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Vida, amor y muerte en Miguel Hernández. Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor, la de la muerte. Con tres heridas yo: la de la vida, la de la muerte, la del amor.
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Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor, la de la muerte. Con tres heridas yo: la de la vida, la de la muerte, la del amor.
La infancia de Miguel Hernández María Navarro Alegría 4ºA
Nació en Orihuela el 30 de Octubre de 1910. • Fue bautizado en la parroquia de El Salvador como Miguel Domingo bien por haber nacido un domingo o por el nombre del coadjuntor. • A la familia se les conocía por el nombre de “Los Veintisiete”, una familia humilde y trabajadora propietaria de un rebaño de cabras.
Su familia estaba constituida por sus padres y siete hijos de los cuales solo cuatro sobrevivieron. • Era el tercer hijo entre sus hermanos Vicente, Elvira, Miguel, Concha, Josefina, Monserrate y Encarnación.
A sus cuatro años la familia se mudó a una casa más amplia en la calle de Arriba.
Traslado nueva casa mayor contacto con la naturaleza: su primera escuela. • Extremadamente observador. • Aún no sabe leer/ ya sabe: • A qué hora cantan los pájaros. • Ritmo nupcial de las ovejas. • El nombre de cada flor, cada árbol, cada animal. • Ha escuchado el rumor de las ubres en las cabras recién paridas. • …
1915-1916 fue escolarizado en Nuestra Señora de Monserrat. • 1918-1923 recibió su educación primaria en las escuelas del Ave María (parte de atrás de Santo Domingo, para las clases más desfavorecidas) .
Don Ignacio Gutiérrez reparó en aquel muchacho de grandes ojos, enorme retentiva, aguda intuición e interés. • Lo comunicaba a los jesuitas.
1923 comenzó el bachillerato en Santo Domingo de Orihuela, regentado por los jesuitas. • De vez en cuando subvencionaban los estudios de algún niño de clase humilde.
En Marzo de 1925 tuvo que dejar los estudios debido a la crisis económica que estaba atravesando su familia y tuvo que dedicarse a ayudar a su padre con el ganado y a estudiar de forma voluntaria en sus ratos libres.
Miguel Hernández Adolescencia y primeros versos
1925 - 1931 En 1925, abandonó los estudios por orden paterna para dedicarse en exclusiva al pastoreo. Mientras cuida el rebaño, Miguel sigue estudiando por su cuenta durante las largas horas de pastoreo que pasaba en la sierra alicantina, así escribió sus primeros poemas.
Miguel aprovecha cualquier ocasión para escribir, incluso tiene que esconderse de su padre a quien molesta esta afición poética de su hijo. Su rincón preferido para componer sus primeras creaciones era el huerto de su casa.
A pesar de haberlo apartado de los estudios, su padre muestra orgullo por el talento de su hijo. Le sugieren que el chico podría ser aprendiz en un establecimiento comercial. Así, Miguel abandona Santo Domingo y entra a trabajar en el comercio de textiles El Globo, en Orihuela.
Casi a sus quince años vuelve a las labores de pastoreo, por el cual tenía que soportar la terrible humillación que le suponía salir con el rebaño y encontrarse a sus antiguos compañeros de colegio. Pero él nunca se resignará a su destino.
Miguel es un adolescente de ánimo resuelto que desborda energía y no se deja vencer por ninguna circunstancia.
El chico buscaba revistas, diarios, colecciones teatrales de interés para él en cafés, ya que en su casa no había. Se interesaba por ejemplo por ‘El Pueblo de Orihuela’, la colección popular de teatro ‘La Farsa’, poemas de Gabriel y Galán, o en poetas comarcales cercanos como José María Ballesteros, Vicente Medina…
La otra fuente de aprendizaje se basaba en su entorno: la exuberancia de la Vega, el color y el olor de esa naturaleza que recorre cada día, el monte y el campo libre que le enriquecen sin esfuerzo, que entran en él como un acto inconsciente y biológico al tiempo que respira.
A los dieciséis años comenzó a escribir sus primeros poemas, abriéndose paso en los ambientes literarios de su ciudad natal. Antes de descubrir el mundo lírico de su interior, en sus versos se mezcla lo agreste con la estilización bucólica y los temas mitológicos.
