Década del ´90
MOSCÚ. Segunda Guerra Mundial El Shofar Misterioso* Esta historia -vivida por un niño judío de Moscú- tuvo lugar en plena Segunda Guerra Mundial. Los ejércitos alemanes habían ocupado ya vastos territorios de Rusia y se aproximaban rápidamente a Moscú. La mayoría de los judíos habían sido evacuados de la capital rusa hacia áreas de Asia Central, especialmente Uzbekistán y Kazakhstán. De los judíos que huyeron allí se oían historias terribles. Sufrían hambre, epidemias y otras insoportables penurias. Por eso nuestra familia, así como otras, todavía dudaba si abandonar Moscú o no. Pero en las Iamim Noraim del año 5702 (1941) la situación en Moscú se tornó tremendamente seria. La atmósfera estaba saturada de dudas y terror. El Kremlin hacía tiempo que estaba vacío, abandonado por el "poderoso" gobierno soviético. Todo el aparato gubernamental había sido trasladado a Kuibishev y la mano de hierro del ejército ruso gobernaba la ciudad. Mi padre decidió entonces que debíamos prepararnos para abandonar Moscú cuanto antes. El tiempo se nos estaba acabando mientras cada día seguían llegándonos perturbadoras noticias; un día, que el camino a Tashkent había sido cortado por los alemanes; al día siguiente, que el ferrocarril que conducía a la capital de Kazakhstán había dejado de funcionar.Las posibilidades de evacuación disminuían rápidamente. Sólo permanecía abierto un último camino. Había un tren que aún recorría el tramo de Moscú a Bashkiria en Siberia. Durante los días de Sucot y Simjat Torá nuestros corazones estaban realmente perturbados, ignorando si nuestra ruta de huida de Moscú aún permanecería abierta. *extraído de www.tora.org.il SIGUIENTE
Papá mantenía nuestros ánimos en alto, recordándonos constantemente que no debíamos perder la esperanza, mientras decía: “¡Tengan fe! Di-s cuidará de nosotros. No desesperemos”. El tren era en realidad una cadena de vagones de carga de mercancías y ganado que ahora se había llenado de refugiados. La única protección que teníamos contra el amargo frío provenía de una pequeña estufa de hierro ubicada en medio del vagón. Viajamos durante veintiún largos y cansadores días dentro de esos vagones. Pero éramos "afortunados", pues ese fue el último tren que abandonó Moscú antes de que las fuerzas alemanas cerraran esta última vía de escape. Los sanguinarios nazis rodearon Moscú y por último bloquearon por completo la capital rusa. Finalmente se nos permitió abandonar el tren en una estación distante y desolada en Bashkiria. Allí todos fuimos cargados sobre viejos camiones y se nos llevó a una aldea a setenta kilómetros de distancia.De acuerdo a estrictas ordenanzas, nuestra familia pasaba todas las horas del día trabajando en el campo. De todas formas esa era la única manera de obtener algo de comida para no morir de hambre. Así pasó un invierno difícil y un verano para nada placentero. Cuando los Iamim Noraim (Rosh Hashaná y Iom Kipur) se acercaron nuevamente, mi padre comenzó a preocuparse por el problema del "minián" (10 hombres mayores para rezar). No nos era posible organizarlo en el lugar donde nos encontrábamos, pero habíamos escuchado que en una aldea no muy distante se organizaría muy en secreto un "minián" para Rosh Hashaná y Iom Kipur. Precisamente antes de Rosh Hashaná, cuando todos estábamos listos para ir, mi padre se enfermó seriamente y la idea de viajar a cualquier lugar quedó totalmente descartada. Mi padre estaba destrozado. Más que su enfermedad, lo perturbaba el pensamiento de "¡Cómo podremos estar sin escuchar el sonido del shofar en Rosh Hashaná! ANTERIOR SIGUIENTE
