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Oviedo. Andrés A. Rodríguez José Luis Portos Juan José García Julia Mª Ferreiro Lisardo Santirso Manuel Martínez María S. Suárez. Versión optimizada para PowerPoint 2002. Con versiones anteriores puede funcionar irregularmente. Su Catedral. R E T A B L O. Y S U.
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Oviedo Andrés A. Rodríguez José Luis Portos Juan José García Julia Mª Ferreiro LisardoSantirso Manuel Martínez María S. Suárez Versión optimizada para PowerPoint 2002. Con versiones anteriores puede funcionar irregularmente.
R E T A B L O Y S U Una catequesis en madera
Uno de los mejores retablos góticos españoles. Encargado por el prelado ovetense Don Valeriano Ordóñez de Villaquirán, el cual aparece postrado a los pies de la Virgen Obra de Giralte de Bruselas, Juan de Valmaseda, León Picardo y Miguel de Belingeles
Se lee de izquierda a derecha y de abajo a arriba 15,85x10,35 INFANCIA I- Anunciación II-Visitación III-Nacimiento IV- Adoración Reyes V- Presentación en el Templo VI- Huida aEgipto VII- Ante los doctores VIDA PÚBLICA VIII- Bautismo IX- Tentaciones X- Bodas de Caná XI- Resurrección Lázaro PASIÓN XII-Entrada en Jerusalén XIII- Oraciónen el Huerto XIV- Flagelación XV- Coronación espinas XVI- Camino del Calvario Dejando los pasajes principales para el centro XVII- Crucifixión GLORIFICACIÓN XVIII- Resurrección Jesús XIX- Duda de Sto. Tomás XX- La Ascensión XXI- Pentecostés XXII- Cristo enMajestad XXIII- Asunción de María
Crucifixión Cristo en Majestad Duda de Sto Tomás Asunción de María Resurrección Ascensión del Señor Flagelación Pentecostés Oración en el Huerto Coronación de Espinas Bodas de Caná Camino del Calvario Tentaciones Resurrección de Lázaro Huida a Egipto Entrada en Jerusalén Presentación en el Templo Ante los doctores La Visitación Bautismo El Nacimiento La Anunciación Adoración de los Reyes
Otros elementos del Retablo Reyes Jueces Profetas Apóstoles Padres de la Iglesia Más Información San Sebastian San Roque
JESÚS, EL SALVADOR
INFANCIA I.- LA ANUNCIACIÓN II.- LA VISITACIÓN III.- EL NACIMIENTO DE JESÚS IV.- LA ADORACIÓN DE LOS REYES V.- LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO VI.- LA HUIDA A EGIPTO VII.- JESUS ANTE LOS DOCTORES
I LA ANUNCIACIÓN Más Información
II LA VISITACIÓN Más Información
III EL NACIMIENTO Más Información
IV ADORACIÓN DE LOS REYES Más Información
V PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO Más Información
VI HUIDA A EGIPTO Más Información
VII JESÚS ANTE LOS DOCTORES Más Información
VIDA PÚBLICA VIII.- EL BAUTISMO DE JESÚS IX.- LAS TENTACIONES DE CRISTO X.- LAS BODAS DE CANÁ XI.- RESURRECCIÓN DE LÁZARO
VIII BAUTISMO DE JESÚS Más Información
IX LAS TENTACIONES Más Información
X LAS BODAS DE CANÁ Más Información
XI RESURRECCIÓN DE LÁZARO Más Información
LA PASIÓN XII.- ENTRADA EN JERUSALÉN XIII.- LA ORACIÓN EN EL HUERTO XIV.- LA FLAGELACIÓN XV.- LA CORONACIÓN DE ESPINAS XVI.- EL CAMINO DEL CALVARIO XVII.- LA CRUCIFIXIÓN
XII ENTRADA EN JERUSALÉN Más Información
XIII ORACIÓN DEL HUERTO Más Información
XIV FLAGELACION Más Información
XV CORONACIÓN DE ESPINAS Más Información
XVI CAMINO DEL CALVARIO Más Información
XVII LA CRUCIFIXIÓN Más Información
GLORIFICACIÓN XVIII.- LA RESURRECCIÓN DE CRISTO XIX.- LA DUDA DE SANTO TOMÁS XX.- LA ASCENSIÓN XXI.- PENTECOSTÉS XXII.- LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN XXIII.- CRISTO EN MAJESTAD
XVIII LA RESURRECCIÓN DE CRISTO Más Información
XIX DUDA DE SANTO TOMÁS Más Información
XX LA ASCENSIÓN Más Información
XXI PENTECOSTÉS Más Información
XXII CRISTO EN MAJESTAD Más Información
XXIII LA ASUNCIÓN DE MARÍA Obispo Ordóñez de Villaquirán Más Información
