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12.1.c. ISABEL II (1843-1868): SU REINADO. LA DÉCADA MODERADA (1844-1854).
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LA DÉCADA MODERADA(1844-1854) A finales de 1843 se declara la mayoría de edad de Isabel II (13 años), quien desde el principio demostró una inclinación hacia los moderados, optando los progresistas por el retraimiento (no participan en las consultas electorales) o el pronunciamiento apoyado por insurrecciones populares. En mayo de 1844 se forma un gobierno presidido por el general Narváez cuyas primeras medidas fueron: ─ La supresión de la Milicia Nacional y la Ley de Ayuntamientos (los alcaldes son nombrados por la Administración) para acabar con los principales soportes de los progresistas ─ Creación de la Guardia Civil en 1844, encargado del mantenimiento del orden en las zonas rurales y la defensa de la propiedad contra los levantamientos de campesinos y jornaleros.
LA CONSTITUCIÓN DE 1845 MODERADA Características: ▪ Soberanía compartida entre el rey y las Cortes ▪ Cortes bicamerales: los miembros del Senado son designados en su totalidad por la Corona ▪ Contiene una declaración de derechos similar a la de la Constitución de 1837, pero limitados a una legislación posterior, especialmente el de libertad de prensa Continúan las reformas legislativas • Reforma fiscal del ministro Mon (1845): puso fin al sistema impositivo del Antiguo Régimen al establecer dos tipos de impuestos: directos (actividades industriales o comerciales, contribución territorial; el 25% de los ingresos); e indirectos (tarifas aduaneras, transmisión de bienes y consumos) • Ley Electoral de 1846 que consagra el régimen oligárquico pues la restricción del sufragio alcanzaba a solo 97.000 varones de más de 25 años. • Reducción del déficit público (Bravo Murillo, 1851) mediante la conversión de la deuda afectada. • Concordato con la Santa Sede de 1851, que acepta las expropiaciones realizadas a cambio de mantener el culto y el clero católicos, la reserva a la Iglesia el derecho de educar a los jóvenes a través del catecismo y la asignatura de religión y la censura eclesiástica de los libros (“nihil obstat” o “imprimatur”).
A finales de la década de los cuarenta, coincidiendo con las revoluciones europeas de 1848, se producen diversas alteraciones que Narváez reprimió con dureza En 1846 los carlistas habían vuelto a formar partidas al mando del general Cabrera. El levantamiento, limitado a la zona pirenaica, terminó por desaparecer en 1849 Juan Bravo Murillo En 1851 dimite Narváez empujado por la crisis financiera y por su enfrentamiento con la camarilla real. Le sustituyen Bravo Murillo y Sartorius, con los que se produce la quiebra del poder de los moderados, afectados por su autoritarismo sin control de las Cortes y por la corrupción, relacionada con la concesión de licencias para la construcción del ferrocarril.
BIENIO PROGRESISTA(1854-1856) A principios de 1854 la situación se hace insostenible para los moderados. Esta situación de debilidad es aprovechada por el general O’Donnell para pronunciarse en Vicálvaro y enfrentarse a las tropas gubernamentales, con resultado incierto. La necesidad de hacer extensivo el pronunciamiento a más grupos de oposición a los moderados le obligó a hacer público el MANIFIESTO DE MANZANARES, redactado por Cánovas
Manifiesto de manzanares Españoles: La entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos del Ejército liberal; el esfuerzo de los soldados que le componen, tan heroicamente mostrado en los campos de Vicálvaro; el aplauso con que en todas partes ha sido recibida la noticia de nuestro patriótico alzamiento, aseguran desde ahora el triunfo de la libertad y de las leyes que hemos jurado defender. Dentro de pocos días, la mayor parte de las provincias habrán sacudido el yugo de los tiranos; el Ejército entero habrá venido a ponerse bajo nuestras banderas, que son las leales; la nación disfrutará los beneficios del régimen representativo, por el cual ha derramado hasta ahora tanta sangre inútil y ha soportado tan costosos sacrificios. Día es, pues, de decir lo que estamos resueltos a hacer en el de la victoria. Nosotros queremos la conservación del trono, pero sin camarilla que lo deshonre; queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales, mejorándolas, sobre todo la electoral y la de imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una estricta economía; queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y los merecimientos; queremos arrancar los pueblos a la centralización que los devora, dándoles la independencia local necesaria para que conserven y aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y plantearemos, bajo sólidas bases, la Milicia Nacional. Tales son nuestros intentos, que expresamos francamente, sin imponerlos por eso a la nación. Las Juntas de gobierno que deben irse constituyendo en las provincias libres; las Cortes generales que luego se reúnan; la misma nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas, y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida. Cuartel general de Manzanares, a 6 de julio de 1854.- El general en jefe del Ejército constitucional, Leopoldo O’Donnell, conde de Lucena.