Pero conseguir un shofar en este olvidado rincón estaba sin duda fuera de todo cálculo. El patio alrededor de la casa en que vivíamos era bastante grande, silvestre y descuidado. Cierto día me sorprendió mucho ver en el patio algo que pensé que sin duda era irreal. ¡Ni más ni menos que la cabeza de un carnero, allí mismo, a mi pies! ¡Completa, con sus cuernos! ¡Ahora podríamos tener un shofar! Antes que nada, sabía que debía ocultar mi tesoro. Encontré un sitio conveniente, confiado en que nadie lo encontraría allí. Afortunadamente mi cuñado nos visitaría pronto y yo tenía la certeza de que encontraría la manera de convertir en shofar a alguno de los cuernos.Le conté acerca de mi maravilloso hallazgo. Lo llevé al patio, cuando nadie andaba por allí, y fuimos al lugar de escondite. ¡Imaginen mi horror cuando miré en el pozo y vi que no había rastros ni de la cabeza ni de los cuernos! ¡Estaba pasmado! ¿Cómo pudo haber sucedido? También me sentía avergonzado, pues seguramente mi cuñado pensaba que yo no estaba en mi sano juicio y que soñé todo lo sucedido, porque el tema me tenía muy preocupado. Días enteros estuve como en medio de una bruma. Me sentía totalmente miserable y no hallaba paz.Días después estaba caminando por el patio cuando de pronto... ¡ahí, frente a mis ojos, estaba "mi" cabeza de carnero, con los cuernos y todo, como si me esperara allí desde los Seis Días de la Creación!Esta vez no iba a correr riesgos. Me quité la camisa y envolví en ella la cabeza del carnero. Corrí con ella en mis brazos y se la entregué a mi cuñado, que justo en ese momento salía hacia su trabajo. No se detuvo a hablar conmigo, pero la llevó consigo al campo donde cortaba trigo. No era una tarea fácil, pero mi cuñado, como yo sabía, era una persona que se daba maña para todo. Logró cortar uno de los cuernos, vaciarlo, limpiarlo, ¡y el resultado fue un shofar de lo más kasher y hermoso! ANTERIOR SIGUIENTE
El primer día de Rosh Hashaná, el pequeño grupo de judíos se reunió en nuestra casa. Mi pobre y enfermo padre hizo un esfuerzo sobrehumano para levantarse de la cama. Con renovadas fuerzas que extrajo de su determinación y voluntad, entonó las bendiciones que se recitan antes de hacer sonar el shofar, para luego hacerlo sonar de manera intachable. Cuando los sonidos de este maravilloso shofar enviado del Cielo llenaron la habitación, todos los judíos presentes, jóvenes y ancianos, respondieron al mismo tiempo con un torrente de lágrimas. La mayoría lloraba por sus propios problemas. Muchos habían perdido hermanos, hermanas, padres, hijos. También lloraban, seguramente, pues el sonido del shofar los había despertado a arrepentirse. Oraban tan fervientemente como lloraban. Y no faltaban razones para hacerlo. Yo también lloré, aunque no estaba muy seguro de por qué las lágrimas rodaban sobre mis mejillas. Después de la Guerra trajimos con nosotros a Moscú este extraño shofar. Lo cuidamos como si se tratara de nuestros propios ojos. Una noche negra, la "N.K.V.D." (Policía Secreta) de Moscú arrestó a mi querido padre y lo envió a prisión. Se llevaron todos los sefaiím (Libros Santos), así como también el shofar que había llegado a nosotros de una manera tan extraña y que nos fue quitado en circunstancias más crueles aun. Algún tiempo después la Policía nos notificó que podíamos retirar las pertenencias de mi padre. Yo me encargué de hacerlo. Los sefarim estaban allí, mas no el shofar. Cuando pregunté por el shofar, me contestaron que no sabían nada de él. No tenían constancia de un objeto así. Ahora, cada Rosh Hashaná, al oír el sonido del shofar, sigo escuchando todavía el memorable sonido de aquel shofar detrás de la Cortina de Hierro, que parecería haber venido del Cielo y, probablemente, fue llevado nuevamente allí. VOLVER ANTERIOR
ARGENTINA. Inmigración en el Siglo XX Recuerdos de familia Juan Jorge Nudel relata que una familia de judíos argentinos observaba tres festividades: “Los Goldman eran una familia judía creyente si bien no practicante, que se reunían todos en las fiestas tradicionales que a estas alturas sólo consistían en tres: Pesaj, la Pascua judía, Rosh Hashaná, elaño nuevo judío y Iom Kipur, el día del Perdón”. Yagupsky evoca, asimismo, el Iom Kipur, asociado a un acontecimiento desgraciado: “Recuerdo cuando en el pueblo de Domínguez, en la noche de Iom Kipur, la más sagrada para el judaísmo, unos vándalos antisemitas penetraron en la sinagoga a altas horas y profanaron los rollos de la Torá; los hombres realmente cultos e ilustrados de la catolicidad de la provincia se hermanaron con nosotros en la indignación”.Relata que, en una oportunidad, un criollo hizo una bendición en hebreo: “don Manuel del Pozo, que era el criollo que estaba con su rancho junto a nuestra casa, venía todos los viernes a escuchar el kidush. Y, cuando cierta vez mi padre se había ausentado a Paraguay, llamado por menesteres religiosos, vinieron don Manuel y su esposa, doña Polonia. Yo le dije: ‘Don Manuel, esta noche no hay kidush porque papá no está’. Me replicó: ‘¿Cómo no hay kidush? Déme una copa’. Le servimos una copa y se hizo toda la bendición consagratoria del sábado en hebreo, de memoria. Y cuando se retiró dijo todavía ‘gut shabes’”. *a partir de: Juan Jorge Nudel, Pensión “La Rosales”; Mario Diament; Nissin Mayo, “Vísperas...”; Luis León, “El año nuevo”. SIGUIENTE