La escena es particularmente importante pues la anunciación coincide con la encarnación del Salvador, estos es, el primer acto o preludio de la Salvación. Mientras que en la iconografía oriental suele representarse a la Virgen dedicada a los trabajos manuales aquí a aparece meditando la Biblia. Su postura de postración sobre un reclinatorio y profunda devoción parece decir: “Heme aquí, la esclava del Señor”. Arrodillada, lleva su mano al pecho en señal de su sí de aceptación. Su cabeza inclinada hacia abajo evocando la humildad pese a la elevada dignidad que le es concedida por Dios. El ángel, con sus alas explayadas y la indumentaria agitada parece haber entrado en escena sin previo aviso (parece evocar la fuerza del E. Santo que irrumpe cuando menos te lo esperas). Ese ángel porta en la mano izquierda el bastón de mensajero en forma de cetro coronado con una forma bulbosa que recuerda a una flor. Esa fruta podría aludir al fruto inmaculado y se entiende como alegoría de pureza (virginidad de María). En la filacteria que rodea al cetro aparece la frase Ave María. La palabra AVE leída al revés se lee EVA. Así pues, María sería la nueva Eva, esto es, la puerta de la salvación del ser humano, en contraste con Eva que, con su desobediencia, cerró la puerta del paraíso. Santiago de la Vorágine recoge en su “leyenda dorada” esta idea: “Así como el diablo mediante la tentación suscitó en el ánimo de una mujer la duda, la llevó al consentimiento y por el consentimiento la condujo a la caída, así también un ángel mediante la Anunciación suscitará en el alma de otra mujer la fe, y por la fe la llevaría al acatamiento de la voluntad divina, y por el acatamiento o consentimiento a la concepción en sus entrañas del hijo de Dios” I LA ANUNCIACIÓN
Nos encontramos a María e Isabel, figuras que dominan el centro de la escena: una en plena juventud, la otra en el inicio de la ancianidad. María lleva el velo de las jóvenes, Isabel cubre su cabeza con el tocado de las matronas de Israel. Algunos teólogos de la Edad Media ven en esta escena una prefiguración de los Salmos: Amor y Verdad se han dado cita; Justicia y Paz se abrazan” (Sal 85,11). Más tarde la Virgen e Isabel se interpretan como símbolos de la Iglesia y la Sinagoga respectivamente. Está conectada con la escena anterior (la Anunciación) pues el mismo ángel anuncia el designio divino e informa del embarazo de su prima Isabel. Las dos mujeres, manifiestamente embarazadas no se sitúan al mismo nivel en la escena, de ahí la postración de Isabel ante Ella. Sin embargo parece clara la actitud humilde de María de querer detener con su brazo la ligera genuflexión de su prima. A la izquierda aparece una doncella que acompaña a María. Según la tradición apócrifa esta doncella está ahí para dar testimonio ante las dudas de San José de la autenticidad de la concepción virginal de María. A la derecha, bajo el arco de su casa aparece el viejo Zacarías observando el encuentro y apoyado en el bastón de su autoridad sacerdotal. II LA VISITACIÓN
La pobreza del portal de Belén es aludida mediante la paredes de un edificio con un humilde colgadizo que amenaza desplomarse. Podría aludir a la situación delicada de la sinagoga. Jesús viene a repararla y a edificar sobre sus ruinas un grandioso edificio La Iglesia. La situación del niño Jesús sobre el pesebre alude al nuevo Adán por eso Santiago de la Vorágine dice: “la humildad del Salvador se contrapone a la soberbia del prevaricador: la soberbia del primer hombre se alzó contra Dios... Pero el Hijo de Dios se humilló... se puso a la altura de ellos al nacer como ellos ...” Jesús es el centro lumínico de la escena, resaltando así la idea del niño que nace en las tinieblas de la noche para traer la luz de la verdad y la salvación al mundo. Los haces de paja están dispuestos como rayos de luz. Es el propio Jesús quien confiere luminosidad a la escena, pues Él es la luz del mundo El buey y el asno le adoran. Parece evocar el pseudo Mateo (XIV). “tres días después de nacer el Señor, salió María de la gruta y se aposentó en un establo. Allí reclinó al niño en el pesebre, y el buey y el asno le adoraron. Entonces se cumplió lo que había sido anunciado por el profetaIsaías: “el buey conoció a su amo, y el asno el pesebre de su Señor”... Mientas el buey se muestra apacible en su veneración, el asno, molesto, parece apartarse del Salvador, en actitud de alborozado rebuzno. La razón podría ser que ambos animales serían prefiguraciones de los dos ladrones entre los que Jesús fue crucificado, o bien, de los judíos y gentiles. Según San Gregorio de Niza: “el buey es el judío encadenado por la ley; el asno, que es una bestia de carga, porta los fardos de la idolatría... una alusión más a la futura muerte