160 likes | 345 Views
ASAMBLEA ECLESIAL DIOCESANA. Monterrey, N.L. 3 de diciembre, 2013. KERYGMA. PALABRA DE DIOS Y PASTORAL CATEQUÉTICA. DEL ENCUENTRO AL ANUNCIO.
E N D
ASAMBLEA ECLESIAL DIOCESANA Monterrey, N.L. 3 de diciembre, 2013
KERYGMA.PALABRA DE DIOS Y PASTORAL CATEQUÉTICA DEL ENCUENTRO AL ANUNCIO
Nuestra misión en la Iglesia dentro de la pastoral catequética es “…anunciar a Cristo muerto y resucitado, anunciar el evangelio en todas las formas posibles, en todos los contextos vitales…dar un paso de fe hacia las necesidades del hombre de hoy… poner en clave de misión la tarea evangelizadora…” (Mons. Rogelio Cabrera, 2ª Carta Pastoral)
El Kerygma se hace Palabra, y anunciar Su palabra, la palabra del Señor Jesús, supone un encuentro con quien la pronuncia.
Primer momento: escucha de la Palabra de Dios que toca a toda la persona.
Escuchar supone ponernos a los pies de Jesús como discípulas y discípulos… “La formación del discípulo sólo se da a los pies del Maestro escuchando”.
De la escucha surge la confrontación, la convalidación. Seguir al Espíritu, no adelantarnos a Él.
Preguntas: • ¿Busco y encuentro Su voluntad? • ¿Intento seguir a Jesús de cerca y hacer vida su Palabra? • ¿A qué me conduce experimentar Su presencia? • ¿Soy congruente con aquello que acabo de escuchar? • ¿Asumo la necesidad de una “formación profunda, integral, adecuada y permanente”?
Ser catequista me lleva a dar testimonio del encuentro con el Señor Jesús y proclamarlo, contagiarlo … El discípulo se “convierte” en misionero por la fuerza del encuentro; anuncia y denuncia.
“El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para poner en libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor”. Lc.4, 16-21
Si nos hemos puesto a los pies del Señor Jesús escuchando Su Palabra. • Si hemos discernido nuestra respuesta a esa Palabra escuchada. • Nuestro anuncio brotará del corazón y proclamaremos con entusiasmo que seguir al Señor Jesús vale la pena.