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VOCACIÓN DEL HOMBRE, 7. Gr 7 de 75. Adán y Eva, divinizados por la gracia, quisieron “ser como Dios , pero sin Dios, antes que Dios y no según Dios” ( CCE 398 ). Su desobediencia (pecado original originante ) tiene consecuencias desastrosas. Pierden la gracia original
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VOCACIÓN DEL HOMBRE, 7 Gr 7 de 75 Adán y Eva, divinizados por la gracia, quisieron “ser como Dios, pero sin Dios, antes que Dios y no según Dios” (CCE 398). Su desobediencia (pecado original originante) tiene consecuencias desastrosas. Pierden la gracia original y los dones preternaturales: pierden la integridad, la armonía interior, entre ellos y con el mundo, quedan sometidos al sufrimiento y a la muerte. Su naturaleza queda herida.
VOCACIÓN DEL HOMBRE, 8 Gr 8 de 75 Cada persona viene a la existencia privada de la santidad original. Se trata del pecado original originado, con el que todos nacemos: es contraído, no cometido; es un estado, no un acto. Tras la caída, el hombre no podía por sí mismo recuperar la santidad perdida. Y por su naturaleza herida, tampoco podía cumplir íntegramente y siempre el orden moral natural. Pero Dios no lo abandonó. Enseguida promete a Adán y Eva la venida de un redentor, de la salvación (Gn 3, 15: protoevangelio).
VOCACIÓN DEL HOMBRE, 9 Gr 9 de 75 “Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” (Gal 4, 4-5). El Hijo de Dios se encarnó para salvarnos, reconcilián- donos con Dios Padre; para hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2 P 1, 4) y para ser nuestro modelo de santidad.
VOCACIÓN DEL HOMBRE, 10 Gr 10 de 75 Unas de las riquezas que encierran el misterio de Cristo y de la Redención Toda la gracia nos viene de Cristo. La vida cristiana se engendra y se desarrolla en la Iglesia. A quienes, sin culpa, no conocen la Iglesia, ni a Cristo, Dios no deja de otorgarles las gracias necesarias por los caminos que sólo Él conoce. CCE 405: “El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las conse- cuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual”.
VOCACIÓN DEL HOMBRE, 11 Gr 11 de 75 Heridas de la naturaleza humana producidas por el pecado original Ignorancia: dificultad para conocer la verdad y facilidad para equivocarse en los juicios. Malicia: inclinación de la voluntad al mal; resistencia a obrar por amor a Dios y a los demás. Debilidad: ante el esfuerzo que requiere la conducta recta. Concupiscencia: afán desordenado de los goces y de los bienes materiales.