Los amigos de Miguel se daban cuenta de que hablaba mucho y apenas se le entendía, pero ellos no sabían que había comenzado a escribir sus propios versos.. Eran sus primeros balbuceos, sin mayores ambiciones, quería poner en el papel los acontecimientos sencillos de su vida, los elementos cotidianos por muy insignificantes y humildes que pudieran resultar para su ojos, es susceptible de ser materia poética, sustancia transformada en expresión escrita. • La mayor parte de estos poemas adolescentes están compuestos en arte menor combinando romancillos, octosílabos, heptasílabos, etc., con bastante destreza. Intentando imitar el trasnochado modernismo de don Vicente Medina, el costumbrismo bucólico de Gabriel y Galán, creando un choque primitivo entre su instinto creador y el mundo que por ley le corresponde. La naturaleza será su `primera escuela y el primer motivo de sus poemas.
Dice de él Concha Zerdoya: “Dotado de un prodigioso talento natural, Miguel empieza a escribir sus primeros versos a los dieciséis años (…) Sus poemas adolescentes recogen, pues, las sensaciones que experimenta como zagal pastoril: la piedra que tira a sus corderos, la siringa de caña que sopla quedamente, la siesta de otoño, el loco ruido de los insectos a mediodía, el chivo y el sueño, el camino, la cumbre, la soledad…”
Sus visitas a la Biblioteca Pública son cada vez más frecuentes y empieza a formar un improvisado grupo literario junto a otros jóvenes de Orihuela en torno a la tahona de su amigo Carlos Fenoll. Los principales participantes en aquellas reuniones son, además de Hernández y el propio Carlos Fenoll, su hermano Efrén Fenoll, Manuel Molina, y José Marín Gutiérrez, futuro abogado y ensayista que posteriormente adoptaría el seudónimo de «Ramón Sijé» y a quien Hernández dedicará su célebre Elegía.
Ramón Sijé era un joven estudiante de derecho en la universidad de Murcia, le orienta en sus lecturas, le guía hacia los clásicos y la poesía religiosa, le corrige y le motiva a proseguir su actividad creadora de Miguel.
Don Luis Almarcha, era canónigo de la catedral de Orihuela, y vecino del poeta le prestó libros que contribuirían a su formación literaria autodidacta. • Pone a su disposición libros de San Juan de la Cruz, Gabriel Miró, Paul Verlaine y Virgilio entre otros.
Los grandes autores del Siglo de Oro: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca,Garcilaso de la Vega y Luis de Góngora, se convertirán en sus principales maestros.
El “genial epígono”, como lo llamaba Dámaso Alonso, seguiría las huellas de Góngora, Calderón, Garcilaso, Quevedo, Lope de Vega, Neruda y Aleixandre, hasta que descubrió su propia voz poética, siguiendo un curso auténticamente personal.
Junto con un espíritu, sencillo y dócil, y la conciencia de su tosquedad e incultura le despiertan el instinto de imitación, intentando aprender de todos los poetas, principalmente de su gran amigo Ramón Sijé. • Poco a poco, sus poemas ganarán en contención e intensificación.
El 25 de Marzo de 1931, con tan sólo 20 años, obtuvo el primer y único premio literario de su vida, concedido por la Sociedad Artística del Orfeón ilicitano, por un poema de 138 versos llamado “Canto a Valencia”. El tema principal del mismo era el paisaje y las gente del litoral levantino, destacando el mar Mediterráneo, el río Segura y las ciudades de Valencia, Alicante, Murcia y, en mayor medida, Elche.
El nombre del joven Miguel ya había comenzado a conocerse, debido a los poemas que empezó a publicar en el semanario ‘El Pueblo de Orihuela’ y el diario ‘El Día de Alicante’. En una notaría de Orihuela conoce a Josefina Manresa y se enamora de ella.
MIGUEL HERNÁNDEZ VIDA EN MADRID José González Cabrero Guillermo Martínez Conesa
Primer viaje a Madrid Debido a la reputación que logra gracias a las publicaciones en varias revistas y diarios, en diciembre de 1931 viaja a Madrid, buscando consolidarse en la escena, acompañado de unos pocos poemas y recomendaciones. Las revistas literarias La Gaceta Literaria y Estampa le ayudan a buscar empleo, pero no fructifica y se ve obligado a volver a Orihuela.
Pero al menos ha podido tomarle el pulso a los gustos literarios de la capital que le inspiran su libro Perito en lunas (1933), extraordinario ejercicio de lucha tenaz con la palabra y la sintaxis, muestra de una invencible voluntad de estilo. Tras este esfuerzo el poeta ya está forjado y ha logrado hacer de la lengua un instrumento maleable. En Orihuela continúa sus intensas lecturas y sigue escribiendo poesía.
