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RESOLUCIÓN DE CONFLICTO: EL MODELO BÍBLICO. Textos base:. Gálatas 5:16- 26 Romanos 12:9- 21 Santiago 4:1- 4 Mateo 5:21- 26 Mateo 5:1- 12. La premisa número uno con respecto al manejo apropiado del conflicto es que éste es inevitable en el mundo . .
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Textos base: Gálatas 5:16-26 Romanos 12:9-21 Santiago 4:1-4 Mateo 5:21-26 Mateo 5:1-12
La premisa número uno con respecto al manejo apropiado del conflicto es que éste es inevitable en el mundo. • Viene como resultado de la caída, la cual introdujo por medio del pecado, la pugna entre el hombre y la mujer, el individuo y su prójimo, raza contra raza, nación contra nación y la naturaleza misma contra el hombre.
Hay dos maneras de conducir las relaciones humanas en este mundo—conforme a la Ley o conforme a la Gracia; según la carne o según al Espíritu; conforme al sistema terrenal, biológico, o conforme al Reino de Dios y el espíritu de Jesucristo. La Biblia contínuamenteestablece una oposición clara entre estas dos posturas irreconciliables, y nos invita a escoger la segunda, la cual representa la postura de Dios para con su creación. La otra pertenece al Reino de las tinieblas, y su protagonista es Satanás, el príncipe de este mundo, de donde vienen las guerras, los conflictos y las pugnas entre hermanos.
Dondequiera que haya diferentes piezas funcionando en conjunto en un sistema, habrá algún tipo de fricción y conflicto entre ellas. • Esto pasa aún en el mundo físico, como sucede con las piezas de un carro o cualquier máquina. • Ayuda el ver las cosas en esta manera, a diferencia de ver el conflicto como algo anormal o necesariamente siniestro.
El conflicto es parte inherente de la vida. • Cristo dijo: “En el mundo hallaréis aflicción”. El conflicto interpersonal, así como el sufrimiento que viene de la vida normal, es de esperarse en la vida de todo grupo o en toda relación humana sostenida. • La pregunta no es si vamos a tener conflicto con los demás, sino más bien: Cuando venga el conflicto cómo vamos a reaccionar, y cómo vamos a encararlo. • En el matrimonio, la amistad, la familia, el trabajo, la iglesia—es saludable y útil asumir que el conflicto vendrá inevitablemente. Es parte normal de las relaciones humanas.
Normalizar el conflicto y aceptar su inevitabilidad nos ayuda a no ponernos ansiosos cuando lo experimentamos. • En vez de escandalizarnos y predisponernos a tomar una postura defensiva o agresiva, o ceder al resentimiento o la represalia, nos permite distanciarnos un poco de la situación, asumir control de nuestras emociones, y aplicar principios bíblicos que pueden impedir que el conflicto escale a algo destructivo. • Inclusive, puede permitir que por medio de una resolución madura y balanceada la relación entre las partes quede fortalecida y más saludable que antes del conflicto.
Experimentar conflicto interno o interpersonal es inclusive necesario para el desarrollo de una personalidad madura y saludable. • Sin pasar por el proceso de manejar el conflicto y resolverloéxitosamente, no podemos crecer como seres humanos. • Para un niño, por ejemplo, es necesario aprender a negociar con otros niños en cuanto al uso de juguetes, o aprender a navegar el proceso mismo de jugar, darle espacio y oportunidad a otros, pelear y reconciliarse con sus amigos. • Todo esto es parte del proceso normal de formación de un ser saludable y diestro en el manejo de las relaciones humanas. • Sin esas experiencias incómodas y conflictivas no se puede llegar a tener una personalidad balanceada y compleja. Lo mismo sucede con el adulto a través de sus propias experiencias sociales.
