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LA RECOMPENSA DE LA MAYORDOMIA FIEL. 1. La recompensa por el servicio prestado a Dios.
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1. La recompensa por el servicio prestado a Dios. “Pedro dijo: ‘He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿Qué, pues, tendremos?’ (S. Mat. 19:27). Esta pregunta formulada por Pedro muestra que el pensaba que cierta cantidad de trabajo de parte de los apóstoles merecería una cierta cantidad de recompensa.” (Page. 336)
2. Cristo desea un servicio no basado en una recompensa “Jesús desea que los que trabajan en su servicio no estén ansiosos por recibir recompensas, ni que sientan que deben recibir una compensación por todo lo que hacen.” (Pág. 335)
“El don de Dios es la vida eterna, pero Jesús no desea que estemos tan ansiosos acerca de las recompensas como por hacer la voluntad de Dios porque es correcto hacerlo así, independientemente de toda ganancia.” (Pág. 335)
3. Cristo ha prometido una maravillosa recompensa. “El Señor mide el espíritu y da la recompensa que corresponde…” (Pág. 336)
“El Salvador dice repetidamente: ‘Muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros’ (S. Mat. 19:30)” (Pág. 335)
4. La recompensa que nos aguarda en Cristo. “Pablo contemplo constantemente la corona de vida que se le daría, y no solo a el sino también a todos los que aman su venida.” (Pág. 335)
5. Los que recibirán la recompensa más abundante. “Los que recibirán la recompensa mas abundante serán los que hayan mezclado con su actividad y su celo una piedad misericordiosa y tierna por los pobres, los huérfanos, los oprimidos y los afligidos. Pero los que pasan sin preocuparse de ellos, que están demasiado ocupados para prestar atención a lo que ha sido comprado con la sangre de Cristo, que están llenos de grandes proyectos, encontraran que están en el ultimo lugar, en el mas ínfimo.” (Pág. 336)
6. Dios espera un servicio incondicional “Hay a nuestro alrededor los que poseen un espíritu manso y humilde, el espíritu de Cristo, pero que hacen muchas cosas pequeñas para ayudar a los que están cerca de ellos, y que no piensan en esas cosas que hacen; estos se asombraran al final cuando encuentren que Cristo ha notado las palabras que han hablado a los desanimados, y ha tomado en cuenta los donativos mas pequeños hechos para aliviar a los pobres, y que han costado al dador algún grado de abnegación.” (Pág. 336)
7. La recompensa es el resultado de la gracia. “Mediante el empleo de esta parábola (de los labradores que fueron llamados) el les enseñó que la recompensa no es por las obras, para que nadie se glorié, sino que se recibe enteramente por gracia.” (Pág. 337)
“Todo el trabajo era de gracia, y nadie debía gloriarse sobre otro. Ninguno debía refunfuñar contra otro. Ninguno tenia privilegio sobre otro, y ninguno podía reclamar la recompensa como derecho propio.” (Pág. 337)
8. Debemos tener confianza y humildad ante Dios “Pero mientras apreciamos la promesa de bendición, deberíamos tener perfecta confianza en Jesucristo, creyendo que el hará bien y nos dará una recompensa que este de acuerdo con lo que han sido nuestras obras.” (Pág. 335)
“Esta fuera de lugar toda jactancia de nuestra parte acerca de los talentos o la victoria.” (Pág. 335)
1. Hacer tesoros en el cielo: nuestra prioridad espiritual. “Cristo nos recomienda: ‘Haceos tesoros en los cielos’. Esta obra de transferir nuestras posesiones al mundo de arriba, es digna de nuestras mejores energías. Es de la mayor importancia e implica nuestros intereses eternos.” (Pág. 338)
2. Nuestra mejor inversión: la obra de Dios “Lo que damos a la causa de Dios no se pierde. Todo lo que damos para la salvación de las almas y la gloria de Dios se invierte en la empresa de mas éxito en esta vida y en la vida futura.” (Pág. 338)
3. El tesoro del cielos aumenta constantemente su valor. “Nuestros talentos de oro y plata, si lo damos a los cambiadores, ganan continuamente en valor, lo cual se registrara en nuestra cuenta en el reino de los cielos. Nosotros seremos los receptores de la riqueza eterna que ha aumentado en las manos de los cambiadores.” (Pág. 338)
4. Lo que se invierte en la obra de Dios permanece. “Al dar para la obra de Dios, nos estamos haciendo tesoros en el cielo. Todo lo que depositamos arriba esta asegurado contra el desastre y la perdida, y esta aumentando en valor eterno y perdurable.” (Pág. 338)