Es el primer libro de poemas del poeta, formado por 42 poemas de octavas reales, perteneciente a la época neogongorina de Miguel de influencia gongorina y vanguardista, caracterizada por su hermetismo. El título provisional de la obra fue “Poliedros”. El poeta, considerado un miembro tardía de la Generación del 27, empleó para oscurecer sus poemas, objetos cotidianos elevados a la categoría de objetos artísticos, con unas metáforas del gusto renacentista y barroco. Así, la poesía se convierte en hermética, difícil de desentrañar. También, observamos la influencia de su formación religiosa, con la cual dota a su poesía de ricas imágenes.
Sus amigos le preparan alguna actuación en público. En el Casino de Orihuela recita y explica su "Elegía media del toro". Otra vez, en abril de 1933, es en Alicante donde interpreta la misma elegía después de una docta charla de Ramón Sijé sobre Perito en lunas. La prensa local se hace eco del acontecimiento literario alimentando en el joven poeta el ansia y sed de celebridad. Por tanto el joven poeta comienza a ser reconocido por su obra aunque esta fama nunca le proporcionó una vida tranquila y cómoda. Siempre tuvo muchos apuros económicos.
Su elemento esencial fue la metáfora gongorina. La estrofa elegida para sus obras, era una muestra de su deuda con Góngora, ya que esta misma estrofa fue usada por el poeta cordobés en sus “Soledades”. Miguel con esta obra no consiguió un gran éxito, como el esperaba, sino todo lo contrario, obtuvo incluso comentarios poco alentadores.
Francisco José Pérez Bolarín. Andrés Sánchez Silvente.
La Palmera Levantina La palmera levantina,la columna que camina.La palmera... la palmera...La palmera levantina,la que otea la marina,la mediterránea era.la que atrapa la primeraráfaga de primaverala primera golondrina.La que araña los lucerosy se ciñe los encajesde las nubes a los zancos datileros.La que brinda sol en grano al verderol.La que se arroja de bruces contra el Sol.El magnífico incensarioque se mece solitario.La palmera... la palmera...Al final de una colina,contra azul extraordinario...¡la palmera levantina! La palmera lo primeroque ve el ojo marinerode los mares de Levante.La palmera la que encunaal arcángel de la luna,¡la palmera de Alicante!Vedla, fina,palpitar en el confín.Vedla, presa, en la retinade Azorín.La palmera... la palmera...Como manos compañeras,al dejar mis anchos vallesy marchar de una mentira bella en pos, como manos,desde fondos de horizontes y colinasme dijeron las palmeraslevantinas,"¡adiós!"
Del ay al ay, por el ay -¡Ay, que me arranca los pechosa pellizcos y a bocados!¡Ay, que me deja sin sangre!¡Ay, que me quiebra los brazos!¡Ay, que mi amor y mi vidase quedan sin leche, exhaustos!¡Ay, que enferma! ¡Ay, que suspira!¡Ay, que me sale contrario!Ay, hijo soy del ay,y ¡adiós!, el aire me dicecuando pasa por mi lado.Ay, hijo soy del ay,sucias rachas tumban todaslas cometas que levanto.Del ay al ay por el ay,del ay al ay por el ay,a un ay eterno he llegado.Del ay al ay, por el ay,vivo en un ay, y en un aymoriré cuando haga caso. Ay!, dirá, solo, mi huerto;¡ay!, llorarán mis hermanos;¡ay!, gritarán mis amigos,con un ay entre los labios.¡Ay, qué angustia! ¡Ay, qué dolorde cielos, mares y campos;de flores, montes y nieves;de ríos, voces y pájaros!Del ay al ay por el ay,a un ay eterno he llegado.Vivo en un ay, y en un ay,vivo en un ay, y en un aymoriré cuando haga caso.En un ay nací: en un ayy en un ay, ¡ay! fui criado.Del ay al ay por el ay,a un ay eterno he llegado.Del ay al ay, por el ay,vivo en un ay, y en un ayy a un ay eterno he llegadodel ay al ay por el ay. Ay, hijo soy del ay,hijo soy del ay, mi hijo,hijo de su padre amargo.Ay, hijo soy del ay,en un ay fui concebidoy en un ay fui engendrado.Del ay al ay por el ay,en un ay puse a mi madreel vientre disparatado:Del ay al ay por el ay,iba la pobre -¡ay, qué peso!-con mi bulto suspirando.-¡Ay, que voy a malparir!¡Ay, que voy a malograrlo!¡Ay, que me apetece esto!¡Ay, que aquello será malo!¡Ay, que me duele la madre!¡Ay, que no puedo llevarlo!¡Ay, que se me rompe él dentro,ay, que él afuera! ¡Ay, que paro!En un ay nací: en un ayy en un ay, ¡ay! fui criado. Del ay al ay por el ay,del ay al ay por el ay,a un ay eterno he llegado.
