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El divorcio puede interrumpir el desarrollo de un niño, ya que se queda estancado en la etapa en la que surgió el trauma o regresa a un nivel inferior que ya había superado. Si una situación estresante (divorcio) se prolonga, los niños desarrollarán algún tipo de problema.
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El divorcio puede interrumpir el desarrollo de un niño, ya que se queda estancado en la etapa en la que surgió el trauma o regresa a un nivel inferior que ya había superado. Si una situación estresante (divorcio) se prolonga, los niños desarrollarán algún tipo de problema. Dependiendo de la relación que se establezca entre los ex-cónyuges el niño puede tener mayor o menor problema, menor ante una relación estable y mayor problema cuando el conflicto sigue latente.
Aunque la relación sea estable, los niños tendrán ciertas dificultades ya que se produce un cambio en su vida. A pesar de que la relación entre los ex-cónyuges haya sido excesivamente conflictiva, incluso con violencia, los niños prefieren mantener su familia unida.
Miedo Tristeza Enfado Culpa Soledad Rechazo Regresión Problemas de sueño Masturbación Problemas en el colegio Problemas físicos Problemas en la alimentación Deseo de reconciliación
El miedo no es el mismo dependiendo de la edad del niño Los niños de 3 a 5 años manifiestan los miedos a través de lloros, necesitan más cariño, atención y tienen miedo a quedarse sin casa, a que no les quieran, a quedarse sin comida… - Los niños más mayores tienen miedo porque desconocen su futuro. Para superarlo, se debe interaccionar con ellos para tranquilizarles y darles seguridad.
Esta es la más frecuente. La reacción de tristeza ante la separación puede ser parecida a la pérdida de un ser querido. Se manifiesta a través de llantos, querer estar a solas, están más callados… La mejor forma de superar ésta es hablando con él para que se exprese. Los niñOs necesitan más apoyo para superarlo ya que desde pequeños se les inculca ser más valientes y no llorar. Para ello se deben compartir los sentimientos con ellos.
El enfado depende de la edad y las circunstancias familiares. - Los niños más pequeños tienen un comportamiento rebelde. Los niños más mayores entienden mejor los motivos de la ruptura y suelen cargar su enfado contra el que él cree que tiene la culpa de que su familia esté rota. Hay que dejar que el enfado se manifieste (actividad física: correr, nadar…) porque sino los niños pueden acabar deprimiéndose.
Los niños piensan que por sus malos comportamientos y conductas puede haberse dado la separación de sus padres. Por ello intentan a toda costa que sus padres vuelvan juntos. Cuesta mucho hacer que el niño no se sienta culpable. Por ello se recomienda a los padres que expliquen al hijo que él no es el culpable de la ruptura y que la familia está separada.
Los niños se sienten solos debido a que uno de sus padres ha dejado de vivir con ellos. El progenitor pasará menos tiempo que antes con sus hijos ya que tendrá que trabajar más y asumir todas las tareas del hogar Consecuencia: los niños estarán más tiempo solos; los pequeños se inventarán un amigo invisible y los mayores tendrán que sacarse las castañas del fuego. Los niños tendrán que aprender a estar a gusto estando solos, ya sea a través del juego, lectura, dibujo, etc.
Al romperse un matrimonio los niños piensan que ellos también van a ser rechazados. Hay que explicar a los niños que ellos no se quieren como antes, pero que les siguen queriendo. El padre que tenga que abandonar el domicilio familiar tendrá que hacer ver a sus hijos que se sigue preocupando igual por ellos.
Aquí el niño retrocede a etapas evolutivas anteriores (hacerse pis en la cama, chuparse el dedo, ser más empalagoso, etc.) para desconectarse de la situación que tiene en su casa. Por esto no les tenemos que castigar, ya que lo que necesitan es un mayor apoyo y seguridad.
Los problemas más habituales son: no querer irse a la cama, insomnio, ansiedad y pesadillas. Al niño le resulta difícil irse a la cama porque el progenitor que abandonó la casa lo hizo mientras que el niño dormía. Deben acostar al niño tal y como lo hacían cuando estaban juntos. Debe haber comunicación entre los miembros del domicilio familiar. Los niños deberán dormir solos, que participen en las tareas del hogar, etc.
Los niños desde pequeños exploran su cuerpo y descubren lo que les da placer o no. No hay que dejarles que lo hagan en público y hay que controlarles que no lo hagan con frecuencia.
Si los padres ayudan a sus hijos a comprender el divorcio, el rendimiento escolar no tiene porqué cambiar. Es bueno que el profesor esté informado del divorcio y que informe a los padres si ve algún cambio en su hijo.
Es muy normal que los niños se quejen de dolores de estómago, cabeza, pecho o que le dan calambres. suele darse con mayor frecuencia cuando no pueden o no se les permite expresar sus propios sentimientos. Muchas veces los niños se quejan para llamar la atención de uno de los padres. Pero hay que estar pendientes por si realmente es verdad.
Estos problemas son más frecuentes en niños que en niñas y hay que estar atentos a los hábitos de alimentación. Puede ocurrir que el niño pierda el apetito o todo lo contrario, al igual que le puede pasar al adulto.
Al paso de los años muchos niños tienen la fantasía de una posible reconciliación entre sus padres. Los padres no deben generar falsas esperanzas en los niños. No hay que meter a los hijos entre los problemas de pareja para que no se sientan frustrados si no se produce una reconciliación. Cuando la relación de los ex sea buena hay que aclarar a los niños que esto no es por una reconciliación.
Cuanto mejor sepan organizar los padres su vida después del divorcio, mas tranquilos estarán los pequeños. No hay que dejar que la ansiedad se apodere de sus vidas. No hacer ningún comentario negativo o despreciando al ex.
¿De qué otra forma puede sentirse uno de los progenitores cuando su ex cónyuge lleva meses sin dar señales de vida? A parte de enfadado puede sentirse defraudado ya que no se interesa por sus hijos ¿O lleva meses de retraso en el pago de la pensión alimentaria? Si el padre que tiene la custodia puede hacerse cargo de sus hijos no habrá problema que haya un retraso, pero si le cuesta llegar a fin de mes, lo que pensara es que no se preocupa por el bienestar de sus hijos
¿O se empeña en modificar el régimen de visitas estipulado? Por mucho que uno de los padres quiera modificar ese régimen, se quedará el establecido si entre ellos no llevan a un acuerdo cordial. Esta situación va a provocar una situación de estrés en los niños.