5. Cuando nuestro tesoro esta en el cielo. “Si se busca la gloria de Dios, el tesoro será puesto arriba, a salvo de toda corrupción o perdida; y ‘donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón’ (S. Mat. 6: 21). Jesús será el modelo que procuraremos imitar. La ley del Señor será nuestra delicia y en el día del ajuste final de cuentas escucharemos estas gozosas palabras. ‘Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor’ (S. Mat. 25:21) (Pág. 339)
6. Un espíritu de servicio desinteresado fortalece la unidad de la iglesia. “El Señor nos ha hecho sus mayordomos. Coloca en nuestras manos sus dones para que los compartamos con los necesitados; y esta generosidad practica constituirá una infalible panacea para nuestro orgullo.” (Pág. 339)
“Mediante el ejercicio de este amor practico es como las iglesias se acercaran a Cristo en unidad. Mediante el amor de los hermanos aumenta el amor a Dios, porque el no ha olvidado a los que están en aflicción, y en esta forma las ofrendas de gratitud ascienden hacia Dios por su cuidado.” (Pág. 339)
7. El secreto: ser fieles a Dios y servir al prójimo. “A fin de ser felices, debemos vivir para hacer felices a otros. Es bueno que presentemos nuestras posesiones, nuestros talentos y nuestros afectos enana agradecida devoción a Cristo, y en esa forma encontraremos felicidad aquí y una gloria inmortal en el mas allá.” (Pág. 340)
8. El Señor promete guardar para siempre a los que vivan de esa forma. “Cristo guardara los nombres de todos los que no consideran ningún sacrificio demasiado costoso para ofrecerlos a el sobre el altar de la fe y el amor. El lo sacrifico todo por la humanidad caída...
...Los nombres de los que son obedientes, los que se sacrifican y los fieles estarán esculpidos en las palmas de sus manos; no serán vomitados de su boca, sino que serán tomados en sus labios y el rogara especialmente a favor de ellos ante el Padre.” (Pág. 340)
1. La generosidad beneficia doblemente “Los que cultivan la generosidad no solo están haciendo una obra buena a favor de otros, y bendiciendo a los que reciben esas buenas acciones, sino también se están beneficiando a si mismos al abrir sus corazones a la influencia benigna de la verdadera dadivosidad.” (Pág. 341)
“Cada rayo de luz derramado sobre otros se reflejara en nuestros propios corazones.” (Pág. 341)
2. Ser generosos con Dios y con el prójimo ayuda a la salud física. “El placer de hacer el bien a otros imparte calor a los sentimientos, el que se propaga a los nervios, activa la circulación de la sangre e induce salud mental y física.” (Pág. 341)
“La bendición de Dios tiene un efecto sanador; y los que benefician abundantemente a otros experimentaran esa maravillosa bendición en sus corazones y sus vidas.” (Pág. 341)
3. Ser generosos con Dios y el prójimo es esencial para ser felices. “Dios podría haber cumplido su objetivo en la salvación de los pecadores sin la ayuda del hombre. Pero él sabia que el hombre no podría ser feliz sin desempeñar una parte en la gran obra de redención. Nuestro Redentor trazo el plan de utilizar al hombre como su colaborador para que este no perdiese los benditos resultados de la benevolencia.” (Pág. 342)
4. Dios promete destruir el poder de las cosas terrenales. “El que es un ciudadano del reino celestial contemplara constantemente las cosas invisibles. El poder de la tierra sobre la mente y el carácter es quebrantado. Tiene la presencia permanente del Huésped celestial, de acuerdo con esta promesa: ‘Yo le amare, y me manifestare a el’ (S. Juan 14:21)”. (Pág. 342)
5. La generosidad enriquece nuestra existencia en este mundo. “Ningún hombre puede acumular tesoro en el cielo, sin hallar que por ese medio se enriquece y ennoblece su vida en la tierra. ‘La piedad para todo es provechosa teniendo promesa de la vida que ahora es, y de la que ha de ser’.” (Pág. 343)
6. Dios promete prosperidad a los generosos y fieles. “Cuando quiera que los hijos de Dios, en cualquier época de la historia del mundo, ejecutaron alegre y voluntariamente el plan de la benevolencia sistemática y de los dones y ofrendas, han visto cumplirse la permanente promesa...
...de que la prosperidad acompañaría todas sus labores en la misma proporción en que le obedeciesen. Siempre que reconocieron los derechos de Dios y cumplieron con sus requerimientos, honrándole con su sustancia, sus alfolíes rebosaron.” (Pág. 343)
UN PENSAMIENTO INSPIRADOR “El verdadero cristiano no permite que ninguna consideración terrena se interponga entre su alma y Dios.” (Pág. 339)