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Estudio 7. D ios busca una relación de amor Con N osotros. Basado en el libro Mi experiencia con Dios de Enrique T. Blackaby y Claudio V. King. Siete realidades de la experiencia con Dios. Dios siempre está obrando a nuestro alrededor.
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Estudio 7 Dios busca una relación de amorCon Nosotros Basado en el libro Mi experiencia con Dios de Enrique T. Blackaby y Claudio V. King
Siete realidades de la experiencia con Dios • Dios siempre está obrando a nuestro alrededor. • Dios busca una relación de amor continua, real y personal con nosotros. • Dios nos invita a unirnos a Él en su obra. • Dios habla por su Espíritu a través de: • La Biblia, • La oración, • La iglesia y • Las circunstancias, para revelar su persona, sus propósitos y sus caminos. Después que habla: • Dios espera respuesta de su pueblo. • Dios revela su persona, sus propósitos y sus caminos.
La invitación que Dios nos hace para trabajar con Él, siempre nos llevará a una crisis de convicciones que demandará de nosotros fe y acción. • Necesitamos realizar ajustes importantes en nuestra vida para poder unirnos a Dios en lo que Él está haciendo. • Llegaremos a conocer a Dios por experiencias en nuestro trato con Él, a medida que le obedecemos cuando Él lleve a cabo su obra a través nuestro.
TEXTO CLAVE: “Jesús les dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento”. Mateo 22:37, 38
INTRODUCCIÓN: • Amados, Dios busca una relación de Amor con sus hijos, como nos dice el apóstol Juan en 1 Juan 4:10 - “En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. • Evidentemente, los hombres no podemos buscar a Dios para tener esta relación de amor, porque nuestro pecado nos lo impide, las Escrituras también dicen sobre esto en Romanos 3:10 - “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios”. • Por lo tanto tenemos que aceptar que es Dios quien desea y busca esa relación de amor con nosotros y esto proviene de Él.
Ahora bien, no estamos diciendo que Dios desea una relación unilateral de amor con nosotros, pues hemos visto que Dios desea que nosotros le conozcamos más profundamente y que le adoremos tal como Él es. • Además de esto, lo más importante para Él es que nosotros le amemos, como nos lo muestra en su primer y gran mandamiento. • Recordemos lo que dijo el Señor Jesucristo concerniente a esta verdad en Juan 14:21 - “El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es quien me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”.
I) UNA ACTITUD DE OBEDIENCIA Y AMOR (Juan 14:15) • LA OBEDIENCIA EVIDENCIA EL AMOR POR DIOS • Nuestro Señor Jesucristo declaró en este pasaje citado, “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Hermanos, esto nos indica que cuando obedecemos a Jesús y su Palabra, es cuando estamos demostrándole o evidenciándole que verdaderamente confiamos en Él y que le amamos.
Recordemos también que el Padre ama a quienes son amados por el Hijo. Jesús dijo que amaría y se manifestaría a quienes le aman y guardan sus mandamientos. Por tanto, la obediencia es la expresión visible del amor que nosotros podamos decir que sentimos o tenemos por Dios.
Ahora bien, la recompensa por nuestra obediencia y amor es maravillosa, Dios se manifestará a nosotros si somos obedientes. Recordemos que el Señor mismo dejó testimonio de esto en Juan 14:31 cuando dijo: “Más para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago”. Lo que nos indica que Jesús fue obediente a cada uno de los mandamientos del Padre y por su obediencia demostró su inmenso amor hacia Él. Obediencia que le llevó a la cruz del calvario.
LA OBEDIENCIA VA MAS ALLÁ DE LA LETRA • El apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 3:6 - “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”. Lo que estamos diciendo es que la relación que Dios busca con nosotros no es una relación basada en cumplir la “letra” de la ley, sino basada en cumplir sus mandamientos con el “espíritu” con que fueron inspirados por Él.
Sepamos que si tenemos un problema de obediencia a lo que Dios en su amor a decretado para que le obedezcamos, entonces podemos decir que tenemos un problema de amor para con Dios. Hermanos nuestro amor a Dios tiene que llevarnos a poder decirle frente a frente, en la medida en que le obedecemos: “Padre, te amo con todo mi corazón y con toda mis fuerzas y con toda mi mente y con toda mi alma”. De lo contrario podemos decir que no amamos a Dios.
Cuando estamos conscientes de que Dios está actuando alrededor nuestro y desea que establezcamos esta relación de amor con Él, entonces, estaremos en la capacidad de ser obedientes, más allá de la simple letra, no importando cual sea el sacrificio que debamos hacer a lo que entendemos sean nuestros propios intereses.
DIOS CLAMA PORQUE ESTA RELACIÓN SEA DE CORAZÓN • Dios nos reveló su más grande e importante mandamiento. Este clamor surge de lo más profundo del corazón de Dios y se expresa a través de todo el Antiguo Testamento. Jesús mismo cuando lo cita en Marcos 12:30 dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”.
