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EL SEÑOR ES MI PASTOR. Tú eres el pastor del pueblo el pastor de la comunidad. Pero, especialmente hoy, eres mi pastor: yo estoy unido personalmente a ti, tú estás unido personalmente a mí. Me tienes de la mano, eres el último responsable de mí, de ti depende mi presente y mi futuro.
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EL SEÑOR ES MI PASTOR
Tú eres el pastor del pueblo el pastor de la comunidad. Pero, especialmente hoy, eres mi pastor: yo estoy unido personalmente a ti, tú estás unido personalmente a mí. Me tienes de la mano, eres el último responsable de mí, de ti depende mi presente y mi futuro.
¡Cómo gozo y disfruto en lo más profundo de mi ser sabiéndome así, cuidado y atendido por ti, y no sólo por mí, ni por los muchos que me rodean, me quieren y me atienden! ¡Gracias de corazón por querer ser mi pastor!
Tengo todas las garantías de que cuanto me hace falta para ser hondamente feliz lo tendré, y lo tendré con abundancia en ti. ¡Salta de alegría mi corazón y mi cuerpo enloquece de felicidad! ¡Tú, Señor, fuiste, eres y serás mi pastor, tú no renuncias a tu oficio sobre mí!
Contigo lo tengo todo; tengo algunas cosas: en ellas y más allá de ellas te tengo a ti; me veo en ti, dentro de ti, contigo, y nada me falta. No quiero tener muchas cosas, quiero tener poco, para que se haga más limpia y firme en mí esa experiencia desnuda que ya apunta:
A VERDES PASTOS ME LLEVAS A REPOSAR
Porque me quieres, me cuidas; porque me quieres, me das lo mejor de cuanto tienes. Porque me quieres, guías mis pasos, ayer, hoy y mañana. Porque me quieres, me haces sosegar donde tú tienes el mejor sosiego: en la vida y en el corazón de los más desheredados.
¡He aquí la vida de cada día, henchida toda ella del estallido de tu presencia! Pastos en el campo y pastos en la ciudad, en la hierba blanda que acaricia mis pies, en el castaño amoroso que me da sombra, en los múltiples animales que me rodean de compañía y satisfacen mi mirada y, a veces, también mi hambre.
¡He ahí las horas de cada día, tejidas de presencias humanas, con nombres y rostros e historias, memoriales de tu sí y de tu no, y tú en ellas dando alimento a mi hambre primordial de hermandad!
ME LLEVAS A BEBER A AGUAS TRANQUILAS
Mi corazón está inquieto, mi vida danza como una mariposa. Traigo sedes profundas que nada ni nadie ha podido apagar todavía; tú me invitas a nuevas aguas frescas, donde tranquilamente pueda beber y hartarme, descansar y relajarme, en ti y en todo lo que lleve tu sello.
Y yo gozo al beber y descansar, aprendiz de eternidades a tu lado, dejándome empapar en ti, que eres más yo que yo mismo, y das más razón de mí que mis propias entrañas. ¡Pobre de mí si cada día estuviesen en mí mis fuentes! ¡Qué pronto morirían las aguas: la sequedad me anegaría y yo sería terreno agostado, inútil para siembras y retoños!
EL REPONE MIS FUERZAS
Porque la vida continúa y la batalla sigue abierta, porque la fraternidad llama y no hay que perder un minuto, porque día a día cuesta llevar el saco humilde de la vida, porque es preciso seguir soñando aunque mueran algunos sueños. Por todo eso, para todo eso, tú repones mis fuerzas.
Tú, y no yo, tú, y no otros como yo, aunque yo pueda cuidar la luz de tus amaneceres y animar y agradecer los pasos solidarios de cuantos hacen o hicieron camino conmigo. ¡ORA POR NOSOTROS! ¡Santa Compañía misteriosa de las noches cerradas! ¡Santa Compañía venturosa, hermana de los solos y de los perdidos!
ME GUÍA POR CAMINOS RECTOS
Tú, que me guiaste hasta hoy, me seguirás guiando por tus caminos, que no siempre son nuestros caminos, ni los caminos viejos que nosotros marcamos, ni los caminos trillados y endurecidos. Confío en ti, Señor, experto en acompañamientos, experto en andares y caminos, experto en jornadas largas hasta el infinito.
POR AMOR DE SU NOMBRE
¡Cómo me alegro en el amor que me profesas, eterno enamorado de mi humilde paso! Tú has apostado por mí, desde que nací hasta hoy, desde el vientre de mi madre en la franca tierra de nadie hasta los crepúsculos frescos de mi tierra descubierta, amada y trabajada. Te pusiste como garantía, por mí pones en juego tu nombre.
SI TUVIERA QUE PASAR POR QUEBRADAS SOMBRÍAS...
Que no todo son descansos y atardeceres, ni mañanas frescas, ni aguas relajantes, ni caminos limpios, ni claros horizontes. Hay horas y días y también años de caminos largos, y hondos y sombríos en los que todo se hace noche: oscuros senderos de la vida que uno anda solo, confundido, sin mano de compañero al lado, ni siquiera hueco por donde adivinar estrellas. Pero...
NINGÚN MAL TEMERÉ PUES TÚ VAS CONMIGO
Contigo en mí, conmigo tú, en la más clara y limpia y sencilla manera de verme y de entenderme, en el amor sustancial que me recubre y me defiende. No hay mal que me mate, aunque me hiera, no hay mal que me extermine, aunque se acerque, no hay mal que me rinda, aunque me haga guiños de muerte. Tú conmigo, y nada más, nada me falta y soy fuerte para todo.