Cánovas del Castillo, joven abogado del partido liberal moderado contrario al autoritarismo de Bravo Murillo, expone en el manifiesto de Manzanares la necesidad de llevar a cabo una serie de reformas: • Reinstauración de la Milicia Nacional. • Ampliación del derecho de voto. • Ley de imprenta. • Convocatoria de Cortes. • Mayor descentralización. Al movimiento se unen progresistas y demócratas que habían formado Juntas de Salvación en las ciudades. Ante la incierta situación, Isabel II llama a Espartero para formar un gobierno de concentración con progresistas y moderados. Lo que en un principio fue una petición de cambio de gobierno, se convirtió en una revolución política. Con O’Donnell en guerra, Espartero se fijo dos objetivos: • Elaboración de una nueva Constitución • Modernización económica del país
Constitución nonata de 1856 Se discutió en las Cortes, pero no llegó a promulgarse: • Soberanía nacional. • Limitación del poder del monarca. • Reforzamiento del poder legislativo de las Cortes. • Ampliación de derechos y libertades • Tolerancia religiosa. • Tanto diputados como senadores serían elegidos por una masa electoral más amplia.
Entre las medidas económicas del nuevo gobierno de Espartero destaca la Ley de Desamortización de los bienes municipales del ministro Pascual Madoz, la Ley de Ferrocarriles de 1855, de Crédito y de Banca y de Sociedades Anónimas. La inestabilidad continúa, agravada por un nuevo levantamiento carlista (1855-1856), la crisis agraria de 1855 y la subsiguiente subida de precios y las medidas librecambistas de Espartero que provocaron el descenso de la producción y las primeras huelgas obreras. Carga de lanceros carlistas Emplazamiento de la artillería en la calle Alcalá el 14 de julio de 1856 O’Donnell sustituye a Espartero a mediados de 1856, restableciendo el orden, empleando una durísima represión del movimiento obrero y disolviendo la Milicia Nacional. Finalmente, restableció la Constitución de 1845, acabando con el proceso revolucionario que el mismo había iniciado
La vuelta de los moderados (1856-1858 Isabel II llama de nuevo a Narváez a formar gobierno tras claras desavenencias con O´Donell. Con los moderados de nuevo en el poder se promulgan una serie de leyes, siendo la más destacada la de Instrucción Pública del ministro Moyano (1857), que hacía obligatoria la enseñanza a los niños entre 6 y 9 años. En este periodo se gesta un nuevo partido de centro, la Unión Liberal de Leopoldo O’Donnell, que agrupa a los sectores a la izquierda de los moderados y los sectores a la derecha de los progresistas. La falta de apoyo social de los moderados hizo que estos se alternaran en el poder con los unionistas en los últimos años del reinado de Isabel II
El gobierno “largo” de la Unión Liberal (1858-1863) La dura represión realizada por Narváez para atajar las alteraciones sociales causadas por la crisis agraria de 1857, devolvió el poder a O’Donnell Batalla de los Castillejos, Marruecos Grabado de la expedición española a la Cochinchina Intervención española en Méjico. Estos cinco años son de estabilidad social y económica favorecida por la prosperidad económica que vive Europa en esos mismos años, la expansión ferroviaria y las inversiones de capital extranjero. Lo más destacado fue la intervención exterior para recuperar el prestigio internacional. Apoyado en una alianza con Napoleón III, España intervendrá en la Cochinchina (1858), Marruecos (1859-1869) donde se consiguió la cesión de Sidi Ifni, y Méjico (1862). Entre 1861 y 1864 los dominicanos solicitarán integrarse en la corona española, y en 1863 actuarán en Perú
La crisis del moderantismo(1863-1868) Un nuevo enfrentamiento entre O’Donell y la reina hará caer el gobierno unionista, sustituido de nuevo por Narváez La vuelta de Narváez no solo supuso la quiebra del liberalismo moderado, también provocó el descrédito de la corona. Incapaz de integrar en el sistema político a las diferentes tendencias sociales, se produce dos hechos muy significativos: La Noche de San Daniel de 1865, causada por la destitución de dos catedráticos universitarios por haber criticado a la reina. Noche de San Daniel Repercusión en las Cortes de la sublevación del cuartel de San Gil La subsiguiente revuelta estudiantil provocó 12 muertos y 200 detenidos. El distanciamiento entre la intelectualidad y los moderados es un hecho. En junio de 1866 se produce la sublevación del cuartel de San Gil, en Madrid, saldada con 200 muertos. La dureza de la represión hizo que una buena parte del ejército se opusiera a los moderados. Entre 1865 y 1868 la crisis se agrava, ensanchándose la base de los enemigos del moderantismo y la corona. En 1866 se produce el Pacto de Ostende entre progresistas, demócratas y unionistas para derribar a Isabel II y poner fin al régimen moderado de 1845.