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Ciclo C La Sagrada Familia. «El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría». Señor Jesús: Que viviste en familia con María y José. Hoy quiero pedirte por mi familia, para que te hagas presente en ella y seas su Señor y Salvador. Bendice a mis seres queridos con tu poder infinito.
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Ciclo C La Sagrada Familia «El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría»
Señor Jesús: Que viviste en familia con María y José. Hoy quiero pedirte por mi familia, para que te hagas presente en ella y seas su Señor y Salvador. Bendice a mis seres queridos con tu poder infinito. Protégelos de todo mal y de todo peligro. No permitas que nada ni nadie les haga daño y dales salud en el cuerpo y en el alma. Te necesitamos, Jesús, entre nosotros. Llena nuestro hogar de tu paz, de tu alegría, de tu cariño. Derrama tu amor para que sepamos dialogar, entendernos, ayudarnos, para que aprendamos a acompañarnos y a sostenernos en el duro camino de la vida. Danos pan y trabajo. Enséñanos a cuidar lo que tenemos y a compartirlo con los demás. Tómame a mí como instrumento, Jesús, para que llegue a los míos tu luz y tu poder, para que te conozcan y te amen cada día más. Dame la palabra justa en el momento oportuno, y enséñame lo que tengo que hacer por ellos en cada momento. También quiero darte gracias, Jesús, por mis seres queridos, por los momentos lindos que pasamos, y por las cosas buenas que tenemos. María, madre buena, tu presencia también nos hace falta. No nos dejes faltar tu ternura y tu protección. Jesús, José y María, preciosa comunidad de Nazaret, ayúdennos a vivir en familia. Amén.
Intenciones del Papa Benedicto XVI para el mes de diciembre de 2012 Intención General: Los migrantes. Para que los migrantes sean acogidos en todo el mundo con generosidad y amor auténtico, especialmente por las comunidades cristianas. Intención Misional: Cristo, luz para la humanidad. Para que Cristo se revele a toda la humanidad con la luz que emana de Belén y se refleja en el rostro de la Iglesia.
Santos del Día • Santa Anisia. Mártir • San Anisio de Tesalónica. Tesalónica, ( †406 ) Obispo • San Egvino de Worcester. Reino Unido ( †707 ) Obispo • Beata Eugenia Rivasco. Italia ( †1900 ) Fundadora, Religiosa • San Exuperancio. Diácono, Mártir • San Félix I. Italia (202? † 274) Papa • San Geremaro de Flay. Francia ( †658 ) Abad • San Hermetes de Bononia. Francia Mártir • San Jocundo. Italia ( †502 ) Obispo • Beato Juan María Boccardo. Italia ( †1913 ) Fundador, Sacerdote • San Lorenzo de Fraxanone. Italia ( †1162 ) Monje • Beata Margarita Colonna. Italia ( †1280 ) Clarisa • San Perpetuo. Francia ( †491 ) Obispo • Beato Radulfo. Abad • San Venustiano. Mártir • San Rainerio de Vestinos. Italia ( †1077 ) Obispo • San Rogerio. Francia Obispo • Traslación de Santiago Apóstol
San Félix I Papa 202? † 274 Su pontificado coincidió con el gobierno del emperador Aureliano quien en los primeros años de su reinado abandonó la política de persecuciones que contra los cristianos. En los comienzos de su pontificado llegaron a Roma noticias del sínodo que se había celebrado en Antioquía y que había depuesto al obispo antioquiano Pablo de Samosata por enseñar una doctrina contraria a las enseñanzas de la Iglesia sobre la Trinidad. Félix emitió un decreto indicando que nadie podía ser obispo si no estaba en comunión con la sede de Roma y la doctrina católica transmitida por Jesucristo. Ruega por nosotros Hacia el final de su pontificado, Aureliano retomó la política de persecuciones y Félix murió mártir.