Luis León escribe sobre Rosh Hashaná, el año nuevo hebreo, el cual “no obstante el desfasaje del primer día con el del calendario gregoriano, es para toda la gente un momento de esperanza y alegría, donde se concentran expectativas y se busca celebrar con el resto de la familia” Nissin Mayo recuerda las vísperas de Rosh Hashaná en su casa paterna: “Hacíamos selijot en casa, a la madrugada, cansados y con sueño, para exaltar a Dios y solicitarle perdón (selijot) por los pecados cometidos en el año que terminaba. Nos reuníamos mis padres (Marcos y Cadén) y nuestros hermanos, tíos, primos y amigos (los valientes de la madrugada). En los cantos que entonábamos se destacaban algunas voces sonoras y afinadas. Llegaba luego el ansiado desayuno con boios, borrecas, roscas y otras exquisiteces preparadas por mamá, que había aprendido el delicioso arte culinario sefaradí con su madre en Urlá, su pueblo natal de pescadores, en Turquía a orillas del mar Egeo, pegado a Esmirna. Después de selijot, ya estábamos espiritualmente preparados para recibir el nuevo año. Entonces nos deseábamos todos: ‘una añada nueva que tengamos, con salud, alegría, hechos buenos, escritos en libros de vida...Amén’”. VOLVER ANTERIOR
ESPAÑA. Durante la Inquisición El shofar de la orquesta Un acontecimiento extraordinario tuvo lugar en España durante el período posterior a la expulsión. Muchos judíos de la comunidad habían aceptado convertirse al cristianismo, ya que al haber alcanzado posiciones destacadas y de gran responsabilidad dentro del gobierno, consideraron terrible la posibilidad de abandonar sus hogares y riquezas para peregrinar en busca de un lugar donde rehacer sus vidas. Es por ello que abandonaron su fe sólo públicamente, mientras que mantenían en secreto su lealtad hacia el D-s de sus padres, procurando cumplir los preceptos de Su Torá en la medida que les fuera posible. Entre ellos se encontraba Don Fernando de Aguilar, director de la orquesta real de Barcelona. Llegó el mes de Elul, y ante la proximidad de los Días Temibles el alma de Don Fernando anhelaba oír los sonidos del shofar en Rosh Hashaná. Su deseo era compartido por varios de sus hermanos. *extraído de Nosotros en el Tiempo, Eliahu Kitov SIGUIENTE
Así, anunció que en una determinada fecha muy próxima –la fecha correspondiente al primer día de Rosh Hashaná- dirigiría su orquesta en un concierto, interpretando melodías de diferentes naciones. En la audiencia se encontraban, entre los dirigentes más importantes de la Iglesia y de la Inquisición, varios de los compañeros conversos de Don Aguilar, judíos que habían aceptado exteriormente el cristianismo pero que en secreto permanecían fieles a las creencias y prácticas judías, que habían venido a escuchar los sonidos del shofar... ¡Y así fue! LA orquesta interpretó varios temas, entre ellos los tan preciados sonidos del shofar –tekiá, shevarím y teruá- según la orden prescripta por la mitzvá, bajo la dirección del mismo Don Aguilar. El Gran Acusador estuvo representado en aquella ocasión por sus principales agentes –la jerarquía de la Iglesia y su Inquisición, ¡quienes escucharon el shofar pero no se enteraron de nada! VOLVER ANTERIOR
BRESLOV. Década del ´90 *extraído de www.tora.org.il El Rosh Hashaná del Rebe* Cuando le pidieron a Rab Eliahu Jaim Rosen que describiese qué es ser un Jasid de Breslov, éste respondió tal como lo hiciera Rabeinu Tam cuando le preguntaron cómo era ser un Judío (Sefer Haiashar): ¿Quieres que te diga cómo se siente ser un Jasid de Breslov? ¡Es imposible! ¿Puedes acaso describir el sabor de los huevos revueltos? Podemos hablar sobre ello e incluso describir la experiencia, pero es imposible transmitir su sabor. Y lo mismo es verdad respecto al Rosh Hashaná del Rebe. ¡La única manera de sentirlo es probándolo uno mismo! A lo largo de las generaciones, todos aquellos que se unieron al kibutz de Rosh Hashaná han tenido el mismo sentimiento de temor y reverencia que llenara el corazón de los jasidim en la época del Rebe. Y esto, pese al hecho de que la mayoría de la Jasidut de Breslov fue destruida durante el Holocausto y a que desde mediados de 1940 fue imposible viajar a la Rusia Soviética y participar del kibutz. SIGUIENTE
