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LIBERAR PARA EL MINISTERIO. Lección 9, para el 2 de junio de 2012. Distribuir responsabilidades. Agrupar obreros con interesados. Adiestrar a los miembros.
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LIBERAR PARA EL MINISTERIO Lección 9, para el 2 de junio de 2012
Distribuir responsabilidades Agrupar obreros con interesados Adiestrar a los miembros ¿Cómo podemos evitar que un reducido grupo de personas lleven todo el peso de la labor de testimonio y evangelización hasta agotarse, mientras que otras personas permanecen inactivas?
Al surgir la nación de Israel, fue evidente que todo el peso no podía recaer sobre un solo hombre (Moisés) La solución fue distribuir responsabilidades DISTRIBUIR RESPONSABILIDADES “Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo” (Éxodo, 18: 18) “Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez” (Éxodo, 18: 25)
Al surgir la Iglesia primitiva, fue igualmente evidente que los apóstoles no podían realizar todo el trabajo La solución fue distribuir responsabilidades DISTRIBUIR RESPONSABILIDADES “Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas” (Hechos, 6: 2) “Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía” (Hechos, 6: 5)
El trabajo en la Iglesia, especialmente el trabajo de evangelización y testificación, no es exclusivo de los profesionales del evangelismo. Es deber de los líderes capacitar a los miembros para realizar la obra. Esta capacitación se lleva a cabo en dos fases: Crecimiento espiritual. Llevar a las personas a tener una relación profunda con Jesús. Trabajo efectivo. Además de una instrucción teórica/práctica, se deben detectar las habilidades de cada persona para determinar en qué aspectos de la obra puede trabajar más eficientemente. ADIESTRAR A LOS MIEMBROS A este proceso podríamos llamarle: “Cultivar buenos árboles”. El resultado natural esperado es recoger de ellos “buenos frutos” (Mateo, 7: 17-18)
El proceso descrito tiene un “efecto secundario” interesante sobre el creyente. Creci-miento espiritual Conexión con Jesús Trabajo efectivo Más conexión con Jesús Mayor luz(Ap. 1: 3) Trabajo más efectivo
AGRUPAR OBREROS CON INTERESADOS Cuando la gente se interesa en aprender más de Dios, debemos elegir con cuidado a quién le daremos la tarea de atenderla. En una sociedad multicultural, será bueno asignar a alguien de la misma nacionalidad y lengua que el interesado, o del mismo grupo de edad. Además, hay que considerar la madurez espiritual, el conocimiento bíblico, las habilidades de comunicación y la experiencia del obrero. Es decir, debemos tomar en serio la tarea de igualar al obrero con el interesado. Al trabajar con personas con las que se tiene algún tipo de afinidad, tendemos a involucrarnos más en la obra. De igual modo, las personas que son instruidas se pueden sentir más cómodas y recibir mejor el mensaje si éste viene de una persona afín a ellas.
AGRUPAR OBREROS CON INTERESADOS En el momento en que surgió una queja acerca de que las viudas griegas eran desatendidas en relación con las viudas hebreas, es interesante notar que los nombres de las siete personas elegidas para liderar el reparto de alimentos entre las viudas fuesen griegos. Al ser llamado Timoteo (mitad judío y mitad griego) por Pablo como compañero de evangelismo, fue circuncidado. De esta manera, Timoteo podía trabajar eficazmente entre los judíos al ser considerado por ellos como plenamente judío.
Los miembros participan Se promueve la armonía Se promueve la armonía Más miembros se involucran Notemos un segundo “efecto secundario” que surge cuando los hermanos participan en el trabajo. Cuando las personas se involucran juntas en un trabajo, se crea una armonía entre ellas. Esta armonía anima a otros a involucrarse también. Éste es un proceso contagioso.
Es cierto que no siempre se consigue la armonía en el trabajo. Un ejemplo de ello lo podemos ver con Pablo y Bernabé. “Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor” (Hechos, 15: 37-40) Si la obra hubiera sido de los hombres, esta desavenencia hubiese causado graves problemas a la naciente Iglesia. Pero con el poder del Espíritu Santo, surgieron dos potentes grupos evangelísticos. Hubo también una pronta reconciliación entre los hermanos involucrados. Pablo mismo reconoció, algún tiempo después, que “Marcos… me es útil para el ministerio” (2ª de Timoteo, 4: 11)
“[Dios] invita a la iglesia a asumir el deber que le ha señalado, de sostener en alto el estandarte de la verdadera reforma en su propio territorio, dejando a los obreros preparados y experimentados libres para que avancen en nuevos campos. No debe pronunciarse una sola palabra que desaliente a alguno, porque esto agravia el corazón de Cristo y agrada mucho al adversario. Todos necesitan ser bautizados del Espíritu Santo; todos deben evitar el censurar y hacer observaciones despectivas, y acercarse más a Cristo, para apreciar las pesadas responsabilidades que están llevando los que colaboran con él. "Avanzad juntos; avanzad juntos", son las palabras de nuestro Instructor Divino. La unión hace la fuerza; en la desunión hay debilidad y derrota” E.G.W. (Consejos sobre la salud, sección XI, “Una obra unida”, pg. 518-519)