† En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Ven Espíritu Santo, revísteme de humildad para recibir dignamente la Palabra de Dios, y hazme dócil a sus divinas enseñanzas. Ven y concédeme los dones necesarios para que se cumpla en mí Su voluntad.
Primera Lectura -Eclesiástico 3, 3-7.14-17 3 El que honra a su padre expía sus pecados 4 y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro. 5 El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será escuchado. 6 El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. 7 El que teme al Señor honra a su padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida. 14 La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. 15 Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se disolverán tus pecados como la escarcha con el calor. 16 El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por el Señor. 17 Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios. Te alabamos Señor Palabra de Dios
«El que teme al Señor, honra a sus padres» Obra de un «sabio» de Israel. Instrucciones, exhortaciones, recomendaciones. Todo ello para aprender «sabiduría», el arte del buen vivir porque hay quienes no viven bien. Hay sabidurías falsas o no tan acertadas. La sabiduría que ofrece el sabio es auténtica, fruto de largos años de estudio, de acumuladas experiencias, de profundas meditaciones; pero, por encima de todo, fruto de la bondad de Dios. Porque la «sabiduría» viene de arriba. Y la reverencia, el temor de Dios, es principio de toda «sabiduría».
Este capítulo está dedicado a las obligaciones de los hijos para con los padres. Los hijos deben mostrar respeto a los progenitores. La Ley de Dios lo prescribe de forma tajante: «Honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen tus días en el suelo que Yahvé, tu Dios, te da» (Ex 29, 12;Dt5, 16). El honor a los padres lleva consigo la honra de los hijos; la atención y el cuidado de ellos, la bendición de Dios. El respeto ha de ser por igual al padre y a la madre. Es algo sagrado, pertenece a esfera sacral.
El respeto a los padres está en la misma línea que el respeto, debido a Dios. porque continúan, en cierto sentido, la autoridad de Dios. Son continuadores de su obre creadora y salvadora en nosotros. Por ellos venimos a la vida; de ellos recibimos la primera educación, el sentido religioso; de ellos el cuidado, la alimentación, cuidados, atenciones. Dios, que obra a través de ellos, enriquece al hijo reverente con su bendición. Dios respeta la oración de quien respeta a los padres. Y honrar significa respetar, cuidar en la necesidad, atender, venerar.
Salmo 127 1-5 1 ¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos! 2 Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. 3 Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. 4 ¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! 5¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén
«¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos!» Dios bendice desde Sión, lugar de su morada, en medio de su pueblo, a todo aquél que le respeta y teme, que le escucha y sigue. Y lo hace con abundancia. La bendición de Dios lleva, como su palabra, la vida. La familia se ve bendecida en la Familia de Dios, su Pueblo. La sociedad es buena si sus individuos, sus familias, se tienen bien. La bendición de una recae sobre la otra.
Segunda Lectura - Colosenses 3, 12-21 12 Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. 13 Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. 14 Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. 15 Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
16Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. 17 Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre. 18 Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor. 19 Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. 20 Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor. 21 Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen. Palabra de Dios Te alabamos Señor
«Que la paz de Cristo actúe de arbitro en vuestro corazón.» Dios ha creado en Cristo un hombre «nuevo». La novedad es, pues, Cristo: en Cristo, por Cristo, con Cristo. Cristo «conforma» la vida del hombre nuevo toda su amplitud, y duración. El hombre nuevo vive en Cristo de la vida de Cristo. Es ser «cristiano», «crístico» es participar de los mismos sentimientos de Cristo: misericordia, bondad, humildad, perdón, compasión, comprensión mutuos. Y esto todo individual como comunitariamente.