TU BASTÓN Y TU CAYADO SON MI SOSIEGO
Confío en ti, confío plenamente. Sabrás guiar mi vida con tu corrección que ya agradezco para las horas de error y de mentira. Gozaré de tu perdón, aprenderé de ti a mirarme cálidamente, cariñosamente, siempre, y a mirar a los demás con la mirada limpia e impulsiva en la que me das firme sosiego.
En ti encontraré apoyo firme para andar sin cansarme, y lecho para el descanso: dormiré mi vida en tus brazos hechos para acoger la vida desde siglos.
TU PONES PARA MÍ LA MESA
Siempre con la mesa puesta, mi Dios, con el pan y con el vino tan dispuestos, que saben a ti, que saben a fraternidad, mesa dispuesta, mesa compartida, mesa de los pobres -yo uno entre ellos-, que en hora oportuna saliste a buscar por los caminos de la vida.
Mesa para hambrientos y sedientos, mesa para cansados y afligidos, mesa para ciegos, cojos, mancos y heridos, mesa para amigos y enemigos, mesa, tu mesa, y tú el servidor y el pan servido. ¡Tu mesa para mí, recostado en tu pecho, amor, amado, amigo!
FRENTE A LA DE MIS ENEMIGOS
Pues tendré enemigos día a día, sentados en las orillas de mi ser, llamándome al placer insolidario; enemigos también del pan de los pobres y de la mesa común y repartida, vestidos de chaqué, de ropa fina, de hábitos severos, a la antigua, o de combinados modelos coquetones hartos de ideas, de dinero y barrigas. Es tu batalla de siempre, Señor, es tuya y mía. Tú eres el vencedor, en ti también tendré victoria agradecida.
ME UNGES CON PERFUME LA CABEZA
Sabor a Tierra, oliendo a pobre y a pecado, a barrio bajo, si cuadra a prostituta, que prostituta te ungió con lágrimas y perfumes. Oliendo a tierra limpia, a agua limpia, a monte limpio, a tierra limpia y florecida, a madreselvas, azahares, a mimosas y rosales. Oliendo a amor que es olor verdadero.
¡Úngeme, úngeme, mi Dios, que tu perfume me alivie, me guarde, me consuele y dinamice! ¡Cómo siento ya que me abrazas y nada de mí se queda fuera de este arrobamiento de amor que me enamora!
Y MI COPA REBOSA
La copa de la vida llena para mí, regalo tuyo en la madurez del camino. Copa que rebosa, pues todo lo tuyo es abundante, y todo está dispuesto delante de mis ojos, por si quiero cogerlo, por si quiero gozarlo, por si quiero emborracharme de tu vino de amor con el que llenas mis días.
Nada más abrir la puerta y poner el pie en la calle, nada más encontrarme con alguien y poner mis manos en sus manos, nada más abrir los ojos y verme y sentirme, y ya rebosa tu copa, y tu banquete es limpio y claro como la luz del mediodía.
TU BONDAD Y TU AMOR ME VAN SIGUIENDO
Centinelas de mis pasos, vigías de mis trabajos, oteadores de mis errores y fracasos, tu bondad y tu amor, por si mi amor no llega en cada hora y es preciso reponer el amor cansado, por si el mal en mí cabalga y no soy capaz de apearlo. Tú siempre a mi lado, siguiéndome en el andar, firme en la promesa de ser compañía fiel, que amas y que sirves sin reservas.
TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA
Y así siempre, sin reposo, día tras día, en los vaivenes que la vida me ofrezca, desde los tiernos años vestidos de sonrisas hasta los fecundos otoños . Todos los días son tus días con una fidelidad de una pieza que nada ni nadie podrá quitarme de tu corazón que sabe de certezas. Y yo delante de ti, poca cosa, criatura pequeña, servidora humilde, fiada en la experiencia de tu dorada y venturosa presencia.
YO HABITARÉ EN LA CASA DEL SEÑOR
¡Cuanto agradezco mi humilde casa rodeada y penetrada hasta los cimientos de vida y de la vida de los que quiero! Un rinconcito es tu casa mía perdida en la inmensa morada donde tú acoges, Señor, casa cubierta, para cuantos descansamos en tu colo.
En tu casa grande y solidaria un puesto para mí de hermana pequeña, feliz de saberme a tu lado, hermana sin más de los hermanos. Buscando siempre sosiego en ti para todos, para cualquier viajante a deshora, para cualquier perdido o pordiosero que pida pan, abrigo y acomodo.
A LO LARGO DE MIS DÍAS
Mis días son pocos, pero serán todos para ti. Mis días son pocos, pero los confiaré en tus manos. Mis días son pocos, pero crecerán en tu presencia. Mis días son pocos, pero abundantes para la fraternidad. Mis días son pocos, pero ¡cuánto quiero agradecerlos! Mis días son pocos, pero aquí los tienes para lo que quieras. Mis días son pocos, pero es, Señor, lo que yo tengo.
Mis días son pocos, pero necesarios para todos. Mis días son pocos, pero son los que me diste. Mis días son pocos, pero ¡qué contenta estoy con ellos! Mis días son pocos, pero son en ti semilla de eternidad. Mis días son pocos, pero tú estás muy dentro de ellos. Mis días son pocos, pero son míos, pero son tuyos.
Texto de Manuel Regal Ledo (Traducción del gallego por PFV)