Otra verdad importante a tener en cuenta con respecto al manejo del conflicto: • en las relaciones interpersonales, a veces lo que puede parecer conflicto no es tal cosa, sino una mera diferencia de opinión o una percepción diferente de una vivencia en común. • Ejemplo: diferentes maneras de pensar con respecto a cómo mejorar el funcionamiento de un ministerio en la iglesia.
Resultará inevitable que diferentes individuos tendrán opiniones diferentes sobre cómo manejar una situación específica. • El hecho de que otros piensen de una manera diferente a nosotros no implica mala intención o inmadurez de su parte, sino simplemente que están derivando una conclusión diferente a la nuestra basándose en los mismos elementos que nosotros estamos manejando con respecto a una situación en particular.
Esto también ayuda a manejar el conflicto porque le quita a los que piensan de manera diferente el estigma de obstinados o mal intencionados o inmaduros, y les concede el derecho de ejercer su libertad de pensamiento. • Esto cambia el terreno del diálogo, y lo convierte más bien en uno de negociación y búsqueda de terreno en común, en vez de un asunto de ganar o perder, o de neutralizar a nuestro supuesto contrincante.
PRINCIPIOS QUE AYUDAN EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTO
Escuchar neutralmente lo que la persona está diciendo • A diferencia de añadirle sentimientos o valores negativos a sus palabras. Reducir sus palabras al puro contenido.
Analizarse uno mismo en cuanto a su reacción inconsciente • Es posible que uno esté proyectando injustamente contenido que nada tiene que ver con el punto de vista actual que presenta la otra persona • ¿Me desagrada algo en el físico de la persona, lo cual me predispone contra ella? • ¿Me amenaza lo que está diciendo porque se dirige a alguna inseguridad que hay en mí? • ¿Me recuerda esta situación a alguna otra situación negativa que experimenté en el pasado, pero que en realidad tenía un contenido diferente a la actual?
Darse tiempo antes de reaccionar • No todo conflicto tiene que ser resuelto inmediatamente. • A veces hay que dar tiempo para obtener más información. • En ocasiones, el conflicto se desvanecerá por sí mismo con el tiempo. • A veces, nosotros mismos cambiaremos de opinión y llegaremos a ver la razón en el punto de vista opuesto.
Ver el conflicto presente como una oportunidad para crecer espiritualmente y llegar a ser más como Cristo • Cada situación de tensión representa una oportunidad para poner en práctica los principios del evangelio, para disciplinar la carne, para desarrollar humildad, así como para probar la fidelidad de Dios y sus promesas. • Podemos confirmar el hecho de que si obedecemos a las verdades de la Palabra divina, Dios se encargará de que no seamos avergonzados y que además seamos de bendición a nuestros hermanos. • Esta postura nos permite, de nuevo, relajarnos ante cualquier situación de tensión y entrar en ella con una postura positiva en vez de conflictiva o defensiva.
Darle oportunidad a los demás a expresarse libremente antes de nosotros intervenir o interrumpirlos • Le permite a la persona desarrollar su punto de vista plenamente y explicarse con lujo de detalle, en vez de tronchar o distorsionar su presentación. • Así podemos comprenderla mejor, a la vez que la hacemos sentirse escuchada y validada. • Esto pone la discusión desde el principio sobre un buen fundamento.
Pedir aclaración sobre cualquier punto controversial, o que simplemente no entendamos bien • Esto impide malos entendidos. Además, ayuda a la persona a sentirse escuchada y validada, y muestra buena fe de nuestra parte.
Celebrar activamente la diversidad de opiniones y el respeto por la pluralidad como un valor esencial en el grupo que dirigimos o al cual pertenecemos • Esto hace de la discusión y el diálogo algo normal, en vez de algo desagradable y negativo. • Predispone al grupo hacia la resolución armoniosa del conflicto, en vez de la evasión o la expresión de emociones agresivas. • Además, aumenta la autoestima del grupo al verse este como una colectividad madura, fundamentada sobre principios espirituales sólidos.
