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CAPITULO III EL SENTIDO ESPIRITUAL O TÍPICO. 1.Terminología. Viene de san Pablo en 2Cor 3,6 : “Dios nos capacitó para ser ministros...del Espíritu”.
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CAPITULO III EL SENTIDO ESPIRITUAL O TÍPICO 1.Terminología. Viene de san Pablo en 2Cor 3,6: “Dios nos capacitó para ser ministros...del Espíritu”. Lo usó Orígenes, se generalizó en la teología medieval y en el magisterio de la Iglesia. Es expresión ambigua, pues puede entenderse de diverso modo. Algunos en sentido acomodaticio. Suele ser sinónimo el “sentido típico”, usado en el Magisterio; pero es también problemático. A veces indica sólo uno de los aspectos del sentido espiritual.
2.Definición Sentido espiritual es el sentido bíblico por el que la realidad y los acontecimientos de los que habla la Escritura, en virtud de la unidad de designio divino, pueden ser signos de otras realidades”. La realidad o acontecimiento que significa se llama “tipo”, “imagen” o “figura”. La significada es: “antitipo”, “figurado” o “realidad”. Su relación se llama “tipología”. En la Biblia, no sólo las palabras tienen un significado (sentido literal), sino las realidades o acontecimientos expresados (sentido espiritual).
La definición anterior es la más clásica, que floreció en la patrística y quedó sistematizada en santo Tomás, para quien el sentido literal es cuando las palabras designan realidades (verba/res), y el sentido espiritual, cuando las realidades designan otras realidades (res/res). Algunos autores, siguiendo a Orígenes y san Jerónimo, tienen al sentido espiritual como el aspecto más profundo del sentido literal, al leer los textos bajo la influencia del Esp.S. Esto es como buscar un “alimento espiri- tual” en lo más hondo del sentido bíblico. Prácticamente desaparece la distinción en- tre sentido literal y espiritual, quedando el sentir religioso.
También designan como sentido pleno el mismo sentido espiritual, cuando éste se distingue claramente del sentido literal. La relación “res” – “res” sería un sentido bíblico, como caso particular de la noción más amplia de sentido espiritual. De la definición clásica surgen tres elementos fundamentales del sentido espiritual: Existencia histórica del significante, analogía entre figura y realidad, y la disposición divina.
La existencia histórica del significante Para que exista el sentido espiritual, la realidad o acontecimientos que significan deben tener consistencia en sí mismos, independientemente de lo que Dios haya de manifestar a través de ellos. Así el maná, aunque es figura de la Eucaristía, fue un verdadero alimento. Fue una realidad material vista, tocada y sentida. Su existencia no queda anulada por el hecho de que Dios tuviera la intención de que pudiese ser un “signo”.
Analogía entre figura y realidad Debe haber analogía o afinidad entre tipo y antitipo. La semejanza debe tener clara orientación a la realidad que significa. Cuando hablaban los profetas, podían ser o no ser comprendidos por quienes les escuchaban; pero en sus palabras se encuentran bienes futuros que, por cierta analogía, encuentran referencias específicas en realidades futuras: figuras... El antitipo tiene un contenido que sobrepasa la riqueza de verdad que podía descubrirse en el tipo.
La disposición divina La disposición o designio divino es el elemento principal que constituye el sentido espiritual. Así lo dice la Divino afflante Spiritu. Dios ha dispuesto que el AT prefigure lo que será el nuevo Pacto de gracia. El sentido espiritual adquiere su mayor consistencia en el proyecto eterno de Dios Si no existiese se trataría sólo de afinidad o semejanza entre realidades diversas, antiguas y nuevas.
3. División del sentido espiritual Hay una triple división, que aparece definitiva desde Juan Casiano (+435). a. Sentido típico o alegórico. Es el significado que tienenalgunas realidades del AT en cuanto significan misterios desvelados en el NT. en cuanto se refieren a Cristo o su Iglesia. La DV 15 dice: “La economía del AT estaba ordenada, sobre todo, para preparar, anunciar (cf Lc 24,44) e indicar, a través de diversas figuras la venida de Cristo...y su Reino mesiánico.
Las profecías y las figuras del AT fueron ordenadas por Dios para preparar la nueva economía de la gracia. Aunque ésta es la finalidad principal, los textos del AT no pierden su valor histórico-literario. La tipología transciende la historia orientándola hacia la novedad del misterio de Cristo. Y como Cristo está unido a la Iglesia, su esposa y cuerpo místico, la tipología tiene también por objeto la Iglesia. Es el misterio de Cristo en su totalidad.
b. Sentido moral o tropológico Es el significado de algunas realidades que, por disposición divina y a través de su significado en Cristo, manifiestan cuáles deben ser los actos y costumbres de la vida cristiana, para realizar en sí la vida de Cristo. San Pablo (I Cor 10,11) habla de los acontecimientos del pueblo de Israel por el desierto como aviso para nosotros. La oración de Cristo es modelo de la nuestra. El AT, a través de Cristo, tiene una dimensión edificante que debe aplicarse a la vida cristiana.
c. Sentido anagógico Es el significado de ciertas realidades y acontecimientos de la Biblia, dispuestos por Dios para que el hombre conozca las verdades últimas eternas y pueda así ser conducido a la Patria definitiva. Así Jerusalén, en sentido típico, es figura de la Iglesia y, en sentido anagógico, es signo de la Jerusalén celeste. Dice en Ap 21,2-4: “Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios... Esta es la morada de Dios... Enjugará toda lágrima de sus ojos... El mundo viejo ha pasado”.