y sacrificio del Salvador entre el buen y el mal ladrón”. Los ángeles cantan en las alturas “Gloria a Dios”. En los apócrifos se dice que en el momento del nacimiento de Jesús éste fue rodeado de ángeles. Son tres los pastores (como también son tres los reyes magos)de la escena: No portan presentes, su ofrenda es la música de una flauta (similar a los pastores músicos de Toledo y de otras catedrales) Podría derivarse del Evangelio árabe de la infancia: “En aquel momento llegaron unos pastores quienes encendieron fuego y se entregaron a regocijados transportes de alegría”. Algunos teólogos relacionan a los pastores con los gentiles y a los magos con los judíos. III EL NACIMIENTO
Para San Ignacio de Antioquía este momento representa el primer homenaje rendido por el paganismo al Hijo de Dios. Asimismo, para San Epifanio (S IV) es una buena respuesta frente a la herejía ebionita: “los magos muestran de un modo evidente que Cristo fue engendrado por Dios... pues si Cristo fue adorado por ellos es porque había nacido Dios y no solo hombre”. Arriba está la estrella, signo de la Epifanía. El niño sostiene en su mano izquierda el globo del universo mientras con la derecha bendice a los Magos (los dos signos que suelen acompañar al Pantócrator y que pudiera evidenciar el significado de “rey de reyes”). La raíz iconográfica de la escena la hallamos en el Pseudo Mateo (XVI), donde la adoración se produce dos años después de su Nacimiento. Orígenes fue el primero que habló de tres Reyes Magos en su obra In genessim. También para San Agustín fueron tres Reyes los que rindieron homenaje a Cristo, pues siendo tres las ofrendas hace pensar en que fueran tres los oferentes. También simbolizan las tres edades del hombre o las tres partes del mundo conocidas (Asía, Africa y Europa), derivadas de los tres hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet). Melchor es el más anciano,Gaspar, el de edad media y Baltasar el más joven. Las ofrendas significan también tres títulos cristológicos: Oro: realeza, Incienso: divinidad y Mirra: sufrimiento. Esta última alude, una vez más al sacrificio redentor de Cristo. Santiago de Vorágine da otro sentido diferente: “quisieron darnos a entender con el oro, que significa amor, con el incienso, que significa adoración, y con la mirra, que significa mortificación, que también nosotros debemos ofrendar a Dios amor, adoración y mortificación de nuestros sentidos”. IV ADORACIÓN DE LOS REYES
Según la ley Mosaica (Ex 13,2) era de obligado cumplimiento para todos los judíos consagrar el primer hijo a Dios en recuerdo de la Huida a Egipto y de otras intervenciones divinas a favor de Israel. La parturienta, considerada impura durante la semana posterior al nacimiento de un hijo varón, era excluida durante 33 días del santuario; pasada la cuarentena debía presentar su vástago en el templo y depositar una ofrenda. Sin embargo la Virgen no tendría por qué ajustarse a la norma pues habría concebido virginalmente, pues Ella no habría perdido su virginidad. Los teólogos lo explican como un acto de humildad de María al someterse voluntariamente a la Ley. La presencia de un cuchillo sobre el extremo de la mesa funde la escena de la presentación con la de la circuncisión. Sin embargo ambos ritos no se hicieron a la vez (8 y 40 días tras el nacimiento). La humildad del Hijo de Dios que quiso acatar, primero, la ley antigua, justifica tal pasaje (Male) y mostrar así que la Tora era buena. Además nuevamente se prefigura aquí la pasión, pues es el primer momento en que Jesús derrama su sangre. Junto a Simeón, que va vestido con manto y mitra pontifical, está un sirviente que ejerce de ministrante, mientras que a su izquierda un escriba lee y confronta con el libro de la ley que todo se está llevando a cabo según las prescripciones de la Ley del Señor. Junto a María y José una doncella porta en un cesto dos pichones (o tórtolas), como corresponde a la ofrenda de los pobres. V PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO
