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El mito de Apolo y Dafne. Por Carmen Madero Cano (alumna de Cultura Clásica II) (IES “Fuente de la Peña” –Jaén-). Latona. Apolo, hijo de Zeus y de Latona, Su nombre en el cielo era Febo, por conducir el carro del Sol. Zeus. Apolo.
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El mito de Apolo y Dafne Por Carmen Madero Cano (alumna de Cultura Clásica II) (IES “Fuente de la Peña” –Jaén-)
Latona Apolo, hijo de Zeus y de Latona, Su nombre en el cielo era Febo, por conducir el carro del Sol Zeus
Apolo Personificación del Sol y enemigo de los crímenes y de la oscuridad. Según la leyenda nació en la isla de Delos, estando presentes todos los dioses.
Dafne Ninfa hija del dios del río Peneo Cazadora consagrada a Diana, diosa de la caza Ella odiaba el matrimonio como al crimen "Querido padre, hazme el favor de permitir que permanezca siempre soltera...”
Cupido Niño cruel, caprichoso, inconstante, que tiraniza a los dioses y a los hombres Nexo mediador entre los dioses y los hombres, cuyo objetivo es el de esparcir entre los hombres la fecundidad
Apolo vio al joven jugando con su arco y sus flechas Cupido sacó de su carcaj dos flechas diferentes, una para excitar el amor, otra para rechazarlo. La primera era de oro y puntiaguda, la otra roma y hecha de plomo. “Mira cómo he vencido a la serpiente gigante que extendía su cuerpo venenoso sobre la llanura”
“Zeus es mi padre y soy el señor de Delfos. Lo sé todo. Soy el dios del canto y la lira. Mis flechas llegan hasta la médula, pero, ¡ay!, una flecha más fatal que la mía ha perforado mi corazón. Soy el dios de la medicina, conozco las cualidades de las hierbas medicinales. Mas, ¡ay de mí! no existe un bálsamo que pueda curarme” “No huyas de mí como el cordero huye del lobo o la paloma del halcón. Te persigo por amor”
Apolo la siguió y ella huyó más rápida que el viento Las fuerzas de la muchacha comienzan a desfallecer, siente que va a ser alcanzada y llama a su padre, el dios río: "Ayúdame, Peneo, abre la tierra para encerrarme o cambia mi apariencia que me ha traído tantas desgracias"
Su parte inferior comenzó a cubrirse con una tierna corteza. Su cabello se convirtió en hojas y sus brazos en ramas. Sus pies se hundieron en el suelo. Su rostro se convirtió en la copa de un árbol sin nada de su apariencia anterior, excepto su belleza.
Apolo abrazó las ramas y cubrió de besos al árbol. Las ramas se retiraban temerosas ante sus besos. "Ya que no puedes ser mi mujer", dijo, "serás mi árbol. Te llevaré como mi corona, decoraré contigo mi arpa y mi aljaba. Como poseo la juventud eterna, tú también serás siempre verde y tus hojas no decaerán. La ninfa, convertida ahora en el laurel inclinó su cabeza en signo de agradecimiento.