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ENSEÑAR: UNA VOCACIÒN PARA SER FELIZ. Si alguien me preguntara por qué soy un maestro. Quizás no le dé la respuesta correcta, pero estoy seguro que entenderá que soy feliz y me llena de orgullo ser maestro.
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ENSEÑAR: UNA VOCACIÒN PARA SER FELIZ • Si alguien me preguntara por qué soy un maestro. Quizás no le dé la respuesta correcta, pero estoy seguro que entenderá que soy feliz y me llena de orgullo ser maestro.
Soy maestro porque tengo el privilegio de construir saberes, soñar con nuevas estrategias, compartir y ver los cambios, tener una mirada crítica…pero sobre todo ayudar a otros a ser humano.
Soy maestro porque aprendí que cuando enseño aprendo y cuando aprendo enseño. • Soy maestro porque comparto con Jesucristo la tarea de alfarero, dando forma con mis manos, cerebro y corazón a mentes noveles que después de un proceso complejo se convierten en obras pulidas de la sociedad.
Soy maestro porque comparto con seres humanos la libertad, los valores, la verdad, y comprendo que son personas de carne y hueso. Que cometen errores, se equivocan, tropiezan y caen, pero se vuelven a levantar.
Soy maestro por que como el artista me pagan mientras me divierto, siento una sensación agradable, me excito y defiendo lo que soy, aun no teniendo una yipeta último modelo.
Soy maestro porque mis estudiantes tienen la confianza de decirme sus confidencias, desalientos e ilusiones. • Soy maestro porque es una profesión desafiante, donde coopero con el desarrollo de competencias cognoscitivas, procedimentales y actitudinales.
La docencia es la cenicienta en materia económica. Sin embargo, es algo especial, por encima de las injusticias y de las ingratitudes, me gusta ser maestro, con ella no siento la dureza del trabajo. • ¿Cómo llamar trabajo a mi tarea favorita?
Soy maestro porque descubro momentos mágicos: ojos atentos, mentes evolucionando, rostros risueños y optimistas y gran entusiasmo… disfruto compartiendo éxitos.
Soy maestro, además porque me agradan los estudiantes incrédulos, los que cierran su ojos por la duda o preguntan ingenuamente, cuando están confundidos, me retan críticamente...Todos esos gestos me recuerdan que soy humano y nada humano me he ajeno.
Soy maestro porque confío en la persona, especialmente los que se motivan a: aprender, desaprender y de emprender. Vivo una existencia intensa como maestro. • Tengo fe, esperanza y amor, por eso mis alumnos son protagonistas.
Tengo la responsabilidad de ser sembrador, regando la semilla, hago el bien: doy esperanza y construyo paz, diseño el progreso y predico que otro mundo es posible. soy maestro y por siempre lo seré.
FIN • Un regalo para aquellos que, igual que yo, comparten mi vocación