En pocas palabras, lo que Jesús está diciendo es que, ¡Todo depende de la obediencia a este mandamiento! Lo que se quiere decir es que todo lo que tenga que ver con conocer a Dios y experimentarlo, todo lo que se refiere a saber su voluntad, dependerá de la calidad de nuestra relación de amor con Él. Recordemos que Dios no solamente nos da la vida, sino que Él es “nuestra” vida. “Su amor es maravilloso, siempre nos alcanza, siempre nos busca, nunca cesa, su amor es maravilloso”.
Ilustremos esta verdad citando Dt. 30:19, 20 cuando dice: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar”. Asimismo podemos citar Juan 3:16; 14:21; Romanos 8:35, 37-39; 1 Juan 3:16; 4:9-10, 19.
II) UN DESEO DE PRESERVAR EL PRIMER AMOR(Apocalipsis 2:4) • EL PRIMER AMOR NOS MANTIENE CONSCIENTES DE A QUIEN AMAMOS • Es triste citar estas palabras declaradas por el Señor Jesucristo a la iglesia de Éfeso en Apocalipsis 2:4 cuando dice: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”. Hermanos, el gran problema de esta iglesia era que había relegado a un segundo plano al Señor y había antepuesto sus obras para sentirse satisfecha (vs. 2-3).
Esta actitud no era aceptada por Dios, fue reprendida por el Señor Jesucristo, por el simple hecho de que las actividades impuestas entre ellos le hacía sentir cerca de Dios, sin embargo con esta actitud no estaban conscientes de a quién amaban, si a las obras que hacían o a Jesús. Debemos entender que las Escrituras declaran que el deseo de Dios es que le amemos por encima de todo.
Esto no significa que no debemos obrar como muestra de nuestro amor por Él. De hecho Dios nos llamará a obedecerlo, y a hacer lo que Él nos pida, pero no necesitamos hacer obras y obras en las cuales muchos nos enorgullecemos para demostrar que amamos a Dios. Puntualizando, sepamos que lo más importante, aún sobre toda obra, es amar a Dios y mantenerse en el primer amor.
DIOS NO ADMITE COMPETIDORES EN SU RELACIÓN DE AMOR CON NOSOTROS • Así como actuamos cuando estamos en el primer amor, momento en el cual no permitimos en nuestra mente pensar en ninguna otra cosa que no sea en el ser amado, así debemos todo el tiempo pensar en agradar a Dios. Recordemos por tanto, que la Palabra en textos como Deuteronomio 6:10-15; Mateo 6:24; 6:31-33 nos llama a amar a Dios siempre de forma continua y permanente.
Leyendo estos textos podemos ver que Dios no admite dioses ajenos entre Él y nosotros. No puede haber competencia o indicio de una relación de amor por encima de la que debemos mantener con Dios. Procuremos que el propósito de Dios se cumpla en nosotros.
El amor que Dios proyecta sobre nuestra vida es un amor eterno. A causa de ese amor nos ha atraído hacia Él por medio de la obra de entrega de su propio Hijo para morir por nosotros y por medio de esta experiencia nos dejó ver la calidad de su amor. Es por esto que para mantener ese primer amor hacia Dios, tenemos que estar totalmente convencidos del amor de Dios hacia nosotros como dice 1 Juan 4:16.
EL PRIMER AMOR NO PUEDE SER DESCUIDADO • Lo más difícil no es prender un fuego, sino mantenerlo vivo para toda necesidad. Asimismo, el amor debe ser preservado en la medida en que estamos preocupados por agregar los ingredientes necesarios entre nosotros y Dios para que este amor no sea descuidado. Hermanos esto será una realidad cuando aprendamos a mirar cómo satisfacer a Dios y no cómo Dios puede satisfacernos a nosotros.
Debemos tener claro que Dios ha estado decidido siempre a amarnos, de no ser así nosotros nunca hubiésemos llegado a ser cristianos e hijos suyos. Él siempre ha tenido en mente el propósito de amarnos y lo mostró cuando nos llamó y comenzó a obrar en nuestra vida y lo ha estado demostrando en la medida en que nos ha guiado a llegar hasta donde estamos. Sepamos que Dios ha hecho y hace su parte para preservarnos en el primer amor.
Si nosotros tomamos conciencia de esto, y pensamos que desde que Dios tomó la iniciativa de amarnos ha estado ahí cultivando y añadiendo elementos para atizar su amor por nosotros, entonces esto nos motivará a experimentar el deseo de no dejar que su amor por Él en nosotros se debilite y deje de ser igual que el amor que experimentamos cuando le conocimos. Así nos lo dicen textos como Juan 15:16; Filipenses 2:13; 1 Juan 3:16; Apocalipsis 3:20.