Si el amor ha inspirado toda la obra de Cristo, el amor ha de ser la virtud base de todo cristiano. El hombre viejo no sabe amar: el hombre nuevo, creado a imagen del Hijo, ha de ser la expresión viva de un amor que supera todas las flaquezas y debilidades. La caridad busca la «paz», en el amor de Cristo entre los muchos miembros del cuerpo. Hemos sido creados para el amor y la paz. Nos ayudará la «Palabra de Dios» escuchada atentamente y la relación constante con ella en la oración. Como centro, la Eucaristía, expresión suprema de acción de gracias, de exhortación, de enseñanza y caridad fraterna.
Lectura del Santo Evangelio -Lucas 2, 22-40 22 Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, 23 como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor". 24 También debían ofrecer un sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. 25 Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él 26y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. 27 Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, 28 Aquel lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: 29 «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, 30porque mis ojos han visto la salvación 31que preparaste delante de todos los pueblos: 32luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».
33 Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. 34 Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, 35 y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos». 36 Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casa en su juventud, había vivido siete años con su marido. 37 Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. 38 Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. 39 Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. 40El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús
«El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría» La infancia de Jesús en Lucas es toda luz y alegría. El Señor, el Salvador, el «lleno» y el dador del Espíritu Santo ha venido ya; El Espíritu de Dios acompaña en todo momento. Explosión de gozo: Dios bendice a su pueblo, Dios recuerda las promesas de Antaño, Dios pone en marcha la obra de Salvación.
La infancia de Jesús, gozosa y luminosa, cumple el plan de Dios. La palabra de Dios por los profetas lo había anunciado. Por una parte, se nos recuerda el Levítico de forma explícita, por otra, las palabras de Simeón resaltan el lado sombrío del misterio de Jesús. Las pequeñas escenas o episodios, como parte del evangelio, son ya Evangelio, Buena Nueva.
Lucas ha unido aquí dos escenas que guardan cierta relación entre sí: la purificación de la madre y la presentación del hijo. No necesariamente debían estar unidas. Aquí lo están. La primera aunque obligatoria, según la Ley. La segunda, aunque obligatorio el rescate, no necesaria la presentación en Jerusalén. A las tres sagradas personas -Jesús, María y José- se unen dos más: Simeón y Ana. También en ellas alienta el Espíritu divino. El «misterio» de Dios sigue un camino uniforme: se manifiesta en y a través de gente sencilla.
Simeón declara «misterio» del Niño Mesías: un Salvador para todos los pueblos, luz de las naciones, gloria de Israel. Jesús, una figura en la encrucijada de todos los pueblos y de todas las personas, en especial en Israel. Figura central universal: o con él o contra él. El Mesías es el Salvador de hombre; pero también si juez. Jesús es el Consagrado de Dios. María y José consagrantes, como padres, y consagrados con él. El niño crecía, bajo su tutela, en sabiduría y gracia. Es la familia del Señor, la Santa Familia del Señor.
Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella. Señor, te pedimos por las familias y en especial por la Iglesia, la familia de todos.
Dios te salve María, Madre de Dios Dios Te salve, María, Madre de Dios, tesoro venerado de todo el universo, luz que no se apaga. De ti nació el sol de la justicia, cetro de la verdad, templo indestructible. Dios te salve María, morada de Aquél que ningún lugar contiene, tú que hiciste crecer una espiga que no se marchitará nunca. Por ti los pastores alabaron a Dios, por ti es bendecido, en el Evangelio, el que viene en nombre del Señor. Por ti la Trinidad es glorificada, por ti se adora la Cruz en el mundo entero. Por ti exultan los cielos, por ti la humanidad caída fue reedificada. Por ti el mundo entero finalmente Conoció la Verdad. Por ti se fundaron iglesias en toda la tierra. Por ti el Hijo único de Dios hizo resplandecer su luz sobre los que permanecían en la oscuridad, Bajo la sombra de la muerte. Por ti los apóstoles pudieron anunciar la salvación a las naciones. ¿Cómo cantar dignamente tu alabanza, ¡oh Madre de Dios, por quien la tierra entera se estremece de júbilo? San Cirilo de Alejandría
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