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● Variedades diacrónicas : son las diferentes variantes históricas de la lengua, debidas a su evolución. Las variedades lingüísticas: variedades diastráticas. El nivel vulgar Vulgarismo: uso de la lengua en el que se delata el deficiente conocimiento de las reglas que regulan su utilización
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● Variedades diacrónicas: son las diferentes variantes históricas de la lengua, debidas a su evolución.
Las variedades lingüísticas: variedades diastráticas • El nivel vulgar • Vulgarismo: uso de la lengua en el que se delata el deficiente conocimiento de las reglas que regulan su utilización • ►Vulgarismos fónicos • a) Metátesis, o cambio de posición de los fonemas: ‘cocreta’, ‘Grabiel’. • b) Vacilación en la pronunciación de las vocales no acentuadas: ‘tiniente’. • c) Tendencia a la reducción de los diptongos: ‘concencia’, ‘pacencia’. • d) Formación de diptongos con dos vocales en hiato: ‘Juaquín’. • e) Adición a principio de palabra de fonemas vocálicos: ‘arradio’, ‘amoto’. • f) Pérdida de consonantes intervocálicas como /n/ o /r/: ‘quies’, ‘paece’.
Las variedades lingüísticas: variedades diastráticas ►Vulgarismos morfosintácticos a) Empleo del género incorrecto: ‘las alfileres’, ‘el afoto’. b) Desviaciones morfológicas de los tiempos verbales: ‘tuvistes’, ‘predecido’, ‘andó’. c) Abandono de la construcción sintáctica exigida, olvidando la coherencia gramatical: Yo me parece que sí’. d) Concordancias incorrectas, como el empleo del verbo impersonal ‘haber’ concertando con el C.D.: ‘Habían muchos coches en la calle’. e) Anteposición de los pronombres ‘me’ y ‘te’ en oraciones como: ‘me se ha perdido un libro’, ‘te se ha caído’. f) Utilización de laísmo, loísmo y leísmo: ‘la dije que viniera’, ‘lo di un puñetazo’, ‘el libro le puse sobre la mesa’. g) Uso del “dequeísmo”: tendencia a anteponer la preposición ‘de’ a las subordinadas sustantivas introducidas por ‘que’: ‘me dijo de que vendría’, ‘resulta de que no tenía trabajo’.
Las variedades lingüísticas: variedades diastráticas • ►Vulgarismos léxico-semánticos • a) Empleo de palabras con un significado impropio: ‘me aprendió a conducir’. • b) Presencia de arcaísmos: ‘naide’, ‘mesmo’. • c) Uso de la etimología popular (una palabra que no se entiende muy bien se la relaciona con otra que sí se conoce): ‘destornillarse de risa’ (por desternillarse’), ‘dolores asiáticos’ (por ‘dolores ciáticos’), ‘naranjas mondarinas’ (por mandarinas’). • d) Uso de palabras tabúes (tacos e insultos, preferentemente) o sustituciones eufemísticas: ‘¡coño!’, ‘¡córcholis!’, ‘¡ostras!’. Hay que tener en cuenta que hay rasgos dialectales, propios de una zona geográfica, que no tienen que ser considerados vulgarismos, como por ejemplo, la aspiración de la /s/ final de palabra o de sílaba en Andalucía e Hispanoamérica.
