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Lección 5 para el 2 de agosto de 2014. CÓMO SER SALVO. “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15).
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Lección 5 para el 2 de agosto de 2014 CÓMO SER SALVO
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15) La salvación que Jesús ganó en la cruz está al alcance de cada uno de nosotros, pero bajo ciertas condiciones. ¿Qué pasos debo seguir para ser salvo? Reconocer mi necesidad. Arrepentirme. Creer en Jesús. Aceptar la justicia de Jesús. Seguir a Jesús.
“Y cuando él [el Consolador] venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8) Cuando fue acusado de intimar con los pecadores, Jesús respondió: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31-32) Al igual que buscamos al médico cuando nos sentimos enfermos, solamente cuando nos sintamos pecadores podremos ver nuestra necesidad de la salvación. El Espíritu Santo llama a nuestra conciencia a fin de producir en nosotros una percepción ineludible de nuestros pecados y un profundo sentido de culpabilidad, que nos inducirá a anhelar un Salvador. Si no lo obedecemos, nos endureceremos contra el Espíritu Santo y, poco a poco, dejaremos de oír su voz.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38) El reconocimiento de mis pecados no es suficiente para mi salvación, a menos que esté acompañado por el arrepentimiento. Jesús dijo claramente: “si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3) El arrepentimiento incluye tres aspectos fundamentales: Reconocer que hemos pecado. Sentir tristeza por haberlo hecho. Desear sinceramente no pecar más. Mi tendencia natural es a justificar mi pecado, no a arrepentirme de él. En realidad, el arrepentimiento es un don de Dios (Romanos 2:4). “No nos arrepentimos para que Dios nos ame, sino que él nos revela su amor para que nos arrepintamos” E.G.W. (Palabras de vida del gran Maestro, pg. 148)
“Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31) El reconocimiento del pecado y el arrepentimiento, aunque indispensables, no salvan a nadie. Debemos ejercer fe, creer plenamente en Jesús y en el sacrificio que hizo por nosotros. El poder salvífico de la fe no proviene de la persona que cree, sino del Dios en quien cree. Y esto también es don de Dios (Efesios 2:8)
“Una fe nominal en Cristo, que le acepta simplemente como Salvador del mundo, no puede traer sanidad al alma. La fe salvadora no es un mero asentimiento intelectual a la verdad. El que aguarda hasta tener un conocimiento completo antes de querer ejercer fe, no puede recibir bendición de Dios. No es suficiente creer acerca de Cristo; debemos creer en él. La única fe que nos beneficiará es la que le acepta a él como Salvador personal; que nos pone en posesión de sus méritos. Muchos estiman que la fe es una opinión. La fe salvadora es una transacción por la cual los que reciben a Cristo se unen con Dios mediante un pacto. La fe genuina es vida. Una fe viva significa un aumento de vigor, una confianza implícita por la cual el alma llega a ser una potencia vencedora” E.G.W. (El Deseado de todas las gentes, cp. 36, pg. 312)
“Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 22:11-13) No es posible entrar en el Reino de los Cielos sin el vestido apropiado. ¿En qué consiste ese vestido? Isaías nos dice que Dios “me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia” (Isaías 61:10) Nosotros estamos desnudos espiritualmente. Vestirse de salvación significa aceptar la justicia de Jesús en lugar de nuestra propia justicia. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2ª de Corintios 5:21)
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31) • Permanecer en su Palabra. • Vivir de acuerdo a la “sana doctrina” que encontramos en la Biblia (Tito 2:1) • Ser sus discípulos. • Seguir el ejemplo de Jesús, amarlo más que a nada en este mundo, y hablar de Él a los demás (1ª de Juan 2:6;Mateo 10:37; Mateo 28:19-20)
¿QUÉ PASOS DEBO SEGUIR PARA SER SALVO? No podemos hacer absolutamente nada para ganar, pagar o merecer nuestra salvación. Todo lo pone Dios. “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13)