Desde el año 1989 se ha consolidado la reunión anual de Rosh Hashaná en la misma ciudad de Umán (que ahora pertenece a la República de Ucrania). El área que rodea la tumba del Rebe Najmán ha sido extendida y cubierta, para acomodar la gran cantidad de Jasidim que allí concurren. Se ha construido una gran sinagoga y se ha renovado un complejo fabril para ubicar los comedores y cocinas. Se ha construido una gran mikve y otra más pequeña, ambas con agua caliente. En el último kibutz del año 1994, se alquilaron los departamentos del complejo habitacional que rodea la zona donde se encuentra la tumba del Rebe Najmán para albergar con comodidad a todos los participantes de la reunión. El Rebe Najman de Breslov (1772 – 1810), fue el fundador del movimiento jasídico de Breslov. Bisnieto del rabino Israel Ba´al Shem Tov, fundador del movimiento jasídico, nació en Medzeboz, Ucrania, en el hogar de su bisabuelo. Su contribución principal fue la combinación de la Cábala con el estudio profundo de la Torá. Tuvo cientos de seguidores en su vida, y su movimiento continúa hasta hoy en día con decenas de miles de miembros de su Jasidut.En la primavera del año 1810, el Rebe Najman dejó Breslav por última vez para ir a Umán, la ciudad ucraniana que eligió como el lugar para su descanso final. *es.wikipedia.org VOLVER ANTERIOR
ISRAEL. Hoy Rosh Hashaná y la sociedad israelí Coincidiendo Rosh Hashaná con otros eventos importantes del israelí, se podría decir que Jaguei Tishrei no indican únicamente el comienzo de un nuevo año hebreo. El fin de las vacaciones, el comienzo del año de estudios, las mudanzas del verano, las compras de muebles y vajilla nueva, el comienzo del año legislativo, todo esto se presenta simultáneamente con Rosh Hashaná. Con la llegada del otoño el clima se va poniendo agradable y hace de esta época una más placentera y prometedora. Por otro lado, los afortunados comienzan a planear las vacaciones que se extenderán durante todo Sucot, fiesta que indica también el final de la temporada de sequía. *extraído de www.hagshama.org.il SIGUIENTE
Como vemos, aquí los Iamim Noraím no son simplemente una época de balance y reunión, son también el comienzo de una nueva etapa. Y de todas maneras cabe preguntar, cómo se une esto con las Fiestas en sí, cómo se conectan los israelíes no religiosos a Rosh Hashaná y Iom Kipur sin dejar que estas fechas pasen desapercibidas. “Yo creo que hay mucha gente laica que se conecta con estas Fiestas, la prueba está en que la sinagoga se llena, más en Iom Kipur, pero la gente quiere escuchar el Shofar -dice Levin- Creo que esto se da porque es parte de la cultura, porque se produce una asociación de santidad, del día del juicio, de nostalgia, una especie de vuelta a las fuentes”. Según él las fiestas son parte de la tradición y la tradición no exige ser creyente, es parte de la cultura israelí. Agnes, que declara no tener ningún tipo de relación con lo religioso, dice que Iom Kipur la acerca, no obstante, a lo religioso, y agrega: “En Iom Kipur yo tengo el impulso de ayunar y no entiendo por qué, creo que es porque acá te desconectan de todo, no hay televisión, nada, y no te queda otra que seguir la corriente”. Al preguntarle por qué cree ella que los laicos ayunan, contesta: “Porque no hay opción, ese día uno no quiere ser distinto”. Si tomamos como parte de la definición de cultura, un conjunto de normas, ritos y costumbres que se presentan como comunes a un grupo de personas, la definición de Agnes de Iom Kipur sería también esa: Iom Kipur es parte de la cultura de la sociedad israelí porque el comportamiento de ese día es parte de la norma, más allá de religión, balances y espiritualidad. VOLVER ANTERIOR