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Habla Don Bosco y da nombre a su «Monumento». «Entre las plantas más pequeñas, hay una de gran perfume: el nardo, nombrado con frecuencia en la Sagrada Escritura. En el oficio de la Virgen se dice: Nardus mea dedit odorem suavitatis , mi nardo ha exhalado un suave perfume.
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«Entre las plantas más pequeñas, hay una de gran perfume: el nardo, nombrado con frecuencia en la Sagrada Escritura. En el oficio de la Virgen se dice: Nardus mea deditodoremsuavitatis, mi nardo ha exhalado un suave perfume. ¿Pero sabéis cuándo sucede eso? El nardo exhala su perfume cuando es pisoteado. No os dé miedo, pues, que el mundo os maltrate. El que padece por Cristo Jesús, reinará con El eternamente.
Vosotras, ahora, pertenecéis a una Familia Religiosa que es totalmente de la Virgen; sois pocas, desprovistas de medios y de la aprobación de [p. 256] los hombres. Nada os turbe.
Las cosas cambiarán pronto, y tendréis tantas alumnas que no sabréis dónde ponerlas; y no sólo alumnas, sino también tantas postulantes que os veréis en aprietos para aceptarlas.
Sí, os puedo asegurar que el Instituto tendrá un gran porvenir, si os mantenéis sencillas, pobres y mortificadas.
Observad, pues, todos los deberes de vuestra nueva condición de religiosas, y ayudadas por nuestra tierna Madre María Auxiliadora, pasaréis ilesas por los escollos de la vida y haréis un gran bien a vuestras almas y a las de los demás.
Considerad como una gran gloria vuestro hermoso título de Hijas de María Auxiliadora, y no olvidéis que vuestro Instituto deberá ser el monumento vivo de la gratitud de Don Bosco a la Madre de Dios, invocada bajo el título de Auxilio de los cristianos».
Después de una oración y la triple bendición del obispo, la función quedó terminada. María Auxiliadora tiene ya la Familia que, desde hacía tantos años le pedía a Don Bosco; sobre las colinas de Mornese se ha renovado, el mismo día que en Roma, una suave nevada de copos frescos y puros que se derretirán sobre el altar de Dios, para difundir candor de virtud y de fe.
Finalmente, Sor María rompe el silencio con las únicas palabras que le brotan del corazón: «¡Hágamonos santas; debemos hacernos grandes santas!».
Se reanuda la vida. Los corazones siempre en alto …y,.. de tanto en tanto, alegrado por la voz de Sor María Mazzarello que, cubriendo la algazara festiva, exclama con su ardor característico: ¡Viva María Auxiliadora! La Hija sabe a quién debe elevar el himno festivo de su propio agradecimiento.
Acta relativa a la fundación del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora erigido en Mornese, diócesis de Acqui [p. 263] 5 de agosto de 1872
¡Viva María Auxiliadora! Inspectoría “Sagrado Corazón” Texto: Cronohistoria I - FMA Imágenes: creadas y de la web Música – Thesong o thesun Diseño : Ámbito de Comunicación_ ECU