Me Tiraste Un Limón Y Tan Amargo Me tiraste un limón, y tan amargo,con una mano cálida y tan pura,que no menoscabó su arquitecturay probé su amargura, sin embargo. Con el golpe amarillo, de un letargodulce pasó a una ansiosa calenturami sangre, que sintió la mordedurade una punta de seno duro y largo. Pero al mirarte y verte la sonrisaque te produjo el limonado hecho,a mi voraz malicia tan ajena, se me durmió la sangre en la camisa,y se volvió el poroso y áureo pechouna picuda y deslumbrante pena.
Perito en lunas Toro Octava III ¡A la gloria, a la gloria toreadores! La hora es de mi luna menos cuarto. Émulos imprudentes del lagarto, magnificaos el lomo de colores. Por el arco, contra los picadores, del cuerno, flecha, a dispararme parto. ¡A la gloria, si yo antes no os ancoro, - golfo de arena-, en mis bigotes de oro!
Comentario de texto En este poema el toro le habla al torero y parece decirle que el torero alcanza la fama y el éxito cuando el toro muere. Sobre la expresión taurina la hora de la verdad, construye un juego de palabras basado en el doble sentido de "cuarto": 'cuarto menguante' (referido a "luna", evidente metáfora de los cuernos) y 'cuarto de hora‘ El torero con sus movimientos imitando a un lagarto alrededor de su presa, se enfrenta con valor porque la presa es más grande que él y, sin embargo lo toreará, con las banderillas, la puya y el estoque, su lomo acabará del color de la sangre, color del pelo. Primero el toro será embestido por los picadores y empezará a defender su vida atacando hasta la muerte, si el toro no lo coge (los cuernos son un arco en el que el toro se dispara a sí mismo como una flecha dirigida contra los picadores) cuando sobre la arena caiga muerto empezará la gloria del torero. En los dos últimos versos que clausuran la octava, los cuernos aparecen como ancla con la que el toro amenaza sujetar a la tierra al torero; los dos cuernos, así clavados en el ruedo, semejan un golfo, no de agua, sino de arena. Los "bigotes de oro", por último, aluden al color amarillo de las astas.
Calderón de la Barca despierta su interés. Así, compone el auto “Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras”. Una obra muy avanzada, con un concepto religioso-trascendental del drama procedente de Calderón y unas formas métricas del teatro clásico.
El título de su nueva obra llamada “El Silbo Vulnerado” debe mucho a San Juan de la Cruz y su “Cántico espiritual”. Así, imágenes como “ciervo vulnerado” o “silbo de los aires” dan cuenta de la nueva poesía a la que se enfrenta el poeta.
En este libro el autor da paso a su propia voz poética, cambiando poco a poco la figura de Góngora por la de Quevedo. Es una obra en la cual alberga un neocatolicismo de carácter profético que transforma la poesía en un vehículo ideológico destinado a desarrollar una función moral, pero en la segunda etapa de la obra se produce un cambio en el planteamiento poético e ideológico.
El Gallo Crisis Con sus nuevos amigos trata de vender algunos números de la revista El Gallo Crisis, recién fundada por Ramón Sijé, pero tienen que constatar que ésta no gusta a muchos de sus compañeros poetas. Neruda se lo confiesa abiertamente: "Querido Miguel, siento decirte que no me gusta El Gallo Crisis. Le hallo demasiado olor a iglesia, ahogado en incienso". Ramón Sijé teme perder a su gran amigo para sus ideales neocatólicos, pero pronto tienen que constatar que el ambiente de Madrid puede más que los ecos de la lejana Orihuela. Pablo Neruda insiste en sus ingeniosos sarcasmos anticlericales: "Celebro que no te hayas peleado con El Gallo Crisis pero esto te sobrevendrá a la larga. Tú eres demasiado sano para soportar ese tufo sotánico-satánico". Si Ramón Sijé y los amigos de Orihuela le llevaron a su orientación clasicista, a la poesía religiosa y al teatro sacro, Neruda y Aleixandre lo iniciaron en el surrealismo y le sugirieron, de palabra o con el ejemplo, las formas poéticas revolucionarias y la poesía comprometida, influyendo, sobre todo Neruda y Alberti, en la ideología social y política del joven poeta provinciano. Superada esta crisis, Miguel Hernández es ya un poeta hecho y comienza a crear lo más logrado y genial de su obra.
Josefina Manresa Mujer de Miguel Hernández Biografía y anécdotas Javier García López y Rubén Robles 4ºA