La anagogía edifica la esperanza mostrando que la vida cristiana se encuentra en movimiento hacia una meta final, cuando se realizará en plenitud el misterio de salvación. El AT, puesto en relación con la segunda venida de Cristo, recibe un nuevo significado alentando la esperanza, como la alentó hacia su primera venida. La anagogía completa la correspondencia de los eventos religiosos, del histórico a la realidad futura.
4. Algunas características del sentido espiritual o típico de la Escritura El sentido espiritual es un sentido propio y exclusivo de la Sagrada Escritura, fundado sobre el sentido literal. Sentido propio de la Escritura. No sólo es propio, porque se puede demostrar con argumentos bíblico-teológicos, sino porque procede de dos grandes verdades: el origen divino de los dos Testamentos y la disposición querida por Dios: la an-tigua economía orientada a la nueva. Solo Dios, que es el autor principal de la Escritura, puede establecer la existencia del sentido espiritual.
El sentido típico o espiritual ha sido puesto en duda por quienes rechazan o debilitan el origen divino de la Escritura en total o de uno de los Testamentos. Así desde las antiguas herejías dualistas a los protestantes liberales. Los dualistas afirmaban que un dios malo, el demiurgo, era el autor del AT, mientras que el Dios bueno era el del NT. Por lo tanto no podía haber ninguna conexión entre ellos. Los protestantes liberales negaban el orden sobrenatural y toda inspiración trascendente. Por lo tanto también el sentido espiritual. Las figuras bíblicas serían imaginaciones de los antiguos, sin fundamento.
Sentido exclusivo El sentido típico o espiritual no se puede encontrar en ningún otro libro más que en la Biblia. Pues sólo Dios puede hacer que unas realidades precedentes puedan ser figuras proféticas de acontecimientos futuros, según una cierta similitud. Solo Dios puede hacer que determinados acontecimientos sean escritos a la espera de que en el futuro se esclarezcan. En los libros escritos sólo por autores humanos existe sólo el sentido literal, propio o metafórico, pues ningún mortal puede conocer las realidades futuras contingentes.
Un ejemplo de lo anterior es la zarza ardiente que vio Moisés sin consu-mirse, mostrando con anterioridad la virginidad fecunda de la Virgen. Está incluida una intencionalidad divina: la maternidad virginal en la encarna-ción del Verbo, que se realizaría en la plenitud de los tiempos De algún modo el sentido espiritual se equipara a las profecías, aunque éstas entran en el sentido literal. Los anuncios proféticos y las figuras son dos modos de hablar de Dios, que lo sabe todo, anunciando el futuro por palabras y por acontecimientos.
Sentido fundado sobre el sentido literal Para que exista el sentido espiritual, es condición indispensable que esté fundado sobre el sentido literal. Decía santo Tomás: Todos los sentidos se fundan sobre el sentido literal, que es el único del que se pueden sacar argumentos para establecer las verdades de la fe. El autor es el mismo Dios. Para el sentido espiritual, primero es necesario establecer la realidad de las palabras, para no caer en elucu-braciones de fantasía subjetiva.
Contenido específico del sentido típico o espiritual La última característica es: “En el sentido espiritual no se contiene nada necesario para la fe que la Sda. Escritura no afirme con claridad, en sentido literal, en otros textos”. El sentido espiritual no enseña verdades nuevas, diferentes de las enseñadas en el literal. Es para que las verdades reveladas sean comprendidas desde otra perspectiva, favoreciendo su comprensión. Ejemplo: La Iglesia es el medio necesario de salva-ción establecido por Jesu-cristo. Esta verdad queda iluminada en el arca de Noé, único lugar de salvación.
Fuentes para el conocimiento del sentido espiritual. Frente al error de maniqueos y racionalistas que rechazan todo sentido espiritual y frente a los que ven sentido espiritual en cada texto, debemos te- ner presente que todo sentido bíblico depende en última instancia del desig- nio divino, manifestado en la Revela- ción, contenida en la Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia. Primero en la enseñanza del mismo Jesús. Por ejemplo, considera la serpiente de bronce como signo de su crucifixión: Jn 3,14.
La Escritura y la Tradición ofrecen una clara orientación sobre el sentido tipológico de la Biblia. Primero se fundamenta en la enseñanza de Jesucristo, luego de los apóstoles y posteriormente en los Padres de la Iglesia,aunque en los textos bíblicos no se encuentra el lenguaje técnico actual, sino expresiones equivalentes. Jesús nos habla de la permanencia de Jonás en el pez como figura de su permanencia en el sepulcro (Mt 12,40), el maná signo de la euca-ristía, y Elías figura de san Juan (Mt 17,30)
En la enseñanza de los apóstoles, Adán aparece como figura de Cristo (Rom 5,15), Melquisedec es imagen de Cristo, sacerdote eterno (Hb 7,1-28) , Agar y Sara como figuras del AT y NT (Ga 4,21-31), las aguas del diluvio como las aguas salvadoras del bautismo (I P 3,20-21). Los Padres desarrollan ampliamente esta tipología. Los recientes documentos pontificios subrayan su utilidad en la liturgia y en la enseñanza. Abraham y Melquisedec