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LA PROFECIA BIBLICA Introduccion.
I. DEFINICION, CONCEPTOS Y ORIGEN DE LA PROFECIA. • Naturaleza y lugar del profetismo israelita La palabra más usual en el Antiguo Testamento para designar al profeta es nabi (plural, nebi'im). • Aunque su etimología es incierta, la estrecha relación con el término acadio nabu, que significa «llamar» o «proclamar», ha conducido a la hipótesis generalizada de que el profeta es aquel que llama o que es llamado.
1. PROFETISMO EXTÁTICO. Existe un precedente en Núm.. 11:24-30; pero los casos más relevantes los hallamos en 1 S. 10 y 19:20-24. Presenta algunos puntos de paralelismo con fenómenos similares registrados en la historia religiosa de otros pueblos antiguos. El culto cananeo a Baal, por ejemplo, contaba con esta clase de profetas O R. 18:19-40). Característica de este fenómeno era su manifestación en grupos más que en individuos y su asociación a determinados preparativos ambientales como eran la música y la danza, las cuales predisponían para el estado de trance.
2. LAS COMUNIDADES PROFÉTICAS . Otra forma colectiva del profetismo la encontramos en tiempos de la monarquía israelita, en las «escuelas» o grupos que se formaban en tomo a destacadas figuras, como Elías o Eliseo (2 R. 2:3 y 4:38; 6:1) y se mantenían viviendo comunitariamente. Son presentados, por lo general, en conexión con un santuario (Betel, Gil gal o Jericó - 1 R. 13:11; 2 R. 2:1, 4, 5). No parecen distinguirse estos grupos por la práctica de un profetismo extático, sino más bien por la realización de milagros (2 R. 2:19-25; 4:1-7, 18-37) que confirmaban la autoridad moral del profeta en su ministerio de enseñanza o de orientación política (2 R. 13:14; comp. 2 R. 6:12 y 8:7-15). Su influencia fue notable, pese al predominio que el sincretismo había llegado a alcanzar en la corte de Israel.
3. PROFETISMO INSTITUCIONALIZADO . • a. Los cortesanos, eran personas muy próximos al rey, a quien aconsejaban comunicando el mensaje de Dios que en determinadas circunstancias le era dado. Entre ellos se contaban Gad, He295 Hemán y Natán en días de David ( S. 24: 11; 1 Cr. 21 :9; 25:5; 29:29; 2 Cr. 29:25), Iddó en tiempos de Roboam (2 Cr. 9:29; 12:15) y probablemente Jehú, hijo de Hananí, durante el reinado de Josafat (2 Cr. 19:2). b. Los llamados profetas culticos eran considerados como oficiales del santuario y ocupaban un lugar de honor junto a los sacerdotes y demás. funcionarios religiosos. De modo expreso se menciona Jahaziel, sobre el cual «vino el espíritu de Yahvé en medio de la asamblea» para poner en sus labios un mensaje de aliento (2 Cr. 20: 14).
4. PROFETISMO CLÁSICO. No sería correcto establecer rígidas líneas divisorias entre los diferentes tipos de profetismo y aislarlos en compartimientos estancos. El fenómeno profético del Antiguo Testamento aparece más bien como un proceso. Es un movimiento dinámico, inspirado y regido siempre por el Espíritu de Dios. Los diversos modos de manifestarse guardan cierta relación entre sí; pero es obvio que se observa un progreso ascendente y que el profetismo veterotestamentario tiene su culmen en días de los profetas clásicos, que son los asociados con la literatura profética del Antiguo Testamento, es decir, los que hicieron oír su voz en el periodo más denso de la historia de Israel (siglos VIII a IV a. de C.), desde Amós a Malaquías.
II. Contenido y estructura del profetismo clásico: El mensaje global de los profetas de este periodo debe examinarse a la luz de su marco histórico. Israel, que un día había conocido la experiencia portentosa del éxodo, fin de su esclavitud en Egipto, avanza ahora hacia el desastre, principio del cautiverio en Asiria (las tribus del Norte) y en Babilonia (el reino de Judá), La historia del pueblo escogido se desarrolla, pues, entre dos grandes crisis. Al privilegio de la elección y el pacto, correspondió Israel con la infidelidad. Y sobre la infidelidad había de recaer el JUICIO divino.
III. PRINCIPIOS ORIENTATIVOS PARA LA EXÉGESIS DE TEXTOS PROFÉTICOS.
Tómese en consideración lo que el profeta quiso decir a sus contemporáneos. Aun los mensajes predictivos tenían un propósito que afectaba a los destinatarios con carácter inmediato. Nunca las predicciones veterotestamentarias se hicieron de modo abstracto, sino estrechamente relacionadas con situaciones concretas en las que Dios irrumpía con su mensaje.
