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El Libro de Hechos de los apóstoles Capitulo 15. Capitulo 15. El concilio de Jerusalén, del cual trata este capítulo, es otro hito importante en la historia de la Iglesia.
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Capitulo 15 El concilio de Jerusalén, del cual trata este capítulo, es otro hito importante en la historia de la Iglesia. Los dirigentes de la Iglesia en Jerusalén estuvieron satisfechos con el relato de Pedro sobre la forma en que Dios había aceptado a los gentiles incircuncisos de Cesarea y los había bautizado en el Espíritu Santo.
Pablo y Bernabé son enviados a Jerusalén (15:1-5) Más tarde, después de la visita de Pedro, llegaron otros creyentes judíos de nombre desconocido a Antioquía, procedentes de Judea, y fueron un paso más allá. Comenzaron a enseñarles a los hermanos gentiles que a menos que se circuncidaran de acuerdo con el rito de Moisés, no podían ser salvos. Estos maestros, que más tarde serían llamados "judaizantes", no negaban que aquellos gentiles fueran creyentes bautizados en el Espíritu Santo. Pero la salvación de la que hablaban era la salvación definitiva por la que recibiremos nuestro nuevo cuerpo (en el rapto de la Iglesia) y seremos transformados.
El estudio del asunto (15:6-12) Después, los apóstoles y los ancianos se reunieron para estudiar el asunto. Al principio hubo mucha discusión, no en el sentido de disensión, sino más bien que hubo muchas preguntas y muchas argumentaciones para escudriñar el asunto. Finalmente, después de un largo debate, Pedro se levantó y les recordó que por decisión de Dios, él les había llevado el Evangelio a los gentiles Después les preguntó por qué querían tentar a Dios echando a un lado lo que Él había hecho en Cesarea Terminó declarando que por medio de la gracia del Señor Jesucristo, los discípulos judíos seguían creyendo para seguir siendo salvos.
Una palabra de sabiduría (15:13-29) Jacobo rompió el silencio pidiendo que lo oyeran Primeramente llamó su atención hacia lo que Pedro había dicho Entonces, buscó los fundamentos de esto en los profetas, citando Amos 9:11, 12 Jacobo propuso (no juzgo) la solución a la situación La Palabra de Sabiduría del Espíritu fue que no se inquietara más a los creyentes gentiles y se preparara una carta y se les orientara a que: se apartaran de las contaminaciones de los ídolos De la fornicación De ahogado (animales matados sin desangrar), Y de sangre.
El regocijo en Antioquía (15:30-35) Cuando Pablo y sus acompañantes llegaron y le leyeron la carta a toda la multitud de los creyentes de Antioquía, ellos (todo el Cuerpo) se regocijaron grandemente por la consolación (aliento, exhortación). Está claro que Pablo había aceptado la decisión del Concilio de Jerusalén, y le producía regocijo. Después de algún tiempo, los hermanos les despidieron a Judas y a Silas, para que regresaran a Jerusalén. Judas Barsabás regresó, pero Silas prefirió quedarse. Pablo y Bernabé se quedaron también en Antioquía para enseñar y predicar el Evangelio junto con muchos otros
La separación de Pablo y Bernabé (15:36-41) Después de algunos días (lo cual podía significar una cantidad considerable de tiempo). Pablo le sugirió a Bernabé que se fueran a visitar a los hermanos de las iglesias fundadas durante el primer viaje misionero en Chipre y en el sur de la Galacia. Cuando Bernabé decidió que quería llevar consigo a Juan Marcos, Pablo no estimó que fuera digno de ello. Tanto Pablo como Bernabé tenían tan fuertes sentimientos con respecto a esto, que se sintieron irritados por un tiempo Decidieron que lo mejor era separarse y dividirse la responsabilidad de visitar y animar a los creyentes.
La separación de Pablo y Bernabé (15:36-41) Así fue como Bernabé tomó consigo a su primo Marcos y se fue a Chipre a visitar las iglesias fundadas en la primera parte del primer viaje. Se ve que Bernabé tuvo razón en querer darle a Marcos una segunda oportunidad, en el hecho de que Pablo le pediría más tarde a Timoteo que le llevara consigo a Marcos porque le era útil para el ministerio (2 Timoteo 4:11). Pablo escogió a Silas, quien era un creyente maduro, un profeta que ya había sido usado por el Espíritu para exhortar y animar a las iglesias del sur de la Galacia, que se hallaban en un ambiente sumamente difícil.