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MAGISTERIO DE LA IGLESIA FRENTE A LA POST-MODERNIDAD. CURSO VIRTUAL DE EDUCACI{ON RELIGIOSA 5° DE SECUNDARIA IEP NIÑO DE BELÉN. ¿Qué es el magisterio de la iglesia?.
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MAGISTERIO DE LA IGLESIA FRENTE A LA POST-MODERNIDAD CURSO VIRTUAL DE EDUCACI{ON RELIGIOSA 5° DE SECUNDARIA IEP NIÑO DE BELÉN
¿Qué es el magisterio de la iglesia? El magisterio de la Iglesia (latín MagisteriumEcclesiae) es la expresión con que la Iglesia Católica se refiere a la función y autoridad de enseñar que tienen el Papa (Magisterio Pontificio) y los obispos que están en comunión con él.
¿Cuántos tipos de magisterio hay Dentro del Magisterio Eclesiástico se distinguen el Magisterio Solemne (o extraordinario) y el Magisterio Ordinario. Según la doctrina católica, el primero es infalible (no puede contener error) e incluye las enseñanzas ex-cathedra de los papas y de los concilios (convocados y presididos por él) y el llamado Magisterio Ordinario y Universal, ambos tratan únicamente sobre cuestiones de Fe y de moral. Lo contenido en el Magisterio Sagrado es irrevocable, es decir, no puede contradecirse ni aún por el Papa o los concilios, quedando fijado para siempre.
¿El ateísmo en el siglo XX y XXI? Con el surgimiento de los estados socialistas, nacidos de la Revolución de octubre, el ateísmo pasó de ser una postura minoritaria a ser una política de Estado (ateísmo de estado). Principalmente en la Unión Soviética, y en los países firmantes del Pacto de Varsovia, el afán del estado por imponer el ateísmo materialista derivado del marxismo fue causa de persecución para las diversas religiones practicadas en esos países. Contrapuestos a estos estados, la mayoría del resto de los países del mundo institucionalizaron la separación de la Iglesia y el Estado, declarando el estado laico, siendo los países árabes la principal excepción. El siglo XX también vio enormes avances en la ciencia, y el ateísmo o el escepticismo se convirtieron en las posiciones más comunes entre los científicos y gente cultivada
Posición de la iglesia frente al ateísmo La Iglesia, aunque rechaza en forma absoluta el ateísmo, reconoce sinceramente que todos los hombres, creyentes y no creyentes, deben colaborar en la edificación de este mundo, en el que viven en común. Esto no puede hacerse sin un prudente y sincero diálogo. Lamenta, pues, la Iglesia la discriminación entre creyentes y no creyentes que algunas autoridades políticas, negando los derechos fundamentales de la persona humana, establecen injustamente. Pide para los creyentes libertad activa para que puedan levantar en este mundo también un templo a Dios. E invita cortésmente a los ateos a que consideren sin prejuicios el Evangelio de Cristo.
La iglesia frente a la globalización ¿Qué es la globalización? Podemos decir que la globalización es el fenómeno por el cual las naciones desarrollan sus relaciones económicas, políticas y culturales sin encontrar las barreras que antes las obstaculizaban, esto gracias principalmente a la financiación de la economía y a los modernos medios de comunicación. Es el fenómeno del tercer milenio', nacido con la caída del muro de Berlín
Posición de la iglesia frente a globalización La Iglesia de frente a la globalización ofrece criterios de discernimiento. Veamos cuales son algunos de ellos: En el documento de 1999, que concluyó los trabajos del Sínodo de América, 'La Iglesia en América', el Papa establecía que en cuanto a la globalización, 'las implicaciones éticas pueden ser positivas o negativas' (n. 20). Observaba que el crecimiento en la eficiencia económica y en la producción puede ofrecer mejores servicios a todos. Pero avisaba de que las consecuencias de la globalización serían negativas si se organizaba sólo para lograr los intereses de los poderosos. Más adelante, Juan Pablo II pidió que se analizase la globalización a la luz de las justicias social (n. 55). Pedía 'una auténtica cultura globalizada de la solidaridad', que coopere tanto en la ayuda a los pobres como en la preservación de los valores de las culturas locales.
El objetivo de toda su actividad en el campo financiero y administrativo debe ser siempre nunca violar la dignidad del hombre y, por esta razón, construir estructuras y sistemas que fomenten la justicia y la solidaridad para el bien de todos'. El crecimiento económico debe incluir también inversiones en persona y en las capacidades creativas de los individuos que son los recursos básicos de la sociedad, afirmaba. Hay necesidad de un diálogo entre fe y cultura, revelación y problemas humanos, de manera que se salvaguarde la dignidad y el crecimiento de la persona humana, concluía el Papa.
¿Qué es el secularismo? El Secularismo es un movimiento de ideas y costumbres, defensor de un humanismo que hace total abstracción de Dios, y que se concentra totalmente en el culto del hacer y del producir, a la vez que embriagado por el consumo y el placer, sin preocuparse por el peligro de 'perder su propia alma', no puede menos que minar el sentido del pecado... Secularización, secularismo y laicismo pueden ser tomadas como sinónimos que se funden y encuentran en su justificación temática en el término común que los comprende: el humanismo sin trascendencia. La secularización se ha convertido en el acontecimiento teológico de nuestro tiempo como en otro tiempo lo fue el ateísmo del que constituye el envés y el efecto al mismo tiempo.
¿Qué opina la iglesia acerca de la manipulación genética? En marzo de 1987, la Santa Sede publicó un documento titulado Donum vitae sobre Bioética, poniendo barreras morales a la manipulación genética. La Iglesia está a favor del hombre y no acepta que se fabriquen hombres en serie para luego destruirlos cuando ya no interesen La iglesia no prohíbe la manipulación genética. Hay cientos de tipos de manipulación genética que llevaron a tener mejores alimentos, a realizar vacunas contra enfermedades o a descubrir sus causas que son aceptados por la Iglesia. La Iglesia no considera ilícito el uso de estos medios, siempre y cuando se respeten la dignidad e integridad física y psicológica del hombre. Ella dice que todo debe hacerse respetando el orden establecido por Dios. La Iglesia respeta al embrión “como una persona humana desde el momento de su concepción”. Ello acarrea una sucesión de prohibiciones: no al diagnóstico prenatal si puede dar lugar a un aborto, no a la mayor parte de las investigaciones y de las terapias sobre el embrión. Se opone también a la clonación, tanto reproductiva como terapéutica, por considerarla una violación del principio de la unicidad de la persona y del sacrosanto vínculo entre sexualidad y procreación.