La personalidad del emisor y del receptor: el nivel sociocultural, la edad (joven-adulto-anciano), el sexo, la ideología, la profesión, el hábitat (rural-urbanos) Las variedades lingüísticas: variedades diafásicas La unilateralidad o bilateralidad: la posibilidad de respuesta inmediata Factores que determinan una situación comunicativa : La atmósfera o el grado de formalidad: la proximidad afectiva o el distanciamiento El ámbito de interacción social: profesional, académico, familiar… El tema o materia sobre el que trata la conversación (preestablecido o improvisado/ intrascendente o serio) El canal elegido (oral o escrito) El código (verbal/ no verbal (iconográfico, tipográfico, auditivo, mímico-gestual) La estructura discursiva (narración, descripción, diálogo, monólogo, exposición, argumentación) La intencionalidad: informativa, lúdica, propagandística, didáctica, estética, de denuncia…
►El lenguaje coloquial Es eminentemente afectivo. Es un lenguaje centrado en el emisor, lo que explica el predominio de la función emotiva. Esto genera la aparición de los siguientes mecanismos: a)Interjecciones, formas verbales lexicalizadas, etc...: ¡Hombre! ¡Andá! b) Empleo impersonal de ‘tú’, ‘uno’... en vez de la primera persona gramatical: ‘uno no sabe qué decir....’ c) Uso enfático de ‘que’, ‘pero’, ‘y’ y otros nexos con valores semejantes: ‘¡Que te digo la verdad!’ ‘¡Pero, bueno!’ d) Repeticiones, para transmitir así mayor intensidad: ‘Que no, que no y que no. Que no puede ser’ e) Adjetivos y adverbios valorativos: ‘A mi me parece horrible, muy feo, que no queda bien’ f) Diminutivos y aumentativos, así como muchos prefijos, que adquieren valores apreciativos, afectivos, irónicos, etc...: ‘Es feílla, pero ¡tan agradable!’, ‘Tiene poquita voz, pero desagradable’, ‘Es un niñato’ g) Expresiones afectuosas e insultos ficticios: ‘¡Qué burro eres, mira que decirle eso!’ h) Metáforas e hipérboles coloquiales: ‘Ando muerta de frío’, ‘Ese tío es un zorro’, ‘Tengo más hambre que el pavo de una rifa’ Las variedades lingüísticas: variedades diafásicas
►El lenguaje coloquial Las variedades lingüísticas: variedades diafásicas Es un lenguaje eminentemente práctico, que persigue fines concretos e inmediatos y, por ello, es bastante económico. Esto genera: a) Elipsis, dado el alto conocimiento del contexto y la situación por parte de los interlocutores: ‘Y que no, que no tiene, porque tú ya sabes que en eso..., en fin, un desastre’. b) Escasa subordinación con nexos polivalentes: ‘A ese le dices eso y no viene’, ‘No vengas, que no voy a estar’.
►El lenguaje coloquial Las variedades lingüísticas: variedades diafásicas Es un lenguaje espontáneo y con poca elaboración y cuidado. Se puede apreciar en los siguientes rasgos: a) Ruptura de la construcción sintáctica, provocada bien por la rapidez, bien por la interferencia de asociaciones: ‘Sí, María, esa que le dijimos que no viniera’, ‘Pero no quiero hacerlo por eso, por cierto, ¿qué le pasó a tu madre ayer?’ b) Empleo de muletillas (frases o palabras que se repiten continuamente y que suelen estar desprovistas de significado): ‘Bueno’, ‘Pues’, ‘Como te decía’, ‘Por consiguiente’ ... c) Empleo de palabras “cajón de sastre”, válidas para cualquier contexto: ‘¡Y hace unas cosas!’, ‘Yo es que con cosas así no me aclaro’
Las variedades diacrónicas son los cambios que ha sufrido la lengua a lo largo de la historia. Las variedades lingüísticas: variedades diacrónicas El castellano es una lengua románica, derivada del latín. La romanización comenzó en la Península en el año 218 a.C. No fue un proceso uniforme en todo el territorio, sino lento y gradual. La modalidad de latín que se propagó por la península no fue el latín clásico, sino el latín vulgar, que era la modalidad de lengua hablada por el pueblo. ANTES DE LA ROMANIZACIÓN (SUSTRATO). Todavía hoy pervive la huella de los pobladores de la Península antes de la romanización (íberos, celtas, fenicios…) en palabras como arroyo, perro, barraca, cacharro… DESPUÉS DE LA ROMANIZACIÓN (SUPERESTRATO). Tras la caída del Imperio Romano, se produjo la disgregación lingüística de la península y la evolución de las variantes dialectales que darían lugar al nacimiento de las lenguas romances. El castellano conserva en su léxico la huella de los visigodos y los árabes. El legado árabe en el léxico castellano se cuenta en casi cuatro mil palabras.
En sus orígenes el castellano carece de fijeza. Los primeros textos en lengua romance son las Glosas Emilianenses y las Glosas Silenses (s.X) Las variedades lingüísticas: variedades diacrónicas • El castellano va ganando prestigio, se va fijando y estabilizando como lengua y se convierte en vehículo de expresión literaria y artística, gracias a… • Alfonso X , el Sabio, quien impulsa el castellano como lengua de cultura. • Nebrija y su Gramática castellana (1492). 1ª gramática romance, comienza la fijación del castellano y la conciencia de diferenciación con respecto al latín • autores como Berceo, Arcipreste de Hita, Don Juan Manuel… en la Edad Media y a Quevedo, Cervantes y otros escritores de los Siglos de Oro y posteriores, que lo dotan de esplendor literario y colaboran en su fijación. • la creación de la RAE (1713), institución que desde su creación tiene encomendada la fijación de las normas de uso de la lengua.