2. Téngase presente la relación orgánica entre historia y revelación. El principio anterior no anula éste. El propósito original de un mensaje profético tiene prioridad sobre otras consideraciones exegéticas; pero no siempre agota el sentido del texto. No podemos olvidar que cada evento, cada situación con sus particulares características y necesidades, forma parte de un proceso histórico mucho más amplio y que en el curso de ese proceso se entrelaza la revelación progresiva de Dios.
3. Cuando exista, debe distinguirse la «perspectiva profética». Se designa de este modo a la inclusión en una misma profecía de acontecimientos diferentes que guardan entre sí alguna relación de semejanza o que forman parte de un todo en el desarrollo histórico del plan divino, pero que están separados por la distancia, a veces grande, del tiempo. Podemos mencionar como ejemplo. Is. 61: 1, 2. Su mejor interpretación nos la proporciona el uso que Jesús mismo hizo de este texto (Luc.. 4: 18, 19).
4. El lenguaje ha de ser examinado con la máxima meticulosidad. En él abundan las figuras y los símbolos; pero también hay pasajes que han de interpretarse en su sentido literal. El lugar del nacimiento del Mesías aparece claramente en Mi. 5:2, y se habría cometido un gran error si alguien, antes de Cristo, espiritualizando este pasaje o sometiéndolo a cualquier tipo de manipulación exegética, hubiese localizado el cumplimiento de esta profecía en una población que no hubiese sido Belén. Siguiendo un principio básico de la hermenéutica general, los textos proféticos en principio tienen que ser interpretados literalmente.
5. En los textos de carácter apocalíptico debe prestarse especial atención a las peculiaridades de este género literario. Sobresale el libro de Daniel, considerado como el apocalipsis del Antiguo Testamento. Junto a él puede alinearse el libro de Zacarías. En opinión de ciertos autores pueden incluirse también en la literatura veterotestamentaria de este tipo el libro de Joel y los capítulos descriptivos de las visiones de Ezequiel.
6. Es conveniente tener en cuenta el carácter recopilatorio de los libros proféticos. Sería contraproducente esperar en todos los casos una concatenación ordenada de los mensajes de los profetas que nos ofreciera una secuencia lógica en el desarrollo de la temática de cada uno. En algunos de los libros se da esta característica -Habacuc, por ejemplo, y algunos otros profetas menores-; pero en los correspondientes a los profetas mayores, el material está agrupado por simple temática y no es excepcional la falta de conexión entre sus diferentes secciones.
7. Los temas especiales han de considerarse a la luz de todo el contexto profético. Algunos de ellos adquieren especial relieve en un libro; por ejemplo el siervo de Yahvé en Isaías. Pero otros aparecen con mayor o menor extensión en varios libros (el día de Yahvé, el resto fiel, el reinado mesiánico, el derramamiento del Espíritu, etc.). Tanto en un caso como en otro, debe procederse a un estudio comparativo de los textos referentes a cada uno de los temas, primeramente en el libro correspondiente al texto y después en los restantes libros. Tal estudio mostrará si el contenido textual es simple, con referencia a un solo acontecimiento persona - o si por el contrario es complejo y tiene facetas diversas que indican variados momentos y formas de cumplimiento.
8. Debe determinarse si una predicción es condicional o incondicional, es decir, si su cumplimiento depende o no de condicionantes humanos. Algunos de los anuncios proféticos tenían un carácter netamente incondicional. Dependían exclusivamente de la voluntad de Dios y se harían realidad independientemente de lo que los hombres hicieran o dejaran de hacer. Por ejemplo, los relativos al Mesías como Rey y Salvador. Pero el cumplimiento de otras predicciones dependía del comportamiento humano. Los vaticinios referentes al juicio divino sobre Israel habrían sido anulados SI el pueblo se hubiese arrepentido de sus pecados y se hubiese vuelto sinceramente a su Dios.
9. Hade precisarse si la predicción se cumplió ya o si aún ha de tener cumplimiento. Muchos pasajes proféticos se refieren a hechos que tuvieron lugar algún tiempo después de haber sido a!1unciados; a veces de modo casi inmediato (1 R. 21:17 por ejemplo); en otros casos, al cabo de algunos años (el retorno de los judíos del cautiverio babilónico) o de siglos (el advenimiento del Mesías). No pocas predicciones esperan todavía un cumplimiento futuro. Y algunas, como vimos, son de tipo mixto o múltiple. Se cumplieron en determinados momentos históricos del pasado y tendrán un nuevo cumplimiento al final de los tiempos.
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