Estar dispuestos a sacrificar la razón o el derecho personal en aras de preservar la cohesión, la armonía o la salud del grupo al cual pertenecemos • Esta postura no siempre es saludable, pero en muchos casos refleja madurez y seguridad personal.
Saber perder • Si pudimos expresar nuestra opinión, y finalmente prevaleció otro punto de vista, debemos tener la nobleza y madurez de validar la decisión final y reconocer que no siempre prevalecerá nuestro parecer. • En ese caso, debemos respaldar la decisión tomada e integrarnos a ella el cien por ciento.
Debemos renunciar a la murmuración o la queja y resistir la tendencia a formar un grupo de descontentos • Debemos apoyar la decisión tomada tanto con nuestra boca como con nuestro comportamiento sumiso.
Debemos separar el punto de vista de la persona de su opinión sobre nosotros • Muchas veces tendremos que recordarnos activamente a nosotros mismos que la persona que tiene una opinión fuertemente diferente a la nuestra no necesariamente tiene mala voluntad hacia nosotros. Quizás sea todo lo contrario. • Recordar activamente el respeto o afecto que el individuo genuinamente siente hacia nosotros nos ayudará a ser más receptivos y pacientes con respecto al punto de vista que está expresando.
Ceder en el nombre del Señor puede ser el arma más poderosa para salir airosos del conflicto • En ocasiones, perder a corto plazo • para mantener la armonía, • para evitar escandalizar a los no creyentes, • o simplemente para que Dios sea glorificado • puede desatar la bendición de Dios a nuestro favor y darnos la victoria finalmente con un mínimo de daño para la relación o para el grupo al cual pertenecemos.
No tenemos que ganar siempre • A veces, reconocer que somos fuertes en Cristo nos permite darnos el lujo de perder una batalla menor a fin de preservar un principio importante. • Además, permite en ocasiones que otros crezcan en su autoestima o su confianza en sus propias capacidades. • Permite, además, que otros se desarrollen en su liderazgo al tener la oportunidad de ejecutar su punto de vista en una situación dada. • Esto es importante sobre todo si nos encontramos en la posición de mayor autoridad en una relación o en un grupo.
Cultivar una identidad de pacificador… • …en vez de una mentalidad defensiva o agresiva • Las bienaventuranzas de Jesús en Mateo 5:1-12 nos invitan a una actitud de paz y benevolencia, en vez de una de conflicto y agresividad. • En ese caso, Dios se constituye en nuestro defensor y justificador. • Los grupos, las familias y los lugares de trabajo necesitan pacificadores, gente que se vea a sí misma como llamados a preservar la paz y la armonía en los ambientes que habitan.
Cultivar una actitud de benevolencia y generosidad para con los demás… • …en vez buscar contínuamente servirnos a nosotros mismos y proteger nuestros propios intereses • El mundo opera conforme al principio de la Ley, lo cual conduce inevitablemente al conflicto. • El seguidor de Jesucristo opera conforme al principio de la Gracia, lo cual conduce a la armonía y la paz entre los seres humanos • (ver Gálatas 6:1-10, lo cual se escribe en el contexto de una meditación mayor sobre la Ley y la Gracia).
Visualizarnos a nosotros mismos como victoriosos, como fuertes en Dios… • …en vez de cómo víctimas, siempre a la defensiva, obligados a pelear constantemente para proteger nuestros derechos o nuestra posición • Según nuestra percepción o imagen interna de nosotros mismos, así actuaremos. • Si nos vemos como frágiles, batallando contra un mundo injusto y siniestro, actuaremos irreflexivamente, por instinto, agresivamente. • Si sabemos que somos fuertes, que somos ricos en Dios, que El es nuestro defensor constante, podremos darnos el lujo de perder a corto plazo, de ser estratégicos en nuestras intervenciones, de perdonar al ofensor más débil que nosotros, y de dar tiempo antes de reaccionar negativamente en una situación de conflicto.