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Sponsoreo “Mundial Básquet – Turquía 2010”. Brillante actuación del Equipo Argentino de Básquet, que con sus principales figuras de la NBA ganó un importantísimo quinto puesto, venciendo a Rusia y a España (último Campeón del Mundo), en los tramos finales.
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Sponsoreo“Mundial Básquet – Turquía 2010” • Brillante actuación del Equipo Argentino de Básquet, que con sus principales figuras de la NBA ganó un importantísimo quinto puesto, venciendo a Rusia y a España (último Campeón del Mundo), en los tramos finales.
Story Spot Barrida pautado durante la transmisión Mundial – Canal 7 TV Pública
Zócalo pautado durante la transmisión Mundial – Canal 7 TV Pública
PRENSASponsoreo“Mundial Básquet – Turquía 2010” Deportiva Martes 21.09.2010 Sigue siendo un equipo excepcional En el balance del Mundial, el coraje de la selección dejó a salvo el prestigio argentino más allá del quinto lugar Martes 14 de setiembre de 2010 | Publicado en edición impresa Comentá (3)Votá (3) Compartir Por Miguel Romano Enviado especial ESTAMBUL.- En ninguno de los ocho mejores equipos del Mundial dos jugadores convirtieron el 50% de los puntos, como ocurrió con Luis Scola (27,1) y Carlos Delfino (20,6) en la Argentina, que terminó con 83 tantos anotados por partido. Tampoco ninguno de esos seleccionados contó con tres hombres que permanecieran en la cancha durante más de 30 minutos de promedio, como fueron los casos de Delfino (36,3), líder en ese rubro estadístico de todo el torneo; Scola (35,9), ubicado tercero, y Pablo Prigioni (31,6), que fue duodécimo. Mucho menos alguno de esos primeros clasificados tuvo cinco integrantes que jugaran menos de 4 minutos de promedio, como también es el caso del conjunto argentino, donde Juan Gutiérrez, Luis Cequeira, Román González, Federico Kammerichs y Marcos Mata tuvieron escasa participación. La lectura de estos datos deja una reflexión simple y directa: nuestro seleccionado dependió en exceso de un pequeño grupo de jugadores dentro de un torneo exigente y estresante en el que debieron sostener 9 partidos en 16 días. La segunda interpretación también es lógica: el desgaste fue mucho más pronunciado que para el resto de los participantes. Si a esto le añadimos que fue el grupo con mayor índice de edad y el de menor estatura de esos ocho mejores, queda en claro que el plantel de Hernández peleó con una enorme adversidad todo el tiempo. Y si se agrega que Cequeira y Mata fueron debutantes en torneos internacionales, sumándose casi sobre el comienzo del Mundial, surge la sensación de que nuestro seleccionado fue el más damnificado y se presentó en inferioridad de condiciones. ¿Por qué varios integrantes actuaron poco tiempo? Porque faltan jugadores con roce en el alto nivel internacional y porque los Scola, Oberto, Delfino y Prigioni le sacan una enorme diferencia al resto que, casualmente, en su mayoría actúa en la Liga Nacional. Muchos dirigentes en nuestro país, defensores de la competencia interna, piensan que la Generación Dorada y sus éxitos son una consecuencia de la Liga Nacional, y queda claro que no es así, que la jerarquía y el alto nivel de juego de nuestras estrellas se deben a su paso por los mejores equipos de Europa o la NBA. Sería bueno que no nos engañáramos defendiendo un torneo de cabotaje, que poca categoría les da a sus protagonistas. Ahora bien: ¿cómo pudo la Argentina mantenerse entre los mejores y conseguir un meritorio quinto puesto por encima de grandes equipos como España, Grecia, Francia, Brasil, Eslovenia, entre otros? La respuesta es clara, porque es un grupo diferente, que juega distinto y tiene una categoría especial. Es una excepción bajo cualquier concepto. Por la mentalidad, por la química, por la alegría que tienen de juntarse, por la mística, por la experiencia, porque jamás dejan de jugar como equipo, porque usan sistemas más que cualquier otro, porque hacen del básquetbol-ajedrez un culto que los diferencia. Porque ningún otro tiene la inteligencia táctica de ellos ni se potencia ante las adversidades. Y principalmente porque sienten un enorme orgullo de ponerse la celeste y blanca. Todos esos valores intangibles le permitieron a esta selección recomponerse de innumerables contratiempos y terminar medianamente conforme, aunque ellos dicen que se fueron con las manos vacías. Siempre será así cuando no se lleven una medalla porque no hay excusas. Por eso son una excepción y por eso no se les pudo pedir nada más. Dieron todo.