III) UN DESEO DE AMAR A DIOS SIEMPRE (Filipenses 3:4-14) • NUESTRO PROPÓSITO EN LA TIERRA • Dios no nos creó para algo temporal; sino que nos creó para la eternidad. Lo temporal no es más que la etapa de vida que pasaremos en la tierra, etapa en la cual Dios nos permite relacionarnos con Él y nos revela la forma en que podemos conocerlo.
Es importante que sepamos que Dios nos brinda aquí la oportunidad de desarrollar en nosotros un carácter semejante al de Él. Luego nos llevará a la eternidad para que podamos vivir en nuestra verdadera dimensión. Es por tanto necesario no perder la perspectiva de lo eterno, ya que si vivimos solamente para lo temporal perderemos el propósito máximo de la creación y permitiremos que lo temporal y mundano modele nuestra vida actual.
Nuestra vida debe ser moldeada hacia aquello que un día seremos por la gracia de Dios. Recordemos que Dios solamente utiliza el presente para prepararnos para el futuro, además de que aquí desea darnos la formación que será útil en la tierra y también en la eternidad. Procuremos estar atentos a modificar nuestras actitudes y convicciones terrenales para perfeccionarnos en aquellas que son eternas.
LA LUCHA QUE TENEMOS QUE LIBRAR • Para lograr esto y mantener esa relación de amor con Dios, todos los días de nuestra vida tenemos que hacer como hizo el apóstol Pablo, el cual deseaba que su vida fuese conformada como sería en la eternidad, quien mantuvo una lucha tenaz para no dejar que su vida cristiana terrenal fuese conformada a las situaciones de su pasado.
Como podemos ver en Filipenses 3:4-14, el apóstol Pablo declara que él no permitiría que aquellas cosas que fue en el pasado estuviesen ejerciendo una influencia extrema y limitante en su vida. Él no deseaba que estas cosas pasadas le impidieran desarrollar un carácter cristiano y una vida cristiana conforme al amor de Dios, que fuese beneficioso aquí y en la eternidad.
Por esto el apóstol Pablo dice en Filipenses 3:8: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, por ganar a Cristo”. Esta actitud lo llevó a conformar su vida a Cristo, por preservar su amor para con Él, amor que ha de fortalecer nuestra relación con Dios en el presente, en la eternidad y para su gloria.
LA PRÁCTICA DEL AMOR ETERNO • Esto lo podemos lograr manteniéndonos en esta vida caminando con Dios y haciendo de nuestra relación de amor una relación real, personal y práctica. Esto lo vemos como ejemplo en la vida de Adán y Eva, estos mantuvieron una relación de amor eterno con Dios mientras estuvieron en santidad y obediencia, pero cuando vino el pecado dejaron de caminar con Dios y su relación de amor hacia Él se deterioró.
Somos muchos que por causa de nuestra naturaleza pecaminosa decimos que se nos hace difícil mantener una práctica constante dedicación de tiempo a solas con Dios. Si esto es así tenemos que hacer que la prioridad en nuestra vida sea estar a solas con Dios a fin de mostrarle que le amamos de todo corazón.
Un signo de madurez espiritual verdadera, es el que podamos posponer y sacrificar lo temporal para ganar lo eterno, además de saber valorar las recompensas que sabemos vendrán de parte de Dios. Es mejor saber que somos hijos de Dios por el amor que nos dispensamos con Él, que ganar algo que el mundo considera valioso. Practicando esto, nuestra relación de amor con Dios será real, personal y práctica.
CONCLUSIÓN: • Amados hermanos, sepamos que nadie busca a Dios por su propia iniciativa. Él es el que toma la iniciativa de buscar una relación de amor continua con nosotros. Más que ninguna otra cosa que Dios pudiera desear, Él quiere que lo amemos con todo nuestro ser. • Él nos creó para ese propósito. Si nuestra relación de amor con Él no es lo que debe ser, sepamos que esto afectará negativamente todo lo que se relacione con conocer, hacer y experimentar la voluntad de Dios. • Cuando encontremos que no estamos recibiendo encargos o misiones de Dios, prestemos atención a nuestra relación de amor con Él.
Recordemos que para que Dios nos encargue alguna misión, Él esperará hasta que nosotros respondamos a su amorosa invitación, la cual nos hará, en los momentos de íntima comunión con Él. AMÉN
CRÉDITOSAl Dios de los cielos y a Nuestro Señor Jesucristo, que por medio de su gracia y misericordia, puso en nuestro corazón diseñar esta presentación, para ser presentada originalmente en la Iglesia de Convertidos a Cristo, en Santo Domingo, República Dominicana.Basado en el libro Mi experiencia con Dios de Enrique T. Blackaby y Claudio V. King. Puedes utilizar esta presentación todas las veces que quieras, siempre que respetes el derecho de autory conserves esta nota al final de la misma.El pastor José Mallén Malla, quien suscribe,agradece tanto sus oraciones como sus comentarios. Si desea recibir esta presentación puede contactarme en la siguiente dirección E.mail iglesia@convertidosacristo.org2003 http://www.convertidosacristo.org