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Sergio Morales Gonz á lez Jos é Ignacio Gasc ó n.
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Sergio Morales González José Ignacio Gascón
Recordemos la leyenda: Zeus disgustado por el comportamiento de los hombres de la edad de bronce, decide acabar con ellos y para ellos les envía un diluvio , con el fin de inundar la tierra. Del cataclismo únicamente se salvan Deucaulión y Pirra, los únicos que habían mantenido el decoro en la edad tempestuosa. Es Prometeo (el protector de los humanos) el que les advierte de la hecatombe que se avecina. Ellos buscan refugio en un barco lleno de vituallas. Cuando deja de llover y desciende el nivel de las aguas, bajan de la montaña y se dirigen a Delfos.
Pero la tristeza se abate sobre ellos: la soledad es una sombra alargada, una daga cruel que se clava en sus corazones. Entonces la diosa Temis se apiada de ellos, su voz surge de las entrañas de la tierra. A ellos les costará disipar la oscuridad de sus palabras. Pero una vez descifrado el enigma, conseguirán repoblar la tierra a partir de una materia inerte que se metamorfosea hasta insuflar vida, hasta vivificar a las piedras.
Deucaulión, cuando vio el mundo vacío y que las tierras desoladas estaban sumidas en un profundo silencio, derramando lágrimas dijo así a Pirra: <<¡Ojalá yo pudiera restaurar la raza humana con la habilidad técnica de mi padre y modelar la tierra e infundirle vida! Ahora lo que queda de la raza mortal se reduce a nosotros dos; así lo han querido los dioses y nos hemos convertido en los ejemplares únicos de la humanidad!>>
Después de expresarse así, ambos lloraban. Decidieron enviar sus plegarias a los dioses celestes [..]. Cuando llegaron a las gradas de un templo, ambos se postraron en tierra y suplicaron a la diosa Temis. […] Conmovida ésta les respondió así: <<Dejad el templo, cubrid vuestra cabeza, desatad los lazos de vuestras vestiduras y arrojad hacía atrás, a vuestra espalda, los huesos de la gran madre>>.
Durante mucho tiempo permanecieron confusos. Fue Pirra la primera que con su voz rompió el silencio negándose a seguir las órdenes de la diosa, le pide perdón, asustada le suplica y tiene miedo de ultrajar la sombra de su madre arrojando sus huesos. Tratan de descifrar las oscuras palabras del oráculo y le dan vueltas una y otra vez juntos y separadamente. Entonces él tranquiliza con suaves palabras a la Epitmétida y le dice.
<<O nos engaña nuestra inteligencia o, puesto que los oráculos son piadosos y nunca aconsejan nada ilícito, la gran madre es la tierra: creo que en el cuerpo de la tierra los huesos de los que h abla son las piedras y éstas son las que debemos arrojar a nuestras espaldas>>. Aunque la interpretación de su marido conmueve a la Titania, su esperanza, no obstante, vacila: hasta tal punto desconfían ambos de las indicaciones divinas.
Ellos se alejan, cubren sus cabezas, se desciñen las túnicas, y van tirando hacia atrás piedras tal como lo había ordenado la diosa. Las piedras (¿quién creería esto, si no contara con la tradición como testigo?) empezaron a perder su dureza y su rigidez, a ablandarse conforme pasaba el tiempo y a tomar forma. Después, cuando crecieron y se suavizó su naturaleza, pudo apreciarse una cierta figura humana, aunque no del todo evidente, sino como iniciada en mármol, sin estar todavía terminada y semejante a una tosca imagen.
Pero todo lo que había en aquéllas de húmedo o de tierra se transformó para convertirse en carne, lo que había de sólido y rígido se convirtió en huesos y lo que eran venas permaneció igual; y de esta manera por voluntad de los dioses al poco tiempo, las piedras lanzadas por las manos viriles tomaron la forma de varones, y las mujeres surgieron a partir de las arrojadas por la mujer. De aquí el que seamos una raza dura y capaz de aguantar los sufrimientos y demos pruebas de qué origen hemos nacido.
El resto de los animales, con sus diversas especies, los produjo la tierra por sí misma, cuando la humedad que conservaba se calentó con el fuego del sol y el cieno y las húmedas charcas se hincharon por el calor.
Este cuadro <<Deucalión y Pirra>>(1636-1637) está elaborado por el pintor Pedro Pablo Rubens en el cual se utiliza la técnica del óleo y está representando la figura humana. Este está expuesto en el Museo Del Prado de Madrid.
Este cuadro <<El diluvio>> (1855-1902) está elaborado por el pintor Paul Merwat en el cual se utiliza la técnica del óleo y representa a Deucalión elevando a su mujer. Este está expuesto en la galería de arte de Lviv en Ucrania.