La virgen mira amorosamente al niño, entre sus brazos, el cual aparece fajado como una momia, indumentaria interpretada por Schiller como una alusión más a la futura muerte (tal indumentaria evoca la manera de los iconos bizantinos). • José conduce al asno volviéndose para mirar a María y al niño con gran dulzura. Lleva la capa y el gorro propio de los peregrinos, las calzas de los caminantes y en la mano izquierda sostiene un nudoso cayado. • El ángel, joven, que parece tener anclada la mirada en Jesús, parece empujar una palmera cuajada de frutos. El detalle se inspira una vez más en el Pseudo Mateo (XX), enriqueciendo el parco relato de Mateo: • Aconteció que, al tercer día de camino, María se sintió fatigada por la canícula del desierto. Y viendo una palmera le dijo a José: “Quisiera descansar un poco a la sombra de ella”. José a toda prisa la condujo hasta la palmera y la hizo descender del jumento. Y cuando María se sentó, miró hacia la copa de la palmera y la vio llena de frutos, y le dijo a José: “Me gustaría, si fuera posible, tomar algún fruto de esta palmera”. Mas José le respondió: “Me admira el que digas esto, viendo lo alta que está la palmera, y el que pienses comer de sus frutos...” Entonces el niño Jesús que plácidamente reposaba en el regazo de su madre, dijo a la palmera: “Agácahte, árbol, y con tus frutos da algún refrigerio a mi madre”. Y a estas palabras inclinó la palmera su penacho hasta las plantas de María, pudiendo así recoger todo el fruto que necesitaban para saciarse”. VI HUIDA A EGIPTO
Jesús es llevado por sus padres, a la edad de 12 años, a Jerusalén con motivo de la Pascua. Se escabulle de ellos, entra en el Templo y declara entre los doctores que los tiempos están cumplidos y el Mesías ha llegado verificando el vaticinio de Isaías. Es la primera acción de Jesús adoctrinando antes de iniciar su vida pública. En el centro y sobre un podio, Cristo es el eje central y en torno a él se colocan los doctores de la ley mosaica a la manera de la dialéctica escolástica y comportándose como un verdadero maestro. Alrededor están los rabinos en clara actitud caricaturesca: de enormes narices, gesticulan y mueven sus manos al tiempo que hablan apresuradamente. Jesús a la escucha, reflexiona y responde. A la izquierda María contempla en actitud orante a su hijo dando testimonio de su divinidad. Los padres encuentran a Cristo al tercer día prefigurando así la Pascua de Resurrección. VII JESÚS ANTE LOS DOCTORES
Jesús aparece en actitud orante, y no bendicente, en señal de sometimiento a los designios del Padre (Schiller). Juan Bautista derrama el agua del Jordán sobre la cabeza del Salvador y está caracterizado con su hábito propio de piel de camello y manto de dignidad sacerdotal que contrasta con la desnudez del Hijo. A la izquierda un ángel alado sostiene la túnica de Jesús (fruto, esta imagen, de la praxis bautismal pues es conocida la existenciadel rito de enjugar la humedad de los neófitos recién bautizados con una vestidura blanca). El ángel, de enormes alas y túnica de ricos brocados y que sostiene la túnica del bautizado, es consecuencia de la transposición artística del diácono que, durante la ceremonia del bautismo, ayudaba al obispo sosteniendo el capillo (tela blanca que se colocaba en la cabeza al bautizarlos) y revestía a los catecúmenos después de la inmersión con una ropa blanca. VIII BAUTISMO DE JESÚS
Trasser bautizado Jesús se retira al desierto de Judá y allí permanece 40 días y 40 noches, lo que constituye el origen de la cuaresma. En la escena, las tres tentaciones se reducen a una: la gula: un demonio de forma monstruosa ofrece una gruesa piedra al Salvador que parece responderle: no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La cabeza en el vientre de Satán aludiría al desplazamiento de la sede de la inteligencia puesta al servicio de los instintos más bajos. La yuxtaposición de animales en el demonio son evidentes: garras y piel escamosa, así como piel membranosa aludiendo a las siniestras regiones infernales. Las alas de murciélago podrían tener alguna influencia china, así como los flácidos pechos femeninos. Tales pechos femeninos podrían aludir a un simbolismo femenino cargado de culpabilidad (la mujer, y sobre todo, la bruja, son juzgados duramente en esta época como auténticos seres diabólicos) Su fealdad invita claramente al rechazo y la repulsión y contrasta con la mansa figura de Cristo. IX LAS TENTACIONES